La Superintendencia de Servicios de Salud (SSS) es un organismo oficial, autárquico del Gobierno Nacional pero dependiente del Ministerio de Salud, que la enorme mayoría de la sociedad desconoce por completo.
En este 2021 manejará un presupuesto de más de 37 mil millones de pesos. Quiénes sí saben todo sobre la SSS son los líderes los sindicatos peronistas más poderosos de la Argentina: los secretarios generales de la Central General de Trabajadores (CGT). Hablar con ellos sobre la SSS es escuchar a lo más parecido a lo que serían estudiosos de la academia universitaria o científicos dedicados a informarse y analizar cada detalle de esta dependencia de la burocracia estatal.
Ocurre que la SSS es el ente que controla el funcionamiento y paga las prestaciones medicinales de las obras sociales de los gremios, y regula el trabajo de las empresas de medicina prepaga, cuyos directivos también son especialistas en “La Super”.
Es decir, casi todo el sistema crucial para el funcionamiento del sistema sanitario y más en años de pandemia, depende de las resoluciones de la SSS. La semana que pasó, ese hábitat que reparte miles millones de pesos a los sindicatos y las prepagas sumó a nuevos interesados en tener un rol preponderante en su funcionamiento. Es la agrupación oficialista La Cámpora, que lidera el jefe de bloque de diputados del Frente de Todos, Máximo Kirchner.
Según fuentes del oficialismo, de la CGT, y del sistema privado de salud, el diputado Kirchner, o un delegado suyo en su nombre, le exigió a la Casa Rosada que se designen a cuatro de sus militantes en gerencias clave de la SSS. La avanzada de La Cámpora sobre la SSS generó un fuerte debate en la CGT. Incluso se organizó un plan resistencia contra los “camporistas”.
El Gobierno aun no definió si cumplirá con los deseos de la agrupación de Kirchner, que siempre se cumplen cuando son presentados al Gobierno nacional a modo de sugerencia de muy difícil rechazo.
Otra nueva disputa dentro del PJ que forma la cada vez más disfuncional coalición de gobierno acaba de iniciarse. El enojo de la CGT con esta novedad es mayoritario. Y la preocupación, o tal vez un sentimiento más cercano a la resignación, invade también a los directivos de las prepagas privadas de la salud.
Andrés Rodríguez, Gerardo Martínez y Héctor Daer. en una reunión del Consejo Directivo de la CGT.
La alarma entre los controlados por la SSS aumenta si se recuerda que, a fines del año pasado, la vicepresidenta dejó trascender que su equipo tenía un plan para “estatizar” el sistema de salud de las obras sociales y también de las prepagas. Ese proyecto fue descartado. Pero con el oficialismo nunca se sabe. Lo que se negó podría confirmarse, y lo confirmado podría recalcularse.
La CGT ya pidió reuniones de urgencia con el propio presidente Alberto Fernández para intentar frenar la reconfiguración de la SSS, para colmo, con dirigentes considerados como “adversarios” por los gremialistas del más ortodoxo peronismo.
LA SSS reparte entre las obras sociales de la CGT miles de millones de pesos por sus contraprestaciones sanitarias. La deuda del organismo con los gremios es multimillonaria.
Y al mismo tiempo regula la suba de los precios de las prepagas. Los dueños de esas empresas reclaman hace meses que se les permita aumentar alrededor de 40 por ciento de su recaudación a través de las cuotas de sus clientes debido a la inflación y a los altos costos que genera el tratamiento en sus clínicas para enfermos del Covid-19.
La SSS tiene un nuevo titular asumido hace pocas semanas. Se llama Juan López. Lo eligió el presidente Alberto Fernández tras una reunión con los líderes de la CGT que postulaban a otro dirigente que consideran “propio” para ocupar ese puesto, el actual gerente general de la SSS, David Arauchan. López es un político con muchos vínculos, entre otros con el ex ministro de Salud, Ginés González García.
Según fuente que tratan casi a diario con López, él nunca imaginó que el organigrama de la SSS podría cambiar, y menos aún que sería La Cámpora la que le pidiese ocupar como mínimo cuatro gerencias fundamentales de su organismo.
Fuentes oficiales que ocupan cargos de envergadura en el esquema oficialista, y cuatro secretarios generales de la CGT le confirmaron a Clarín que La Cámpora intenta avanzar en la SSS.
El supuesto acuerdo que la CGT habría sellado con la Presidencia es que el organigrama de ese organismo no se modificaría.
Lo mismo pensaba López.
En la misma reunión de varios de los secretarios generales de la CGT con Fernández se les habría prometido que el Estado, a través de la SSS, les pagaría a sus sindicatos 11 mil millones de pesos para prestaciones médicas que se le brindan a discapacitados. Pero la deuda con los gremios es mayor: la SSS debería repartir 2 millones de pesos por mes al sistema solo de obras sociales de la CGT, pero estaría pagando mil millones mensuales.
Los amigos del superintendente López aseguran que cuando le avisaron desde la Casa Rosada que La Cámpora pedía incorporar a cuatro de sus dirigentes para transformarlos en gerentes de la SSS hasta pensó en renunciar a su puesto a pesar de que acaba de asumir. Pero serían solo broncas del momento. No sucederá.
Clarín supo por fuentes gremiales, que conocen toda la trastienda de esta historia porque hace años lidian con los flujos multimillonarios que les envía con retrasos la SSS, que las gerencias que pidió la agrupación de Kirchner serían la de “Control Prestacional”; la de “Sistemas”; la de “Atención al Usuario” y la de “Delegaciones”.
De por sí, esos nombres de gerencias no dicen demasiado.
Pero en rigor son esenciales para involucrarse en el funcionamiento de la “Super” y además son determinantes para conocer los secretos del organismo y los sectores que regula. Esos secretos podrían ser además fundamentales para aventurarse y averiguar aun más los detalles del trabajo interno de las obras sociales de la CGT, de las prepagas privadas y el PAMI. La obra social de los jubilados está liderada por otra militante de La Cámpora, Luana Volnovich.
Los nombres propuestos para esos cargos de la SSS por La Cámpora serían, en realidad, seis en total, Pero cuatro terminarían consiguiendo su puesto si es que finalmente esta avanzada se oficializa.
Entre otros postulantes se encontrarían Leonardo Verna, actual vicepresidente de la obra social de empleados de la gobernación de Buenos Aires, IOMA; Federico Paruelo, hoy con rol preponderante en el gabinete del viceministro de Salud bonaerense de Nicolás Kreplak y también con cargo en IOMA; Franco Mársico, de 28 años, licenciando en ciencias biológicas y becario del CONICET, y Martin Maggio, supervisor del plan médico NACER, director de salud de la Universidad de Gualeguaychú y subsecretario de salud de ese municipio.
¿Cuál es el rol que cumplen las gerencias pedidas por La Cámpora en la Superintendencia de Servicios de Salud?
La dedicada a “Control Prestacional” tiene como función la de analizar todas las prestaciones médicas de las obras sociales sindicales, y también de las prepagas. De acuerdo a sus conclusiones podría sancionar o atrasar pagos que el Estado está comprometido a realizar a esos prestadores de acuerdo a las enfermedades con las que cuidan la salud de sus afiliados o clientes.
La “Gerencia de Sistemas” es la que maneja todo la recopilación de legajos de los usuarios del sistema sanitario. Además de estar a cargo de la “seguridad” de los archivos digitales del ente. El jefe de “Sistemas” tiene acceso, por ejemplo, a los datos de los 15 millones de usuarios de las obras sociales y de los cinco millones de jubilados que se atienden por PAMI.
La “Gerencia de Atención al Usuario” es la que tiene relación directa con las denuncias que hacen los afiliados a los gremios y sus obras sociales; y lo mismo con los clientes de las prepagas.
El punto débil del sistema sanitario si trabaja mal.
La “Gerencia de Delegaciones” es la que expande por el país a las diferentes sedes de la SSS en las provincias o distritos. En resumen: otorga gran poder territorial.
Éste último cargo está hoy ocupado por un dirigente cercano a Sergio Massa. Si la avanzada de La Cámpora se concreta, esa gerencia no se tocaría. Massa es aliado de Kirchner.
Los funcionarios de la Casa Rosada consultados por este nuevo potencial conflicto con la CGT, que hasta ahora se mantuvo unida y apoya las políticas del Gobierno, minimizaron el impacto de la noticia que sacudió a los gremialistas y a los empresarios de la salud que se quejan porque debido al aumento de precios y sueldos de sus empleados podrían entrar en rojo financiero en plena pandemia.
La versión oficial ratifica que en los últimos días se planteó un reemplazo de nombres en la SSS, pero se asegura que no solo no se concretaron si no que también son postulantes a manejar áreas sin demasiada influencia en la estructura interna del ente.
La misma versión dejó trascender a Clarín uno de los gremialistas con mayor sintonía política con el Presidente.
El resto de sus compañeros de la CGT entraron en estado deliberativo. Lo mismo que los empresario de las prepagas que reclaman aumentos para poder seguir brindado el servicio a sus clientes tal como hasta ahora, amenazando con un posible colapso financiero si no se escuchan sus plegarias.
El propio Fernández se estaría ocupando de este tema.
La CGT podría volver a reunirse con el Presidente el próximo sábado.
La Cámpora avanza. O lo intenta. No suele aceptar fácil una derrota.
Fuente Clarin