La aerolínea LATAM, ya completamente retirada del mercado doméstico de Argentina, anunció que tanto sus accionistas como sus propios acreedores le están ofreciendo miles de millones de dólares para salir del concurso preventivo en Estados Unidos y que tiene proyectado volver a generar ganancias a los niveles previos a la pandemia para 2026.
LATAM había pedido su concurso preventivo en Estados Unidos en mayo del año pasado, para afrontar una deuda que rozaba los 10.000 millones de dólares. En ese momento todos los vuelos estaban completamente paralizados en todo el mundo, en plena primera ola del Covid, y la aerolínea con sede en Santiago de Chile había quedado sin ninguna clase de ingresos.
Además de la familia Cueto, de Chile, LATAM cuenta entre sus accionistas a los descendientes de Rollim Amaro (fundador de TAM), la aerolínea estadounidense Delta y también a Qatar Airlines, entro otros accionistas minoritarios. El actual presidente chileno, Sebastián Piñera, se retiró de su sociedad con los Cueto la década pasada, cuando se concretó la fusión con TAM.
Para cuando pidió el concurso, LATAM ya había decidido que su filial LATAM Argentina, creada en 2005, no formaría parte de ese pedido de rescate financiero: el pedido ante los tribunales del Distrito Sur de Nueva York fue en nombre de su casa matriz en Chile y de sus filiales de Perú, Colombia, Ecuador y Estados Unidos.
En cambio dejó afuera del concurso a LATAM Argentina, también a su filial de Paraguay y a la poderosa LATAM Brasil, la ex aerolínea TAM con la cual se había fusionado en 2012.
Pero a diferencia de la Argentina, donde cerró su aerolínea doméstica y despidió e indemnizó a casi la totalidad de sus 1.700 empleados, en Brasil LATAM siguió adelante y ahora esa filial pasó a ser uno de los motores de su recuperación.
Según el comunicado que la empresa emitió hoy en Estados Unidos, la recuperación de sus niveles de ingresos está basada por la facturación del mercado de cabotaje de LATAM Brasil, que ya roza el 80% de los niveles prepandemia.
“Esta recuperación está respaldada por el aumento operacional del mercado doméstico de LATAM Airlines Brasil hasta la fecha, que alcanzó una capacidad del 77% en agosto, en comparación con 2019, y se prevé que supere el 100% de los niveles de 2019 a principios de 2022″, dijo la empresa en su comunicado.
Además de Brasil, la empresa informó que ya está volando con niveles del 72% en comparación a la prepandemia en sus filiales de Colombia, Ecuador, Perú y Chile y que sigue a la espera de que sean normalizados los vuelos internacionales. “La recuperación internacional del grupo, tanto regional como de largo alcance, continúa viéndose afectada por las restricciones de viaje”.
Esa recuperación de la demanda doméstica en varios de los países donde ya está volando fue el argumento para conseguir ofertas de financiación para salir del concurso, el cual pidió estirar hasta diciembre de este año.
“Hasta la fecha, LATAM ha recibido varias ofertas de sus principales acreedores y accionistas mayoritarios, cada una de los cuales aporta más de US$5 mil millones de nuevos fondos, reafirmando la confianza del mercado en LATAM”, señaló el comunicado de la aerolínea.
Ese plan de negocios, detalló contempla una paulatina recuperación hasta obtener una rentabilidad neta de 7% dentro de cinco años. “El plan de negocios incluye una visión de la recuperación de la demanda, el plan de flota y las proyecciones financieras y operacionales hasta 2026, entre otros”, agregó. “Respecto de la capacidad proyectada, el grupo espera volver a los niveles pre pandemia en el 2024 y a un crecimiento del 7% al 2026, comparado con 2019. Dicho resultado se explicaría por una recuperación total del mercado doméstico y del internacional al 2022 y 2024 respectivamente, en línea con lo anunciado por la industria”.
En la Argentina, en cambio, LATAM optó por tirar la toalla: el 17 de junio de 2020, apenas tres semanas después de haber pedido el concurso en Estados Unidos, la empresa presentó un procedimiento preventivo de crisis ante el Ministerio de Trabajo, para cerrar su filial y despedir a sus 1.715 empleados.
En aquel momento la aerolínea adujo que por la imposibilidad de volar correspondía pagar el 50% de las indemnizaciones, tal como lo establece la Ley de Contrato de Trabajo. Con el correr de los meses, terminó otorgando retiros voluntarios por el equivalente a entre 120% y 130% de la indemnización a 90% de los empleados. Aproximadamente 190 no aceptaron ese plan de retiros y desde entonces exigen que el Estado intervenga para hacerse cargo de su destino laboral.
LC
Fuente Clarin