Por Virginia Messi
Diego Xavier Guastini (45) fue asesinado por un sicario el 18 de octubre de 2019 luego de salir de su casa de Quilmes a bordo de su Audi A4. Llevaba una pistola Glock 40 calzada en la cintura porque sabía que tenía muchos enemigos.
Para ese entonces ya había declarado varias veces como arrepentido y entregado a la Justicia Federal a dos importantes clanes de narcotraficantes para los cuales lavaba dinero: los Loza y los Atachahua.
Guastini murió por lo que sabía y por su compulsión a contarlo. Lo que también es cierto es que tras su asesinato comenzaron a emerger historias sobre su costado más siniestro.
Diego “Dolarín” Guastini.
A su perfil de narco lavador -que él no negaba- se sumaron relatos de violentas extorsiones, secuestros, tráfico de cocaína, homicidios y hasta el supuesto descuartizamiento de un socio en su oficina de Florida 520.
Una de esas historias sostiene que él estuvo detrás del crimen de Christian Quinteros (43, más conocido como “El Gordo Tita”), a quien antes de matarlo lo tajearon en sus piernas, le vaciaron un ojo con una cuchara y le arrancaron su oreja izquierda.
A Quinteros lo mataron el 6 de diciembre de 2018. Su esposa, Anabela Blumetti (43), fue fusilada dos meses despues, el 7 de febrero de 2019, mientras se encaminaba al gimnasio con una amiga.
Anabella Blumetti fue asesinada cuando iba al gimnasio en su auto.
De acuerdo a una información que en los expedientes judiciales figura como “anónima”, pero provendría del entorno de Guastini. “Dolarín” -como le decían al narco financista- primero ordenó que mataran a Quinteros y luego, cuando Blumetti hizo algunos comentarios de que pensaba contar lo ocurrido, también ordenó que la asesinaran a ella.
Los datos que tiene la Justicia apuntan a Guastini como ideólogo de los crímenes. a una deuda como el “móvil” de los homicidios y a un “culata” suyo apodado “Cable” como brazo ejecutor de la venganza.
Cable -de quien se sabe perfectamente la identidad- es un viejo conocido de los investigadores de la vida y obra de Guastini. Era de su más estrecha confianza y se lo menciona como una de las personas que estaba en la oficina de Florida 520 el mediodía del 9 de marzo de 2015 cuando el financista Hugo Díaz tuvo una reunion con Guastini de la que nadie lo vio salir.
Hugo Díaz tenía 41 años.
De Díaz nunca se supo más nada. Las cámaras del edificio de Florida 520 lo tomaron entrando pero no saliendo. Dos testigos sostuvieron que fue asesinado allí, descuartizado y sacado en un freezer. El ir y venir del freezer por el ascensor sí quedo filmado por las cámaras de seguridad.
Entramado narco
El homicidio del “Gordo Tita” y el de su esposa ocurrieron en jurisdicciones judiciales diferentes. El crimen de Quinteros quedó en manos de la UFI 6 de Mercedes porque su cuerpo apareció tirado a un costado de la Ruta 47, a la altura del kilometro 48. Blumetti, a su vez, fue atacada en Francisco Alvarez (Moreno) cuando iba en su auto. Su caso recayó en la UFI 2 de Moreno.
Alegando una conexión evidente, Mercedes se declaró incompetente para seguir investigando e intentó que el juez de garantías de Moreno tomara ambos casos y los investigara juntos. Pero el juez no coincidió con su criterio.
En síntesis: la cuestión quedó en manos de la Cámara de Casación Penal Bonaerense.
Pero más allá de las causas que tramitan en los tribunales ordinarios, el crimen del “Gordo Tita” fue algo que también llegó a dos expedientes abiertos en la Justicia Federal y hasta el propio Guastini habló del tema, antes de que lo mataran, pero haciéndose el desentendido.
Guastini muerto, a metros de su Audi, en Quilmes Foto Perspectiva Sur
En su declaración como arrepentido realizada del 18 de octubre de 2019 ante la Procuraduría de Narcocriminalidad (PROCUNAR), “Dolarín” contó: “Una persona que es funcionario de la Policía de la Provincia de Buenos Aires con el cual tengo y he tenido alguna relación de haberlo ayudado con información en algunas causas, de nombre Adrian Baeta y apodado “Palermo”, me pregunta o me consulta sobre una fotografía de una persona que la habían asesinado en la zona de Navarro”.
Y agregó : “Por lo que me transmite Baeta, tenía antecedentes de que el hecho fuera por narcotráfico. Y como me conoce de años, sabe que soy una persona vinculada o puedo llegar a tener información”.
Tal vez Guastini intentaba alejar las sospechas de él y desviarlas hacia su amigo Baeta. Éste, tiempo después, terminó preso en una megacausa de corrupción investigada por el fiscal federal de San Isidro Fernando Domínguez que tiene como principal acusado el fiscal Claudio Scapolán.
Teniente de la bonaerense Adrián Baeta, conocido también por su apodo de “Palermo”.
Para Dominguez el asesinato de Quinteros y Blumetti también es cuestión de interés. La razón: ambos homicidios estarían conectados con un hombre llamado José Damián Sofía, para quien el fiscal pidió varias veces la detención por una serie de amenazas recibidas por la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo salgado.
Domínguez sostiene que fue Sofía quien amenazó a la jueza para que dejara de investigar al narco Gustavo Sancho (60), detenido por Arroyo Salgado en diciembre de 2017 acusado de lavado de dinero.
Como suele ocurrir en el mundo narco. Todo tiene que ver con todo. Una vez más.
GL
Fuente Clarin