José Victor Gutiérrez (41) no es un gran narcotraficante. Tampoco el jefe de una banda ni un comisario poderoso. “Primo” o “Negro”, como se lo conoce, es un “informante policial”… pero no uno cualquiera.
Su tarea consistía en entregar narcotraficantes a sus amigos de la Policia Bonaerense. Y en este trabajo era multifacético: o bien podía participar de la extorsión policial (“me pagas y no te armo la causa”) o bien era el encargado de tomar parte de la mercadería secuestrada (marihuana y cocaína) y contactarse con bandas rivales para venderle la droga a un precio tentador.
En la última década “Primo” trabajó codo a codo con los agentes de la Delegación Antinarcóticos de San Martín y luego mudó sus habilidades a la Delegación Antidrogas de San Isidro de la Policia Bonaerense.
A veces él mismo se ponía un chaleco oficial y participaba en los operativos como uno más de la brigada.
Gutiérrez no es un pez gordo, pero sí es alguien sabe mucho de cómo la Bonaerense arma causas para beneficio propio. Por eso es uno de los principales prófugos de una causa que -desde que explotó a mediados del 2020- viene sacudiendo los tribunales de San Isidro.
Los policias para los que trabajaba “Primo” son los mismos que la Jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado y el fiscal Fernando Domínguez señalan como responsables de un mecanismo de armado de causas, robo de droga y hasta crímenes.
Muchos de ellos ya están presos pero no ocurre lo mismo con los funcionarios judiciales apuntados como sus líderes y encubridores. Por un lado el fiscal de San Isidro Claudio Scapolan (50) declaró en indagatoria el 4 de marzo pasado, tras cinco postergaciones, pero sigue libre gracias a sus fueros.
Aunque el pasado 18 de marzo el fiscal Dominguez solicitó su procesamiento como jefe de la banda, Arroyo Salgado aun no resolvió. En la investigación del fiscal los secretarios de Scapolan, Gustavo Sanvitale y Maximiliano Jarich, aparecen como sus principales laderos.
Por eso en el dictamen contra Scapolan -de 556 páginas- Domínguez aporta datos con el fin de revertir la “falta de mérito” dictada por la Cámara Federal de San Martín a favor de los dos auxiliares letrados, que por eso fueron excarcelados.
Por lo pronto los dos secretarios volvieron a la carga y se repartieron las tareas: el pasado 22 de abril uno recusó al fiscal Domínguez y otro a la jueza Arroyo Salgado. El argumento: parcialidad.
El papel de “Primo”
Los memoriosos recuerdan que la primera aparición importante de Gutiérrez fue allá por 2011 en una causa conocida como “Pacheco”, que habia sido “trabajada” por la Delegación Antidrogas de San Martín.
Allí Gutiérrez actuó de testigo falso para su amigo, el policía Oscar Antonio Caviglia, quien años más tarde -como subcomisario de la Delegación Drogas Ilícitas de San Isidro- se lo llevaría a trabajar con él a otra jurisdicción, la que era controlada por fiscal Claudio Scapolan.
El dudoso papel de los policías en general, y de Gutiérrez en particular, hizo que el abogado de Karina Pacheco, Damian Odetti (hoy querellante en el caso Scapolan) los denunciara.
Como elemento de prueba, Odetti presentó una grabación casera hecha por los Pacheco en la que se escuchaba cómo los policias le pedían 50 mil pesos por sacarle la droga de encima y cerrar todo como “tenencia para consumo personal”.
Karina Pacheco fue sobreseída (el caso nunca llegó a juicio) y los policías denunciados firmaron un juicio abreviado ante el Tribunal Oral Federal 3 de San Martín. Les impusieron una pena menor pero al menos tuvieron que admitir el delito.
El fiscal de San Isidro Claudio Scapolan, acusado de liderar una asociación ilícita que armaba causas vinculadas al narcotráfico.
En cuanto a Gutiérrez, volvió a aparecer en la causa conocida como “Bustamante”, un expediente que abarcaba los allanamientos a cuatro supuestos “narcos” sospechosos.
En ese expediente Gutiérrez no aparecía en ningún acta pero fue llamado a declarar como testigo en el juicio oral porque trascendió su participación. La causa la anuló finalmente el el TOF 5 de San Martín porque los jueces consideraron que “Primo” no sólo había estado en los operativos (sin ser policía) sino que incluso él había hecho todo el trabajo.
Al acusar al fiscal Scapolan, Dominguez retomó este caso y descubrió que el papel de “Primo” había sido fundamental: había tomado la droga de los allanamientos que habían dado “positivo” para plantarla en los que habían dado “negativo”. El motivo: tener con qué extorsionar a los narcos para conseguir dinero de ellos.
Finalmente en el juzgado federal 2 de San Martín, a cargo de la jueza Alicia Vence, se inició la causa Gil, para investigar los actos de corrupción de los policías bajo la hipótesis de que habían montado una verdadera empresa ilegal desvalijando narcos, sacándoles plata con amenazas y vendiendo su droga a otros actores del mercado narco.
El expediente Gil ahora se convirtió en central en la causa Scapolan. Escuchas y testimonios de arrepentidos complican a la pata judicial de la organización. Entre los arrepentidos está Gutiérrez y también el policía Gabriel Cabral, subteniente de la Delegación Drogas Ilícitas de San Isidro.
Escucha y arreglos
Tal vez la escucha telefónica más clara que grafica el negocio policial y judicial es la que, en diciembre de 2014, le tomaron a “Primo” hablando con el narco Ceferino Benítez, al que le ofrece la droga secuestrada en un allanamiento en el mismo momento en el que Gutiérrez está con la policía en ese operativo.
Ese audio no sólo sirvió en la causa contra Benítez sino también en la causa Gil contra la banda de policías.
-Primo: ¿Qué haces viejo, por qué no tenés el teléfono prendido?
-Ceferino: No sé, se me apagó. Tengo los dos teléfonos apagados. Ahora lo prendí.
-Primo: Escuchame, ahí hicimos un laburo con la gente y tengo siete kilos de la verde. ¿Te sirve?
-Ceferino: Sí, sí.
-Primo: Te lo dejo a tres, ¿te sirve?
-Ceferino: Sí, sí sí. pero no es el mismo, como el otro ¿no?
-Primo: No no, el mejor, el mejor. Te lo dejo a tres lucas, ¿te sirve?
La causa Gil fue una caja de Pandora. Para empezar se descubrió que el 70% de los CD’s de escuchas tomadas por la AFI se perdieron. Y no es de extrañar porque los iban a buscar a la agencia de inteligencia policías de la propia Bonaerense. Al resto de los CD’s, el otro 30%, nadie los escucho: hasta que arrancó la causa Scapolan.
El 21 de mayo de 2018 Gutiérrez terminó condenado en la causa Gil por el TOF 2 de San Martín. Le dieron una pena menor (tres años de prisión en suspenso) por ser miembro de una asociación ilícita integrada por policías.
La sacó barata porque sus testimonios como arrepentido lo favorecieron. Tal vez creyó que ahi quedaba la cosa. Salió en libertad casi de inmediato y se le perdió el rastro.
Ahora lo buscan en el marco de la causa Scapolan. Pero ese expediente viene picando más alto que los anteriores. Tal vez por eso “Primo” prefiere mantenerse escondido.
GL
Fuente Clarin