El maíz es un cultivo muy antiguo, de unos 6.500 años que se originó en la región central de México a través de la fusión de plantas que crecían en forma silvestre. Europa lo descubrió y lo celebró recién en el 1500 y revolucionó la dieta en Occidente. Por cierto, el maíz está presente en múltiples sectores, desde la ganadería vacuna, aviar y porcina, la industria láctea, gaseosas y hasta en los biocombustibles. De allí que su cotización sea seguida con mucha atención entre los privados y los despachos oficiales. Con un salto que más que duplica su precio, de US$ 130 a US$ 299,6 la tonelada el último año, tiene un impacto decisivo en pollos y huevos, en lácteos y está cambiando la manera de producir carne: los vacunos abandonan los corrales del feedlot para pastar a campo.
De acuerdo al analista Pablo Adreani, esos precios van a seguir por un tiempo. “Nunca vi algo así. La sequía en el cinturón maicero y sojero de Estados Unidos y en el centro de Brasil, anticipa una fuerte merma en las siembras y posteriores cosechas de los dos principales productores mundiales. Los pronósticos de lluvia en ambos países son muy moderados”, sentenció al añadir que la demanda global de alimentos está muy firme.
Según el consultor Víctor Tonelli estos precios del maíz hacen insostenible alimentar el ganado con el grano y por eso se opta por las pasturas, lo que implica un mayor tiempo de engorde de los animales, unos dos a tres meses más en los campos para completar los kilos. Tonelli relaciona el alza del precio en las carnicerías con este fenómeno. Apuesta a que en unos meses aparecerá la oferta de los animales que están a campo.
“Todo el oxígeno que se había tomado se está perdiendo, con un maíz en estas cotizaciones. A los que ya tenemos los silos de picado de maíz y el ciclo en marcha nos pone un freno enorme, no hay número que cierre, no es viable hoy tener el animal a corral”, dice nada menos que Juan Eiras, presidente de la cámara de Feedlot. “Todo el sector ganadero está en etapa de reacción, suplementar con granos a estas cotizaciones es carísimo. Cualquier lugar donde se destinen los animales será mejor que el corral. Las cuentas no dan”, insistió.
Consultado acerca de si este cambio pone en peligro las exportaciones de carne, Tonelli lo negó de plano. Y acotó: recuerden que los exportadores reciben un dólar de $85 versus los $ 150 en que cotizan los dólares libres.
En cuanto a la industria avícola, el maíz en el precio de venta mayorista del pollo, representa el 21 al 23%. El complejo soja (poroto desactivado, harina, aceite, expeller) representa 17 a 18%. “Cada sacudida en el precio va directo al consumidor, además con el alza del maíz se acortaron los plazos de pago y eso es lo que se está viendo en las carnicerías”, resaltaron en una líder que solicitó no ser mencionada.
Los tambos suplementan la vaca lechera con un 70% de maíz que les da energía y un 30% con soja que les da proteína a lo que se agrega alguna base de fibra. “La situación ha empeorado brutalmente en el último año. Cuando años atrás comprábamos más de 1,3 kilos de maíz con 1 litro de leche, ahora nuestro poder de compra de insumos se redujo a más de la mitad. Por otra parte si los forrajes eran un tercio del gasto de un tambo ahora son 50%. Todo sin analizar la soja que es el otro gran insumo”, contó Guillermo Draletti, productor lechero.
Mientras tanto los mercados de granos esperan con ansiedad el pronóstico y las proyecciones globales del Usda, el siempre certero departamento de Agricultura de Estados Unidos que se conocerá el próximo 12. Pero para Adreani los fondos especulativos están anticipando que es difícil revertir la escasa humedad del suelo tanto en EE.UU. como en Brasil y sus posiciones marcan una firme tendencia alcista.
“Brasil sembró esperando lluvias que no vinieron. Es un escenario impensado”, insistió Adreani.
En la Argentina es una gran noticia del lado del ingreso de dólares por las exportaciones. La otra cara son los precios domésticos de los alimentos que amenazan seguir desbocados.
Fuente Clarin