El sistema vertical que caracteriza al funcionamiento de la agrupación kirchnerista La Cámpora, no admite demasiadas interpretaciones cuando quien se expresa es uno de sus jefes, en este caso Andrés “Cuervo” Larroque. Si él pide reemplazar al Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y al ministro de Economía, Martín Guzmán, en realidad lo está reclamando Máximo Kirchner y Cristina Kirchner. No es un lobo solitario.
“En 2009 entraron Aníbal (Fernández) y Amado (Boudou) a Jefatura de Gabinete y a Economía. En 2013 entraron Coqui (Jorge Capitanich) y Axel (Kicillof). Son cosas que requieren que reaccionemos con reflejos y que escuchemos a la gente”, disparó Larroque. El ministro de Desarrollo Social bonaerense, no lo dijo por iniciativa propia.
La presión que ejerce un sector del kirchnerismo no tiene doble sentido, es unívoca. “Lo mejor que nos podría pasar es que alguien como Sergio Massa asuma como Jefe de Gabinete cuanto antes, y que después de las elecciones de noviembre, se completen los cambios en el gabinete”, reflexionó en voz alta un funcionario. ¿Es factible semejante jugada? ¿El presidente de la Cámara de Diputados, aceptaría?
Este martes, Massa desayunó durante tres horas con Alberto. Estuvo trabajando en números de la economía y de la campaña. Y el lunes estuvo reunido durante dos horas con Cristina. Después, volvió a reunirse con el Presidente, esta vez junto a intendentes y a Máximo Kirchner. Jornadas intensas para el tigrense.
Pero el principal interesado, Alberto Fernández, no está por ahora dispuesto a avalar semejante movimiento de alfiles. “Empoderamiento del Presidente y medidas económicas que impacten en el bolsillo rápidamente, mientras la economía va creciendo”, define un ministro, la fórmula que pretende aplicar el Gobierno hasta el 14 de noviembre, cuando se juegue la elección de verdad. La interminable duda es si alcanzará para recortar algo de la diferencia histórica que Juntos por el Cambio le sacó en las PASO. Histórica, porque ni en el 2015 ni en el mejor momento del gobierno de Mauricio Macri se impusieron en 15 provincias.
Ni siquiera los gobernadores peronistas creen que pueda revertirse semejante traspié electoral. Los mandatarios que se suponía iban a ser los socios dilectos de Alberto, no le van a quitar su apoyo, desde ya. Pero el vínculo no será el mismo.
“Hasta el 14 de noviembre, cada uno vamos a aceptar lo que mejor no parezca, cuando haya una decisión del gobierno nacional que nos pueda afectar”, asegura un gobernador, producto de la charla con sus pares. Pone como ejemplo, nuevas restricciones por la variante Delta o medidas contra el campo. Traducido, si Fernández toma una decisión que los afecte, no la van a acatar. E intentarán hacer equilibrio entre el cristinismo y el albertismo. Después de la elección, decidirán cómo seguir.
Ocurre que los gobernadores registraron que la gran diferencia que le sacó en sus distritos la oposición, no se debió solamente a cuestiones locales, sino a temas de la órbita de la Casa Rosada. “La fiesta en Olivos, el caso de la maestra que le gritaba a un alumno tratando de adoctrinarlo y la suspensión de las clases presenciales enojó a la gente y nos lo hicieron saber”, sostiene un funcionario de una de las provincias de tradición peronista. Pese a ello, no pedirán cambios de gabinete y tampoco creen que ocurran.
En los próximos días, visitará a Alberto Fernández una delegación de los gobernadores del Norte Grande -cuyo titular es Jorge Capitanich- que integran provincias peronistas y aliadas del Gobierno como Formosa, Chaco, Catamarca, Tucumán, La Rioja, Misiones y Santiago del Estero. El espíritu del encuentro no será manifestarle al Presidente sólo su apoyo. Traerán una lista de reclamos económicos y de infraestructura que necesitan indefectiblemente para afrontar de la mejor manera las elecciones legislativas cuyos resultados negativos, temen, podrían agravarse.
“Lo más preocupante es lo que podría ocurrir con el Congreso nacional, en ambas cámaras”, explica un legislador oficialista del interior. Cita un sondeo según el cual, si la oposición ratificara su triunfo el 14 de noviembre, la diferencia que habría entre el bloque de diputados del Frente de Todos y el de Juntos por el Cambio serían de sólo una banca.
Varios de los gobernadores peronistas, en contactos privados, comentaron cuán absortos quedaron el domingo a la noche cuando vieron la imagen entre enfadada y molesta de Cristina Kirchner, incluso por momentos hasta cabizbaja. “Nunca la habíamos visto así”, comentó uno de ellos.
Fuente Clarin