La jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo esperan para la semana próxima los resultados de peritajes sobre teléfonos y computadoras de tres personas acusados de intentar extorsionar al subsecretario de Asuntos Nacionales de la Cancillería, Fernando Asencio y al embajador de carrera Luis María Kreckler.
Con el resultado de esos peritajes, se definirá la situación procesal del ex militante peronista de La Matanza Martín Disanto y de Victoria González y Claudio Petruzzi quienes fueron detenidos el jueves pasado, luego de que concretaran el pedido de extorsión en el hotel Hilton, en forma cinematográfica.
Sin embargo, la justicia buscaba este fin de semana a otros dos supuestos miembros de la banda que habrían participado de los intentos de extorsión con ribetes políticos.
Asencio hizo inmediatamente la denuncia en Comodoro Py apenas recibió una visita de uno de los extorsionadores a principios de la semana y luego asistió a esa reunión con un micrófono oculto provisto por la división Antifraudes de la Policía Federal. Efectivos policiales supervisaron todo el operativo desde una habitación contigua de un hotel donde se desarrollaba el intento de extorsión.
Gonzalez, quien se presentó falsamente como secretaria privada de Máximo Kirchner y miembro de la Agencia Federal de Inteligencia, amenazaba a Asencio con difundir una carpeta con falsos antecedentes y un sello de la AFI del funcionario de confianza del canciller Felipe Solá y ex diputado del PJ.
A cambio de no revelar la carpeta, Gonzalez y Petruzzi exigían que Disanto fuera nombrado con un cargo en la Cancillería y que accedieran a contratos del programa de desarrollo de la ONU (conocidos como PNUD). Estos contratos son para financiar estudios sobre desarrollo sostenible aunque, a veces, se usan para tener “ñoquis” políticos en la Cancillería.
El plan suponía, también, chantajear al canciller Solá, subrayaron las fuentes.
La trama empezó a principios de la semana pasada cuando la mujer que decía ser secretaria de Máximo convocó a Asencio, quien milita en el PJ de La Matanza, al Hilton para discutir en nombre “del presidente del bloque de diputados del Frente de Todos candidaturas para las PASO”.
Pero a esa primera reunión, Máximo no apareció y Asencio fue abordado por la mujer que decía pertenecer a la AFI, junto a un nombre que luego resultó ser Petruzzi, contaron fuentes judiciales a Clarín. Le mostraron la carpeta con información personal, familiar y de sus bienes y un supuesto caso de fraude. Al salir de ese primer contacto, Asencio hizo inmediatamente la denuncia que por sorteo le tocó a la jueza Capuchetti y al fiscal Rívolo.
Para su sorpresa, al día siguiente se le presentó Disanto en la cancillería y le explicó los términos del acuerdo en forma más precisa. Luego de esta visita, Asencio volvió a ratificar su denuncia ante la Justicia. Incluso, los extorsionadores incluso hablaban de la necesidad de “recaudar” fondos para financiar la campaña electoral del Frente de Todos. Disanto decía “ser conocido de Raúl Magario” a quien vinculaba familiarmente con la vicegobernadora bonaerense Verónica Magario, lo que demuestra que tenían información política de la interna del PJ.
Siguiendo el hilo de los extorsionadores, Asencio se presentó el jueves en el Hilton, con un micrófono oculto en su traje, y grabó la conversación. En un momento, preguntó por la carpeta y la mujer, entonces, la sacó y le dijo que si tanto le preocupaba la rompía.
Entonces, interrumpieron efectivos armados de la Federal y detuvieron a los extorsionadores. La carpeta, una prueba clave, pudo ser reconstruida. En forma paralela, la Federal detuvo a Disanto en el barrio San Isidro Labrador, partido de Tigre.
En ese momento, de casualidad se acercó el diplomático de carrera y ex embajador en China Luis María Kreckler y preguntó a la secretaria de Rívolo –que estaba supervisando el operativo desde el lobby del hotel- dónde era la reunión con Máximo Kirchner.
Advertido, se dio cuenta que él iba a ser la segunda víctima de la banda. Kreckler presentó declaración testimonial, entregó su celular y la justicia sacó las capturas de pantalla de los mensajes de los extorsionadores que necesitaba.
En la causa, declaró Máximo por escrito y negó conocer a los tres detenidos que usaron su nombre sin su conocimiento. Por su parte, éstos se negaron a declarar en indagatoria ante la jueza Capuchetti y este fin de semana seguían detenidos.
En los tribunales de Comodoro Py se aseguró que el caso “está muy cerradito y probado” y se manifestó extrañeza por la “burdo y audaz” de la operación.
Los acusados de la extorsión dejaron huellas por todos lados y “ni siquiera usaron inhibidores de comunicaciones” como hacen los profesionales de este tipo de delitos. Pero la inmediata denuncia de Asencio, sin dar vueltas ni intentar una negociación, facilitó la investigación y la obtención de pruebas, destacaron las fuentes.
Los detenidos están acusados del delito de amenaza a funcionario con modalidad extorsiva que tiene una pena de entre 5 a 15 años.
Fuente Clarin