La economía empezó a sentir en abril el viento de cola impulsado por la mejora de algunas variables internas y un escenario internacional más favorable. Así se desprende de un informe del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) en el que el Índice de Condiciones Financieras (ICF) subió 21 puntos para ubicarse en -39,9, el mejor valor en ocho meses.
Dicho indicador, elaborado junto a la consultora Econviews, muestra que a nivel local hubo una mejora por sexto mes consecutivo debido a la menor inflación esperada en abril (cerca del 4% frente al 4,8% de marzo), el crecimiento de los depósitos y el acortamiento de la brecha cambiaria, que en las últimas semanas se redujo del 70% al 68%.
“Las condiciones externas mejoraron y las internas también porque la tasa de inflación no va a ser tan alta, los depósitos crecieron con bastante fuerza y la liquidez de los bancos aumentó frente al crecimiento más lento de los créditos, objetivamente estamos más líquidos”, explicó a Clarín el jefe economista del IAEF, Alfredo Gutiérrez Girault.
De esa manera, el subíndice de condiciones locales subió 6 puntos y se ubicó en -70. Una cifra aún en zona de stress por el retroceso del Merval en pesos constantes y del riesgo país. Tampoco ayudó el “riesgo de legislación”, que aumentó la distancia entre los rendimientos de bonos ley argentina versus ley extranjera.
En el plano externo, la baja en la volatilidad de las acciones de EE.UU fue un factor positivo en abril y la expansión monetaria de la FED favoreció inversiones en emergentes.
El otro dato alentador fue la suba del 10% de la soja en un mes (este martes supera los US$ 600) por la mayor demanda china, menores expectativas de cosecha mundial y el apetito por los commodities.
Todo esto impactó en el subíndice de condiciones externas con un incremento de 15 puntos para llegar a 30.8 y consolidarse en la zona de confort. Según el IAEF, la Argentina siempre creció en forma sostenida cuando se dio ese escenario en forma prolongada y este año el rebote está prácticamente asegurado por el arrastre estadístico, aunque el viento de cola va a ayudar.
“Este viento de cola fue más abrupto (que el del 2008-2012), todavía el precio de la soja está unos US$ 156 por debajo de los máximos de aquella época, pero son valores espectaculares”, dijo Gutiérrez Girault. “Argentina influye en el volumen de producción, vemos que la cosecha local cayó un 8%, pero el mayor precio cubre el efecto caída en las cantidades”, agregó.
Así, aunque la economía local no puede aprovechar la bonanza financiera porque el cierre del mercado de capitales hasta tanto llegue a un acuerdo con el FMI y el Club de París, los precios de las materias primas permitieron el ingreso de divisas por US$ 10.000 millones y un mayor margen para controlar el mercado cambiario.
Por otra parte, el informe destacó como una señal “interesante” la colocación de deuda bajo ley extranjera por parte de la petrolera PAE, que el mes pasado recibió US$ 300 millones por una Obligación Negociable. “Posiblemente el viento de cola sea uno de los factores. En la medida que este viento favorable continúe, se puede pensar en mejores escenarios para el 2022”, dijo el instituto.
En la misma línea, Santiago López Alfaro destacó que “es muy bueno para el país un contexto con commodites a precios elevados, tasas bajas, el mundo saliendo de la pandemia y la región creciendo, con Brasil“. Y a nivel local, dijo el presidente de Patente Valores, “la mejora en la actividad, la recaudación y el refinanciamiento de la deuda local va a hacer que los números monetarios no sean tan malos”.
NE
Fuente Clarin