George W Bush leía un cuento a un grupo de niños en una escuela de Sarasota cuando un asesor se le acercó y le dijo que las Torres Gemelas habían sido derribadas en un atentado. El presidente estadounidense siguió con el libro. Los acontecimientos, más de una vez, dejan mal parados los compromisos pactados de antemano.
Martín Guzmán, ministro de Economía, estuvo envuelto en algo parecido este viernes. Habló sobre la desigualdad a nivel global, la injusticia de la arquitectura financiera global y el cambio climático, horas después de conocerse el dato de inflación de julio (3%), la tasa anual (arriba de 50%) y el blue cerrando la semana en $ 182. “Quiero invitarlos a pensar juntos y a actuar”, terminó l a semana diciéndole a jóvenes de 16 a 22 años en Tecnópolis.
La que pasó no fue una buena semana para Guzmán. Tampoco para el Banco Central. La última vez que la inflación dio abajo de 3% en Argentina fue en septiembre de 2020.
En La Cámpora no entienden cómo Guzmán hace campaña yendo a Ciudad Oculta y es capaz de reflexionar sobre “la verdadera libertad en un mundo en el cual no hay oportunidades de desarrollar nuestro potencial” si no puede con los precios en la Argentina. Ni hablar del affaire Basualdo, que todavía se lo facturan. “Tendría que haber llamado a Cristina Kirchner, no lo hizo y fue una torpeza”, reflexionan.
Cerca de Máximo Kirchner y Wado De Pedro hacen la siguiente lectura: el ministro prioriza más las restricciones de la economía que las del kirchnerismo. Las primeras coinciden con la agenda del FMI. Las segundas con la del núcleo de la base electoral del Frente de Todos.
Todos los economistas son creyentes de algún recoveco de la biblioteca de su ciencia, capaz de brindar la fórmula que destrabe los juegos imposibles de la Argentina, como el kirchnerismo identifica a Carlos Federico Díaz Alejandro y su restricción externa y economistas del macrismo a Daron Acemoglu-James Robinson con la necesidad de tener instituciones creíbles para fomentar la innovación y el crecimiento.
Guzmán es un convencido de poder generar la síntesis entre ambos polos. Incluso dentro del Frente de Todos. Pero no lo estaría logrando. “Le dan manija cerca suyo”, dicen en La Cámpora. Un ejemplo fue lo que pasó el viernes con la presentación en el marco del Encuentro de la Semana de las Juventudes 2021 (donde Alberto Fernández dijo que tenía un gen revolucionario).
El ministro desplegó look charla TED en Tecnópolis. Polera, jeans, zapatillas y micrófono inalámbrico. Propuso una reflexión. “Las realidades que vivimos en el mundo. Los dos principales problemas que enfrenta la Humanidad: la desigualdad y el cambio climático”.
También cargó contra el capitalismo. En una pantalla gigante de fondo mostró el número de personas que tienen la riqueza de la mitad de la población mundial: 85 en 2014, 80 en 2015 y 62 en 2016. Cada vez hay más concentración. “Eso genera angustia, un modo de producción mundial que no satisface la vida de millones de personas. Esto no ocurre solo sino que es el resultado de cómo se organizan las economías mundiales”, dijo Guzmán al mundo desde San Martín, provincia de Buenos Aires.
El ministro no dio pistas de cómo bajar la inflación de arriba del 50% y cerrar la brecha. Para combatir el cambio climático se requieren inversiones (gigantescas) y un marco predecible.
Sí dijo que “buscamos transformar la arquitectura internacional financiera y reescribirla”. La idea es que países pobres y en desarrollo como Argentina acceden al financiamiento en condiciones más favorables. Aunque para muchos es difícil que sea más ventajoso que con las tasas actuales y niveles de liquidez.
Guzmán demostró que durante años fue profesor y expositor. Se movió a sus anchas delante del auditorio. En un momento pidió proyectar un fragmento de Una vida en nuestro planeta, de David Attenbourough, un documental de Netflix sobre el cambio climático. “El modo de producción atenta contra el planeta”.
Reanudó Guzmán su clase. “Quiero cerrar hablando de política. Quienes hacemos política buscamos cambiar las realidades”.
Los de La Cámpora dicen que Guzmán no está para esa empresa. Su metro cuadrado es la economía.
Insensible, el ministro siguió. Se presentó en sociedad. Contó una vivencia personal en la híper de 1989 cuando su mamá lo mandó a hacer los mandados una mañana. Se olvidó de comprar un sachet de leche que valía 5 australes y al volver al mediodía había aumentado a 6 australes. “No puede hacer política con estos niveles de inflación”, reiteran los K.
Hace unos días Guzmán recorrió Ciudad Oculta. Se mostró con Pitu Salvatierra, dirigente social, y los representantes del Evita Emilio Pérsico y Daniel Menéndez, referente de Barrios de Pie y funcionario en Desarrollo Social. La recorrida original estaba prevista para el 6 de julio pero ese día jugaban Argentina-Colombia por la Copa América. Fue la consagración del Dibu Martínez.
Guzmán habla del largo plazo como dicen los economistas. Pero los de La Cámpora le responden con el corto plazo, o sea, las elecciones. Hasta de Axel Kicillof se refieren como alguien carente de un marco analítico para enfrentar la travesía de la campaña. “El marxismo es un problema, su determinismo es demasiado férreo”.
En el Ministerio de Economía justifican los cuestionamientos al ministro. Dicen: “A La Cámpora no le gustó que Guzmán fuera a Ciudad Oculta no porque están en contra de la agenda de Guzmán sino porque no confían en el Evita”.
“¿Que Guzmán habló en Tecnópolis y no dijo nada de inflación y el dólar justo esta semana? La charla ya estaba prevista desde el lunes que la inauguró el Presidente”.
“La inflación baja y la producción industrial supera a la de 2019”.
“Es meritorio detenerse en lo importante en el marco de la urgencia que vivimos”.
¿Y el acuerdo con el FMI?
Admiten que hace falta un acuerdo, que Máximo Kirchner no le suelta la correa a Guzmán (como Néstor Kirchner a Roberto Lavagna y Mauricio Macri a sus economistas) y que a La Cámpora no le hace gracia tener al staff del FMI auditando un artículo IV. En el Fondo dicen que el gobierno argentino aún no sabe qué quiere a la hora de definir un programa.
Fuente Clarin