Cuando Rada Akbar abandonó Kabul en medio del caos y con los talibán en sus calles, atrás quedaban sus sueños, su proyecto de un Museo para la Mujer, muchas de sus obras de arte e instalaciones, su familia y sus amigos, que aún no podían salir del país en ese pandemónium.
Esta artista afgana de vanguardia, fotógrafa de grandes medios internacionales y ONGs, una reconocida artista plástica y visual, diseñadora de moda y un modelo de las nuevas mujeres afganas que se desarrollaron durante los últimos 20 años en libertad creativa, es la fundadora de @abarzanan, el sitio feminista afgano.
Tanto que organizó un desfile de modas en linea, en plena pandemia y bajo las amenazas de los islamistas.
Acaba de aterrizar en París como nueva refugiada, tras la evacuación francesa, después de la toma de Kabul por parte de los talibán, con su tesoro fotográfico en su computadora.
Su nostalgia es su departamento en la capital de Afganistán, sus plantas, sus aromas, sus obras, sus vestidos, sus muebles, que abandonó un mes antes que los talibán llegaran a Kabul, cuando los afganos creían que la caída era inevitable pero no tan rápida.
Ver las calles de Kabul vacías de mujeres, con los talibán en cada esquina, cuando avanzaban en el convoy francés hacia el aeropuerto para irse al exilio y los amigos que dejó, que no logran subir a ningún avión.
Rada Akbar tiene miedo por sus familiares que quededaron en Afganistán. Foto: gentileza Rada Akbar
Son las horas más sombrías de su historia y la de su país. Pero Rada sabía que si se quedaba, iban a contarla entre los muertos. La embajada francesa pensaba lo mismo y le otorgó una visa para salvarle la vida.
El presidente Emmanuel Macron afirmó que Francia abriría los brazos a los intelectuales, artistas, cineastas y académicos amenazados por los talibán.
Su primera gran noticia fue saber que parte de su familia habían conseguido subir en un vuelo que los dejó en Alemania. Su angustia es que todavía quedan amigos en Kabul y nadie sabrá como podrán salir en medio de ese horror, cuando los occidentales se vayan y el destino de Afganistán, una vez más, quede envuelto en la violencia y el fundamentalismo islámico.
Pronto, en apenas unos días, será una refugiada, con una “carte de séjour” francesa y la decisión de sumar otro idioma a los muchos que habla con su origen étnico uzbeko: el francés.
Hoy la prolífica y singular vida de Rada Akbar está reducida a una valija de 20 kilos, el límite autorizado en la evacuación. Desde un hotel sin nombre en el este de París, cumpliendo la cuarentena y sin jamás haber conocido Francia antes, Rada testimonia y cuenta. Así fue el diálogo por teléfono con Clarín.
-¿Cómo conseguiste llegar a Francia?
-En realidad, estaba en contacto con la embajada francesa por mis obras de arte y mis exposiciones anteriores. A medida que la situación se fue volviendo peor, en términos de seguridad, mientras veíamos que el talibán iba tomando más pueblos y distritos, me preocupé por mis obras de arte y me contacté con la embajada francesa.
-¿Por qué elegiste este país?
-Sabía que podía contar con ellos, ya que ellos han sido muy activos en la cultura. Tuve dos reuniones en relación con mi obra. Y cuando la situación empeoró, me dijeron que podrían darme una visa, para ir a Francia, para estar segura. Todos predecían que las cosas iban a colapsar muy rápido. No esperábamos que Kabul cayera en unas horas o en un día. Pero sabíamos que las próximas semanas y meses iban a ser muy duras y cada vez más duras. Entonces estaba pensando que yo podía dejar el país por unas semanas o meses hasta que supiéramos cómo continuaba la situación en Afganistán. Esa era mi conexión con la embajada francesa.
-¿Y cuál es tu última visión de Kabul?
-Antes de que Kabul cayera, la situación era muy intensa. Mientras manejaba por la ciudad, veía gente asustada. Podía ver el miedo en la cara de la gente. ¡Días antes de que cayera Kabul, las agencias de viajes y los bancos estaban tan repletos de gente!. Cuando caminaba o manejaba en la ciudad, veía a cientos de personas haciendo filas en las agencias de viajes. Sabía que muchos de mis amigos habían empezado a dejar el país. Mucha gente que yo conocía, amigos, colegas, habían estado tramitando visas para dejar el país.
“Mientras manejaba por Kabul, podía ver el miedo en la cara de la gente”.
-¿Dónde estabas el domingo 15, cuando cayó Kabul?
-Estaba en la ciudad, a la mañana. De hecho, estaba manejando. Mi familia estaba conmigo. Cuando estaba manejando de regreso a mi departamento, recibí la llamada de una amiga. Ella estaba llorando y me decía que “ellos venían” y yo sabía lo que ella quería decir con “ellos”. Quería decir que los talibán venían. Entonces llamé a mi hermano. Me dijo que me tenía que ir corriendo a mi casa, quedarme ahí y no salir hasta que supiéramos si era verdadero o falso. Entonces fui a mi departamento. Estaba alquilando un cuarto en el centro de Kabul. Porque dejé mi departamento hace un mes. Había un periodista francés que vivía con nosotros y un amigo de The New York Times. Fui para allí. Mi amigo, el periodista francés, recibió una llamada de la embajada y le dijeron que yo tenía que irme del país. Lo verifiqué con mis otros amigos, que también son periodistas franceses. Me dijeron que los talibán estaban casi adentro de la ciudad y que tenía que hacer lo posible para salir e ir a la embajada francesa.
-¿Cómo fue la organización?
-Después todo pasó en cuestión de dos horas. Hice una valija, porque la embajada nos pidió tuviéramos sólo 20 kilos con nosotros, y tenía que llegar a la embajada en menos de una hora. Fuimos a la embajada a las 2 de la tarde. Ahí pude ver que había muchísima gente, especialmente familias. Había un grupo de franceses, otros extranjeros, muchos afganos. Nos dividieron en dos grupos: franceses y afganos, y después, de otros países. Entonces llevaron al grupo de internacionales y afganos a la embajada de Estados Unidos. De ahí los norteamericanos mandaron dos helicópteros para llevarlos al aeropuerto de Kabul. Pero después se tuvieron que quedar ahí durante unos días, porque Estados Unidos no querían mandar helicópteros para afganos. Entonces eventualmente tomaron la ruta para Kabul. Esa noche vi mi ciudad en las manos del Talibán. Estaban en cada punto de control con sus banderas. Pude ver a los soldados en las calles de Kabul.
Soldados estadounidenses acompañan a afganos que están por ser evacuados desde el aeropuerto de Kabul, en Afganistán, este viernes. Foto: AP
-¿Y por qué los estadounidenses no dejaron a los afganos usar el puente aéreo entre Kabul y la embajada?
-No lo sé, porque no nos dieron ninguna razón. Pero creo que es que porque, para ellos, las vidas afganas no valían demasiado. Entonces no les importaba. Para ellos eran más importantes las vidas de los extranjeros. Por eso les mandaron helicópteros. Luego supe que los franceses negociaron con los talibán para que les garantizara que, si nos detenían, no nos atacarían. Nos dejarían viajar seguros al aeropuerto. Al final nos trajeron pasaportes en la embajada. Las fuerzas especiales francesas nos escoltaron hasta el aeropuerto. Después, sí, lo logramos. Así llegamos al aeropuerto.
-¿Te produjo inquietud que las autoridades francesas tuvieran que negociar con los talibán para evacuar la embajada?
-En realidad, hubo tres días muy frustrantes, en los que tuvimos mucho miedo. Recuerdo que fui a ver a mi amiga, que era una periodista francesa. Yo estaba tan preocupada. Le preguntaba todo el tiempo si nos iban a dejar solos y si nos iban a entregar a los talibán. Todo el tiempo ella me decía: “No, no, los franceses te van a proteger, y estás bajo su protección. Sólo están tratando de llevarte al aeropuerto de manera segura, porque ahora es una enorme responsabilidad para ellos… hay cientos de personas en la embajada”.
“Luego supe que los franceses negociaron con los talibán para que les garantizara que, si nos detenían, no nos atacarían. Nos dejarían viajar seguros al aeropuerto”.
-¿Cómo fueron los días previos a la salida, bajo custodia de Francia?
-Nos estaban cuidando. Nos daban comida, nos trataban con respeto y amabilidad. Pero era muy frustrante, porque no sabíamos nada. Nadie era transparente. No nos decían cómo iban a hacer, cómo nos iban a llevar al aeropuerto, y cuál era el próximo plan. Era muy agotador, pero al final lo manejaron muy bien.
-¿Y cómo fue el convoy? ¿ Cuántas horas tardaron desde Kabul hasta el aeropuerto?
-Trajeron 15 minibuses y fuerzas especiales para escoltar al convoy. Entre nosotros había algunos ciudadanos franceses. Habitualmente tarda 15 o máximo 20 minutos desde la embajada hasta el aeropuerto, pero tardamos casi dos horas. Porque cuando dejamos la embajada, cuando pasamos por el punto de control, había cientos de personas, afuera de la embajada. Había afganos, que estaban desesperados por salir, y habían escuchado que la embajada estaba protegiendo algunos afganos, que trataban de ir a Francia. Las calles estaban llenas de gente afuera de la embajada.
-¿Y como fue el traslado al aeropuerto?
-Todo el tiempo cambiábamos de ruta, y por eso tardamos mucho en llegar. Entramos al aeropuerto por el lado militar. Creo que eran las 11.30 o algo así. Era muy entrada la noche, cuando llegamos al aeropuerto. El embajador y su equipo estaba ahí, con las fuerzas especiales. Después se hicieron responsables de nosotros y nos llevaron al sector militar dentro del aeropuerto. Ahí nos dividieron en dos grupos, porque decían que la prioridad era las personas que tenían hijos. Evacuaron al primer grupo, temprano en la mañana. Después nosotros entramos al siguiente vuelo, al día siguiente a la tarde. De ahí volamos a Abu Dhabi, y nos quedamos la noche allí. Al día siguiente tomamos un vuelo de Abu Dhabi a París, y llegamos el martes a la tarde.
Un combatiente talibán, frente a imágenes de mujeres que fueron vandalizadas en Kabul, días atrás. Foto: AFP
-¿Crees que quedándote en Kabul corrían riesgo? ¿Por qué?
-Los talibán han matado tantos afganos, especialmente activistas, que se expresan públicamente y sobre todo, mujeres. Ellos han sido el blanco de los talibán en los últimos 20 años. Desde septiembre pasado perdimos más de 200 personas, jóvenes, activistas, defensores de los derechos humanos, escritores, periodistas, activistas por los derechos de la mujer. Ellos fueron asesinados.
-¿Pensás que podías ser otra víctima?
-Están atacando a la generación joven, los que se expresan, los que arriesgan sus vidas cada día para hacer un cambio en la sociedad. Yo estaba en esa lista. Como muchos de mis amigos, que también estaban en esa lista. Los talibán lo han hecho en los últimos 20 años y no han cambiado. Son el mismo grupo de terroristas. Más allá de lo que digan, sabemos cómo han tratado siempre a las mujeres. Son los enemigos de las mujeres, son los enemigos del arte, son los enemigos de la cultura y la historia. Y sí, si me hubiera quedado, si no me hubieran avisado, me iban a poner en la cárcel.
“Están atacando a la generación joven, los que se expresan, los que arriesgan sus vidas cada día para hacer un cambio en la sociedad. Yo estaba en esa lista”.
-¿Pero hay miles de Radas como tú, que esperan en Kabul poder salir?
-Hay miles de personas que están trabajando en distintos sectores, en los últimos 20 años, y que corren alto riesgo. Los talibán empezaron a buscar puerta por puerta. Están persiguiendo gente que haya trabajado para el gobierno. Están persiguiendo periodistas, activistas, y a sus familias. Dicen que hicieron una declaración sobre la amnistía, pero eso no es verdad. No se puede confiar en ellos. Entonces me preocupa lo que va a pasar con todos los que quedaron atrás, los que no llegaron a las listas de evacuación. Porque van a dejar de evacuar muy pronto, en pocos días más. Esta es mi gran preocupación, qué es lo que va a pasar con los miles de personas que quedaron atrás. Los talibán van a ir puerta por puerta, y los castigarán.
-Entonces comenzaron las represalias del Talibán. ¿Es cierto que van casa por casa?. ¿Hay ejecuciones?
-Hubo casos en Kandahar. Creo que están siendo cautelosos en Kabul, porque ahora está toda la atención del mundo en Afganistán, especialmente en la capital. Hay muchos periodistas internacionales ahora, trabajando. Pero tenemos que ver qué va a pasar después de que los estadounidenses se vayan, después de que la comunidad internacional se vaya. Cómo van a empezar a tratar a los afganos, cómo los tratan a todos los que quedaron atrás…
-¿Creés que la conducta del Talibán va a cambiar?
-Ahora mismo, cuando todos preguntan por derechos de la mujer, si la mujer tiene derecho a trabajar, dicen que todo se basa en la ley de la sharia. ¿Cuál es su ley sharía, y de qué están hablando?¿Cómo van a tratar a las mujeres basándose en la llamada ley sharía (ley islámica)…
-¿Es como un agujero negro la sharía, no?
-Sí, porque no son transparentes. Y no creo que hayan cambiado. Desde que empezó este tratado, han intensificado la guerra contra los civiles. No se puede confiar en ellos porque, desde el domingo pasado, pasó apenas una semana. ¿Cómo podemos creer que hayan cambiado? Han venido matando gente hasta el domingo. Hasta que todo el país cayó a sus pies.
“¿Cómo podemos creer que hayan cambiado? Han venido matando gente hasta el domingo. Hasta que todo el país cayó a sus pies”.
-Y qué sucede con la familia de los que se quedan? ¿Qué sucede con tu familia?
-Tenemos gente de Kandahar, de antes de que cayera Kabul. Fueron a las familias de los que estaban en distintas posiciones, o que trabajaban como periodistas o activistas y tenían su residencia en Kabul, pero sus familias vivían en Kandahar y Helmand. Los talibán fueron a sus casas, hicieron 50 videos y fotos. Las mandaron a esas personas, y les pidieron que fueran allí, a encontrarse con los talibán, o iban a matar a sus familias. Entonces es el mismo talibán. Me preocupa que hagan lo mismo en Kabul, una vez que todos hayan abandonado la ciudad. Quiero decir, las tropas extranjeras.
-¿Cómo funciona el aeropuerto de Kabul, con el control talibán, por un lado, y de los norteamericanos y el resto de las fuerzas occidentales por el otro?
-Es un gran riesgo esta administración. La parte militar está bajo control de los estadounidenses. Entonces todos los países han trasladado sus embajadas adentro del aeropuerto. Hay un campamento dentro del aeropuerto, junto a las embajadas. Aceptan personas que están en la lista de evacuación. Pero todos tienen que pasar por los talibán primero y después, por los estadounidenses.
Rada Akbar posa con uno de sus diseños. Es fotógrafa, artista plástica y diseñadora de modas. Y creó un sitio web feminista en Afganistán. Foto: Rada Akbar
-¿Y quiénes pueden llegar hasta ahí?
-Cada país tiene que mandar la lista a los norteamericanos. Escuché que ahora ellos le mandan la lista al Talibán. Quieren verificar los nombres de los que están en la lista de evacuación. Entonces así es como funciona. Pero para la gente es muy difícil llegar hasta ahí, incluyendo mi familia. Trataron tantas veces de llegar a la puerta, incluso con sus nombres en la lista, pero no pudieron llegar. Porque había miles y miles de personas. Algunos están en la lista y otros no. Pero están tan desesperados por irse que sencillamente van, se juntan afuera del aeropuerto y hacen un lío enorme. El otro día, cuando mi familia estaba afuera del aeropuerto, los norteamericanos les tiraron gas lacrimógeno. Habían estado ahí durante horas, seis o siete horas, sin comida, sin agua, sin nada. Tuvieron que irse, después volver al aeropuerto. Pero no pueden llegar y es porque no tienen administración suficiente las fuerzas de EE.UU. Por eso hicieron este lío.
-¿Y cómo seleccionan a los que viajan y a los que se quedan?
-Estas personas que están en la lista son personas que están en contacto con Estados Unidos, están en su lista. Pero el problema es que después van al aeropuerto y no tiene sentido porque no hay un sistema para identificar quién está en la lista y quién debería ir a la embajada. A veces organizan un convoy y les dicen a las personas que vayan por su cuenta, lo que es muy peligroso. Por ejemplo, había una lista, un grupo de personas que estaban en grave riesgo. Hubo un convoy para buscarlos. Pero después los norteamericanos decidieron que no querían llevarlos. Aunque estaban en la lista. Entonces están generando mayor lío cada día, y haciendo que sea más difícil para los afganos llegar al aeropuerto.
-¿Y cómo es la situación de las mujeres más jóvenes?. ¿Le creen al Talibán que van a poder trabajar y estudiar si se quedan en Afganistán?
-La vida no es normal en presencia de los talibán. Porque están en contra de tantas cosas que ¿cómo puede vivir la gente una vida normal? Por ejemplo, están en contra de la música, del arte y de que las mujeres trabajen. Quieren imponer su propia ley sharia en todos los individuos , por medio de la violencia. La gente que no obedece, las consecuencias para ellos serán muy graves.
-¿Cómo cuáles?
-Puede ser la muerte. Puede ser el apedreamiento. Eso no es una vida normal. Nosotros teníamos una vida normal, porque habíamos estado luchando y trabajando tan duramente por las últimas dos décadas, para tener derechos básicos. Poder hacer lo que una quiera, elegir lo que una quiere hacer. Elegir ser un artista, periodista, fotógrafo, poder viajar a provincias, pueblos, y ahora eso es imposible en presencia de los talibán, porque todas estas cosas están en contra de la sharía.
-El portavoz del Talibán ha dicho que están esperando “entrenar a las tropas”, para poder tratar a las mujeres. ¿Cómo tratan en estas horas a las mujeres en Kabul?
-Ahora mismo, nada es normal en la ciudad de Kabul. Muchos tienen miedo de salir de sus casas. Mis amigos, mi familia, ya nadie sale de la casa porque todos tienen tanto miedo. Un periodista publicó un video del centro de Kabul el otro día. Se podía ver en la calle que había sólo hombres y no mujeres. Habitualmente estaba lleno de mujeres, mujeres jóvenes, que iban a hacer las compras, a cafés, restaurantes, familias, se podía ver eso. Cuando vi ese video el otro día, no parece Kabul. Los restaurantes están vacíos, los cafés están vacíos, las veredas están vacías, las calles están vacías. Es muy difícil decir cómo es la vida en Kabul ahora mismo.
“Ahora mismo, nada es normal en la ciudad de Kabul. Muchos tienen miedo de salir de sus casas. Mis amigos, mi familia, ya nadie sale de la casa porque todos tienen tanto miedo”.
-Y creés que después de que se vayan los extranjeros va a volver el Talibán?
-El Talibán es el Talibán. Es su ideología. Han estado luchando por esto durante dos décadas. No creo que hayan cambiado de un día para el otro. Eso es imposible. Son los mismos terroristas. Porque eso es lo que creen, así creen en su existencia. Sí, no sé cómo van a gobernar, porque con todos sus soldados, sabiendo sólo matar y destruir, no sé cómo van a gobernar el país.
-¿Y las calles de Kabul están controladas por el clan de Haqqani?
-Sí, están controlando la ciudad. Y escuché que más talibanes está llegando a la ciudad cada día. Se ve cada vez más.
-¿Y crees que el gobierno va a poder ser “un gobierno inclusivo”, como ellos han anunciado, o va a haber una guerra civil?
-Es muy difícil de predecir. Porque los talibán tienen todas las armas, todo el equipamiento. Todo. Tienen todo el país ahora. Los norteamericanos los legitimaron. Tienen todas las armas que los estadounidenses le dieron a las tropas afganas, al gobierno afgano. Pero ahora todo está bajo el control del talibán.
-¿Cuáles son tus proyectos de vida aquí en Francia?
-Llegué el jueves, hace cinco días. Hasta ayer, que mi familia llegó a salvo al aeropuerto y después a Alemania, no podía descansar, no podía dormir. Fue muy duro para mí, muy difícil, porque no podía procesar lo que había pasado. Realmente no podía sentir la profundidad de esta tragedia, lo que realmente había ocurrido y lo que perdimos. Porque fue una inmensa pérdida. Pero no tuve el tiempo para procesarlo aún.
-¿Cómo te sentís ahora?
-Desde ayer estoy un poco aliviada, por mi familia y algunos amigos que pudieron salir del país. Pero estoy en shock. Todavía no puedo creer lo que ocurrió. Veo todos estos videos, todas estas fotos. Lo ví con mis ojos, la noche que estábamos dejando la embajada hasta el aeropuerto, pero todavía no puedo creer que hayamos perdido todo tan fácil. Perdimos todo ante un grupo de terroristas.
-Sos mucho más que una fotógrafa. Sos una verdadera artista de vanguardia. ¿Qué es lo que querés hacer en las actuales condiciones? ¿Te vas a quedar en Europa? ¿Te vas a ir a Alemania? ¿Te vas a ir a Estados Unidos?
-Sé que no quiero ir a Estados Unidos. No puedo soportar cómo nos traicionaron. Creo que necesito tiempo para entender. También necesito saber qué opciones tengo: si puedo quedarme aquí, establecerme aquí, hacer una nueva vida. Sé que desde el punto de vista del arte, Francia es uno de los mejores lugares para los artistas. Pero creo que es muy pronto para saber cuál es mi plan para el futuro. Definitivamente quiero descargar mi enojo y dolor en el arte. Quiero usar mi arte para sacar todo. No sólo registrar lo que ocurrió, sino también mostrar al mundo lo que atravesamos.
“Todavía no puedo creer que hayamos perdido todo tan fácil. Perdimos todo ante un grupo de terroristas”.
-¿Y qué pensás de la decisión del presidente Joe Biden de no extender la evacuación después del 31 de agosto?
-Si tengo que dar una respuesta honesta, perdí mi confianza en los países occidentales, especialmente en Estados Unidos. No confío en ellos. No me sorprende que no lo haya extendido porque ya nos traicionaron, ya nos sacaron todo. Creo que hicieron un pacto. Descubriremos algún día, lo que hicieron y cómo lo hicieron. Perdimos todo en cuestión de días y horas. Pero creo que ellos son responsables por cada afgano, si algo les ocurre a los que se quedaron atrás. Biden y su equipo son responsables, por las vidas de esas personas.
-¿Y qué es lo que rescatás y qué criticás de estos 20 años de ocupación?
-Nosotros peleamos tanto y trabajamos tanto. Perdimos miles de vidas: por la democracia, por la república, por los derechos de las mujeres. Conseguir lo que teníamos no fue fácil. El costo fueron vidas humanas. Y después de 20 años, perder miles de vidas, miles de millones de dólares, para reemplazar al talibán por el talibán, sencillamente no tiene sentido para mí. Quiero preguntarle al mundo ¿por qué? ¿Cuál era el sentido? Perder todas estas vidas y tanto dinero…
-¿Y qué rol va a jugar esta nueva generación, que creció bajo la ocupación?
-La nueva generación, como otras partes del mundo, quieren una vida normal. Una vida simple: quieren tener derechos humanos, derecho a la educación, al trabajo, tener libertad de expresión, una vida libre y todo eso. Todos estaban contribuyendo, peleando para una sociedad mejor, para un país mejor. Pero todos nos sentimos impotentes, indefensos. Ahora más allá de todos los sacrificios, al final son los políticos los que lidian con nuestras vidas, con nuestros países y nuestras ciudades.
-¿Y qué puede condicionar a los talibán para volverse pragmático o flexibilizarse? ¿El hambre, la presión internacional, la guerra civil?
-No lo sé. Porque si hay sanciones es la gente la que va a sufrir la peor parte. Entonces creo que el mundo tiene que ser muy cuidadoso en cómo quiere supervisarlos y presionarlos. Porque ellos no pueden darle la espalda a Afganistán. Hay miles de personas que estaban ayudando a la comunidad internacional cuando estaban en Afganistán, y muchos están en peligro y necesitan ayuda. El mundo tiene que tener mucho cuidado en cómo quiere poner presión a los talibán, La gente es la que sufrirá la peor parte. Deben presionarlos para proteger, a la sociedad de Afganistán, los monumentos culturales. Hay muchos temas de los que hay que hablar, después de que sepamos cómo lidiar con la crisis humanitaria.
-¿Y qué querés que hagan con ellos?
-Yo quiero que los borren de Afganistán. Sí me preguntan lo que quiero, quiero que me devuelvan el país, porque no es su país, es nuestro país.
París, corresponsal
CB
Fuente Clarin