(Madrid-Enviado Especial) La periodista española promediaba la pregunta, dirigida al presidente Pedro Sánchez, cuando Alberto Fernández miró hacia la comitiva de la prensa argentina, a su derecha, se encogió de hombros y soltó una sonrisa irónica.
La respuesta del mandatario español, al que la administración de la pandemia casi le cuesta la coalición de gobierno, sonó a la medida de Fernández. “Le pido coherencia a la oposición”, subrayó Sánchez. Y abundó: “El estado de alarma es el pasado”.
Como dos espejos, y con un margen temporal de un par de semanas, Sánchez se enfrenta en España a una decisión del Tribunal Supremo que podría traerle un tropiezo político y jurídico similar al que la Corte Suprema le propinó con la inconstitucionalidad del DNU que falló contra la suspensión de clases en la ciudad de Buenos Aires, una resolución a la medida de Horacio Rodríguez Larreta.
En España, el Tribunal Supremo deberá decidir en los próximos días si faculta a los gobiernos autónomos a aplicar de nuevo el toque de queda -como piden algunos por la situación sanitaria en torno al coronavirus-, o si, por el contrario, pide una prórroga del estado de alarma como paraguas para esa medida nocturna que venció el fin de semana, que había sido votada por el Parlamento por seis meses y que obliga a Sánchez a ponerse de nuevo en el centro de la toma de decisiones.
El español dice que cada jurisdicción tiene herramientas legales para hacerle frente al virus.
Esa votación, reñida, aseguran aquí en Madrid, hizo que Sánchez tuviera que salir a la caza de votos: una decisión que, agregan, casi hiere de muerte a la coalición de gobierno.
El rey Felipe recibió al presidente Alberto Fernández en el Palacio de la Zarzuela, en Madrid, antes de la reunión con PEdro Sánchez. Foto EFE.
“Las comunidades autónomas tienen amplios instrumentos para hacerle frente a la pandemia. El estado de alarma es el pasado. Hay que mirar al futuro. Y el futuro se llama vacunación y vacunación. Estamos a 99 días de lograr la inmunidad de grupo”, explicó el mandatario local ante la requisitoria periodística, que consultó sobre su decisión en caso de que el máximo tribunal judicial del país le dé un revés similar al que recibió Fernández de parte de la Corte.
Acuciado por la crisis sanitaria durante el año pasado, que lo obligó a implementar el estado de alarma y a negociar con las comunidades las restricciones nocturnas, el mandatario español está ahora aferrado a una política abiertamente aperturista, impulsado, en buena medida, por la necesidad de atracción del turismo. Pero contrariamente hay autoridades municipales que le piden, de nuevo, mayores medidas. Es lo que no quiere el jefe de Estado. Volver al Parlamento y tener que negociar con la oposición. Es a lo que teme que podría obligarlo la Justicia.
En Argentina, Fernández, enfrenta un dilema similar con Juntos por el Cambio, después del revés de la Corte, en el Congreso. Aunque en los hechos tiene matices diferentes a la situación de España. El Presidente quiere mayores poderes para decidir más cierres en determinadas zonas y algunos sectores quieren mayor autonomía para mantener las aperturas. Este lunes, la Casa Rosada envió al Senado el proyecto de ley que, según la oposición, le otorga “superpoderes” para administrar la pandemia.
El año pasado, el Presidente y Rodríguez Larreta habían negociado las medidas hasta que el vínculo se quebró. Fernández sonrió de cara a los periodistas argentinos porque las tensiones internas de España le hicieron recordar sus propios problemas domésticos que, hasta ahora, había tratado de olvidar en su gira europea.
El presidente Alberto Fernández junto a su pareja Fabiola Yáñez. Foto Cezaro de Luca.
En la medianoche del sábado, España le puso fin al estado de alarma. En Madrid, miles de jóvenes salieron a los balcones a festejar la culminación del toque de queda. Y se reunieron en los principales parques. Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la comunidad autónoma de la capital española, es una férrea impulsora de las “libertades”.
Al viernes, el informe oficial del Ministerio de Salud de este país había contabilizado 78.895 muertes por coronavirus. Ochenta y seis son las muertes diarias promedio, en las últimas 24 horas hubo solo 1.349 nuevos contagios, en un país de casi 50 millones de habitantes, y se inmunizó al 13% de la población con una dosis, y al 5% con dos dosis.
Fuente Clarin