Después del ingreso de divisas récord en el primer semestre del año, la visión compartida de operadores y analistas es que casi no habrá liquidación del campo hasta que aparezca la cosecha de trigo en diciembre.
Nunca se sabe, pero de acuerdo a los cálculos de Pablo Adreani el 12 de septiembre, día de las PASO, se corta el flujo. “En ese momento entramos en el desierto de divisas”, enfatiza. Aún así, hasta esa fecha se prevén unos US$ 5.000 millones que pueden aliviar la tensión cambiaria.
“En este trimestre, julio, agosto y setiembre, el ingreso de divisas es por un total de US$ 5.000 millones, considerando la cosecha de maíz tardío y la declaración jurada de ventas de maíz para exportaciones”, fundamenta Adreani.
-¿Cómo llega a esa cifra?
-Se proyectan 10 millones de toneladas de maiz de ventas del productor y liquidación de divisas por un total de US$ 2.253 millones. También se considera el avance de la cosecha de la soja de segunda, pero se estima un volumen conservador de ventas de los productores. En total venderían 9,8 millones de toneladas, y su equivalente ingreso de divisas por poroto soja, harina y aceite de soja, unos US$ 2.775 millones. Agosto es el último mes con liquidación razonable de divisas.
De acuerdo a este analista entre las PASO y las generales de noviembre no habrá casi agrodólares.
Otros hablan de la conformación de una serie de hechos que impulsan a retener los granos. Pero, ¿ cuáles son esas circunstancias? “Un escenario de gran incertidumbre política, económica, cambiaria y financiera”, sueltan.
En la hipótesis de Adreani, Los productores venderán en ese contexto lo menos posible. “La incertidumbre seguirá hasta el 14 de noviembre, día de las elecciones generales. Habrá una caída muy fuerte en el volumen ofrecido por parte de los productores, y en consecuencia en el ingreso de divisas. Para el trimestre septiembre, octubre y noviembre, apenas llegarán US$ 1.600 millones”, argumenta.
Si el clima acompaña, para diciembre se anticipa una buena cosecha de trigo y con una de las cotizaciones más altas en años, a US$ 230 la tonelada del cereal. Ese precio incentiva a liquidar y es probable que sea acompañado por las ventas retenidas de soja y maíz. En el Banco Central, prenden las velas.
Claro que estarían lejos de la gran sorpresa que ocurrió desde el último marzo, con la lluvia de agrodólares. “Nadie vio venir los dos elefantes, el primero, la cantidad de soja de la vieja cosecha que todavía tenían los productores en su poder y el segundo, un sorpresivo volumen de ventas de la soja de la nueva cosecha”, afirmó Adreani.
Fueron US$ 10.000 millones entre enero y abril, el doble que en 2020. Y entre enero y julio se contabilizó el récord de US$ 20.176 millones. En ese período el Central compró dólares en lugar de venderlos y hubo un tránsito bastante calmo que el Gobierno imaginaba estirar hasta las elecciones de noviembre.
Fuente Clarin