Aunque la pandemia perturbó la vida familiar en todo Estados Unidos desde que se instaló en la primavera de 2020, algunos padres están agradecidos por una consecuencia: ahora optan por educar a sus hijos en casa, incluso cuando las escuelas planifican reanudar las clases presenciales.
Las razones específicas varían ampliamente. Algunas familias que hablaron con The Associated Press tienen hijos con necesidades educativas especiales; otras buscan un plan de estudios basado en la fe o dicen que sus escuelas locales son defectuosas.
El denominador común: probaron la educación en casa de forma temporal y la encontraron beneficiosa para sus hijos.
“Este es uno de los aspectos positivos de la pandemia: no creo que hubiéramos optado por la educación en casa a no ser por la pandemia”, afirma Danielle King, de Randolph (Vermont), cuya hija Zoë, de 7 años, mejoró mucho gracias a la enseñanza flexible e individualizada.
Su plan de estudios incluye literatura, anatomía e incluso arqueología, amenizada con excursiones al aire libre en busca de fósiles.
El living de la familia Osgood, en Fairfax, Vermont, se convirtió en parte en un aula para los dos hijos de la familia, de 7 y 12 años. Foto: AP
Aumento notable
El aumento fue confirmado por la Oficina del Censo de EE.UU., que informó en marzo que la tasa de hogares que educan a sus hijos en casa aumentó hasta el 11% en septiembre de 2020, duplicando con creces el 5,4% de sólo seis meses antes.
Los hogares de familias negras experimentaron el mayor crecimiento; su tasa de educación en casa pasó del 3,3% en la primavera de 2020 al 16,1% en otoño.
Los padres de uno de esos hogares, Arlena y Robert Brown, de Austin (Texas), tenían tres hijos en la escuela primaria cuando se inició la pandemia.
Después de experimentar con el aprendizaje virtual, la pareja optó por probar la educación en casa con un plan de estudios de orientación católica, brindado por Seton Home Study School, que atiende a unos 16.000 estudiantes en todo el país.
Los Brown piensan seguir educando a sus hijos en casa el año que viene, agradecidos de poder adaptar el plan de estudios a sus necesidades específicas.
Jennifer Osgood ayuda a sus hijos con las tareas, en la cocina de su casa en Fairfax, Vermont. Foto: AP
Religión y necesidades especiales
A Jacoby, de 11 años, le diagnosticaron narcolepsia y a veces necesita dormir una siesta durante el día; Riley, de 10 años, fue evaluada como superdotada académicamente; Felicity, de 9 años, tiene un problema de aprendizaje.
“No quería que mis hijos se convirtieran en una estadística y no alcanzaran todo su potencial”, dice Robert Brown, ex profesor que ahora se dedica a la consultoría. “Y queríamos que tuvieran una comprensión muy sólida de su fe”, agregó.
Arlena Brown, que dio a luz a su cuarto hijo hace 10 meses, trabajaba como maestra de preescolar antes de la pandemia. La educación en casa, dice, fue una aventura gratificante.
“Al principio, el mayor desafío fue desescolarizarnos y entender que la educación en casa tiene mucha libertad”, dice. “Podemos ir tan rápido o tan lento como sea necesario”.
Discriminación en la escuela
La raza tuvo un papel clave en la decisión de otra familia afroamericana de educar a su hijo Dorian, de 12 años, en casa.
Angela Valentine dijo que era frecuente que Dorian fuera el único estudiante negro en sus clases en una escuela pública de los suburbios de Chicago, y que a veces, era tratado injustamente por los administradores, además de estar sorprendido cuando otros chicos dejaban de jugar con él.
Cuando la pandemia remitió, la familia decidió mantener a Dorian en casa y enseñarle allí, utilizando un plan de estudios de National Black Home Educators, que ofrece contenidos para cada materia académica, relacionados con la historia y la cultura afroamericana.
“Sentí el peso de hacer el cambio, de asegurarnos de que estamos tomando las decisiones correctas”, dijo Valentine.
“Aunque hasta que no nos sintamos realmente cómodos con su entorno de aprendizaje, seguiremos en este viaje de educación en casa”, agregó.
Charmaine Williams, que vive en Baldwin, un suburbio de St Louis, también utiliza el plan de estudios de National Black Home Educators para educar en casa a sus hijos, Justin, de 10 años, y Janel, de 6.
Williams comentó que ella y su marido intentaron educar a Justin en casa dos veces, después de que las autoridades escolares se quejaran de su comportamiento.
Ahora, con el nuevo plan de estudios y la red de apoyo que lo acompaña, se sienten más seguros de elegirlo como una opción a largo plazo.
Muchas familias en Estados Unidos prefieren que sus hijos se eduquen en casa. Foto: AP
“En la escuela, los chicos tienen que seguir un determinado patrón, y hay acoso, menosprecio, en comparación con estar en casa, donde son libres de ser ellos mismos”, dijo Williams.
“Ya no hay vuelta atrás para nosotros”, agregó. “La pandemia fue una bendición: una oportunidad para hacernos cargo de la educación de nuestros hijos“, opinó.
Joyce Burges, cofundadora y directora de programas de National Black Home Educators, dijo que la organización, que tiene 21 años, contaba con unos 5.000 miembros antes de la pandemia y ahora tiene más de 35.000.
Muchas de las familias nuevas experimentaron dificultades, como la falta de acceso a Internet, que limitó la capacidad de sus hijos para beneficiarse del aprendizaje virtual durante la pandemia, dijo Burges.
“Llegaron a no confiar en nada más que en sus propios hogares, y en que sus hijos estuvieran con ellos”, dijo. “Ahora están viendo el futuro, viendo lo que sus hijos pueden hacer”.
Padres y maestros
Para algunas familias, las necesidades especiales de sus hijos influyeron en el cambio a la educación en casa. Es el caso de Jennifer Osgood, de Fairfax (Vermont), cuya hija Lily, de 7 años, tiene síndrome de Down.
Tras observar los progresos de Lily en lectura y aritmética mientras estaba en casa durante la pandemia, Osgood está convencida de que la educación en casa es la mejor opción para ella de cara al futuro.
Lily Osgood, de 7 años, tiene síndrome de Down. Su familia considera que en casa aprende más que en el colegio. Foto: AP
Tomó la misma decisión para su hijo Noah, de 12 años, al que no le gustaron las clases a distancia que ofrecía su colegio público en la primavera de 2020, y realizó la educación en casa durante el curso escolar 2020-21. Le fue tan bien que quieren seguir al menos unos años más.
“Me dijo que estaba aprendiendo mucho más en casa que en la escuela”, recuerda Osgood. “Me dijo: ‘La escuela es tan caótica; no conseguimos hacer mucho en ninguna clase en particular. Aquí, me siento, me dices lo que tengo que hacer, y minutos después ya terminé'”.
Heather Pray, de Phoenix, Maryland, dice que la educación en casa ha sido un gran éxito para su hijo Jackson, de 7 años, que tiene autismo.
La familia hizo el cambio porque Jackson tenía problemas con el aprendizaje virtual que su escuela ofrecía durante la pandemia.
“A mi hijo le fue muy bien (con la educación en casa), incluso con sólo dos horas de trabajo escolar al día”, dijo Pray. “Lo anoté en clases de piano y le enseñé a leer”.
Pray también educa en casa a su hija, Hayley, que va a cursar 7º grado y asistía a una escuela cristiana.
“No tenía ni idea de cómo iba a salir esto, simplemente me lancé”, dijo Pray. “Sentí que Dios me llevaba de la mano”.
La familia González de Appomattox, Virginia -que son católicos devotos- optó por educar en casa a sus tres hijos, de 9, 13 y 15 años, después de que su escuela católica en Lynchburg cerrara en 2020 debido a la disminución de la matrícula.
Utilizan el plan de estudios centrado en el catolicismo de Seton Home Study School, que Jennifer González, la mamá de los niños, describe como riguroso pero bien organizado.
“Mis hijos han sobresalido”, dijo. “Podemos estar en casa y estar juntos”.
Fuente: The Associated Press
CB
Fuente Clarin