La pandemia consiguió un objetivo que los gobiernos buscan desde hace años con políticas de “mano dura”, garantistas, represivas o permisivas: reducir el número global de delitos en territorio bonaerense. En 2020, como secuela de las restricciones y las cuarentenas, las denuncias por episodios penales bajaron un 15% con relación al año anterior.
Sin embargo, el registro muestra que hubo un efecto contraindicado: aumentaron un 25% los delitos por violencia doméstica y un 18% las estafas, subidas a la oleada de delitos informáticos y derivados del robo por métodos digitales.
Puesto en números que aporta todos los años el departamento de Estadísticas de la Procuración General de la Suprema Corte bonaerense: en 2020, atravesado por dos meses de encierro casi total de la población y otros cuatro con distanciamiento o aislamiento social, las fiscalías de la Provincia recibieron poco más de 786.000 denuncias por hechos que están encuadrados en los tópicos que restringe el Código Penal. Un año antes, se habían iniciado 928.000 investigaciones penales en los 18 departamentos judiciales de Buenos Aires.
Esto incluye todo. Desde una masacre con varios fallecimientos hasta una simple amenaza callejera. Siempre que se refleje en un expediente judicial. Pero resulta un termómetro que mide los niveles de inseguridad que atraviesan a todos los ciudadanos.
El jubilado Jorge Ríos, protagonizó uno de los casos policiales más resonantes de 2020 al matar a un ladrón en Quilmes. Foto Lucia Merle
Desde que el Ministerio Público Fiscal –la Procuración- confecciona los cuadros con el número de causas penales que se abren en la provincia, la tendencia ascendente nunca se detuvo. En 2007, sobre el final de la gestión de Felipe Solá como gobernador, se difundió la primera serie estadística con el formato actual. Entonces, se denunciaron 559.000 episodios delictivos. Para 2010 (primera etapa del gobierno de Daniel Scioli) ya eran 617.000; sobre el final del mandato del actual embajador en Brasil, los casos ascendían a 719 mil. Y en el período de María Eugenia Vidal pasaron de 746 mil (en 2016) a 928.000 (en 2019).
Hubo en este período distorsionado por el Covid-19, menos homicidios. Se redujeron un 20% los registrados en ocasión de robo y un porcentaje similar de caída tuvieron las muertes sin intención. Esto es atribuible a la reducción de la circulación y por lo tanto de los accidentes viales, según dijeron cerca del Procurador, Julio Conte Grand.
No obstante en Buenos Aires hubo el año pasado 614 muertes violentas; 145 homicidios agravados y 53 asesinatos consumados para esconder otro delito previo (“criminis causa”).
El informe, con los datos completos del último año, está en el sitio web de la Procuración y tuvo un primer uso político. Hace tres semanas, el ministro de Seguridad, Sergio Berni, recortó el número global para afirmar que las políticas públicas de Axel Kicillof “están dando resultados”. Aclaró que “no es casualidad que por primera vez, y después de mucho tiempo, hayamos logrado cortar con esa tendencia alcista que tenía el delito”.
Violencia doméstica
Los especialistas de la Procuración advirtieron sobre el crecimiento de un renglón dentro de los “bienes jurídicos” afectados por la violencia y los delitos. Es el ítem que engloba a los episodios registrados dentro del ámbito familiar. Detectaron un crecimiento de casi el 25% en esa categoría que incluye amenazas, lesiones, incumplimiento de medidas de prevención y abusos, según el informe Procesos Penales de Violencia Familiar y de Género 2020.
Aún cuando las violaciones y los abusos sexuales también mostraron un índice más bajo que en 2019, la categoría “otros delitos contra la integridad sexual” comportó un incremento del 39%.
Hubo un alerta roja pocas semanas después de iniciada la cuarentena estricta, a mediados de marzo de 2020. Fue cuando la procuración difundió que en los primeros 100 días de aislamiento se registraron 33 femicidios, un 73% más que en el mismo período del año anterior. En todo el año hubo 94 mujeres asesinadas. El 60% ocurrió durante el período de restricción a la circulación en el país.
Los delitos “contra la propiedad” que determinan un alto impacto público, tuvieron un retroceso de caso el 20%. También hubo 17 por ciento menos de denuncias por “daños”, 24.6% menos de “hurtos”, 45% menos de robos de autos, 16% menos robos en general y cayó 30% el robo agravado por el uso de armas.
Las estafas telefónicas para llevar a las víctimas a un cajero automático y robarles la clave fueron una constante durante la pandemia.
Sólo se incrementaron las “estafas”, casi 18 puntos. Aquí entran las operaciones que se pusieron de “moda” en pandemia: engaños virtuales, robo de dinero por plataformas y sitios bancarios y otras que crecieron con los encierros y la virtualización de las operaciones comerciales.
El método de conformación de números delictivos que utiliza la Procuración ubica aparte los episodios en los que están involucrados menores de 18 años. Por lo tanto hay otra serie estadística allí y al dato de “mayores” hay que agregar otros 18 mil casos más en 2020.
En ese caso, también hubo una reducción. En el fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, que contempla los delitos cometidos por adolescentes, la reducción de las denuncias fue de 31 por ciento: 26.160 en 2019 contra 17.988 de 2020. A diferencia de lo que ocurre con los mayores de edad, se registró un incremento de los homicidios simples: 72 en 2020; contra 65 en 2019.
En cuanto a delitos con la propiedad, hubo 9.050 denuncias involucrando a jóvenes en todo 2019; en 2020 la cantidad bajó a 6.329 casos (casi 40 por ciento menos).
Un impacto directo de la crisis sanitaria sobre los indicadores delictivos: las denuncias por delitos contra la salud pública crecieron el 522%.
La Plata (Corresponsalía).
MG
Fuente Clarin