En una operación punitiva contra presidiarios acusados de un motín en una cárcel siberiana hubo humillaciones y violaciones, según testimonios recopilados por la AFP, algo que no es aislado en el universo penitenciario ruso.
Según esos elementos, muchos presidiarios fueron torturados durante meses en “celdas de presión” de la región de Irkutsk, sufriendo golpes y violencias sexuales propinadas por detenidos a la orden de guardianes.
Rustam y Alexei –los nombres fueron cambiados por temor a represalias– estaban entre las víctimas de los maltratos planeados, según ellos y la ONG especializada Gulagu.net, para hacerlos confesar su participación en una revuelta en abril de 2020 en la colonia N°15 de Angarsk, no lejos del lago Baikal.
Ahora libres, cuentan su calvario a la AFP.
“Vi corredores cubiertos de sangre y muchos presos inconscientes en el suelo”, afirma Roustam, 40 años, desde Tayikistán, de donde es originario.
Alexei, de 25 años, reconoce que rompió dos cámaras de vigilancia durante una revuelta. “Justo por hacerlo destrozaron mi vida”.
Esta expresión, en la jerga de los presos, significa haber sido violado por compañeros de prisión, lo que lleva a ingresar a la víctima a la casta de los parias, la de los “gallos” (“petoukhi”), de la jerarquía al interior de la prisión, una sociedad implacable y muy codificada.
“Perdí todo”, dice Alexei. “sufro mucho y pido simplemente justicia”.
Ambos dicen que fueron golpeados por guardias durante los disturbios en la cárcel de Angarsk, caracterizados por un gran incendio.
Luego fueron trasladados a la cárcel N°1 de Irkutsk, donde dicen que fueron torturados por detenidos a las órdenes de la administración.
– “Todo está permitido” –
Roustam y Alexei rompieron la ley del silencio, porque en diciembre 2020 alguien habló.
La ONG Gulagu.net señaló entonces el caso de Kejik Ondar, preso de Angarsk trasladado hacia la cárcel N°1 donde fue sodomizado con un calentador de agua por inmersión, causándole graves heridas.
Su abogado, Dmitri Dmitriev, habla de un caso “catalizador”. “Sin esa difusión mediática, el caso hubiera quedado oculto”
A mediados de enero de 2021, una comisión de investigación especial fue enviada a la región.
Cuatro presos y tres dirigentes fueron acusados por el papel desempeñado en la violación de Kejik Ondar. Otro responsable de la cárcel es procesado por un caso similar en otra cárcel.
El jefe de la colonia N°15 de Angarsk durante la revuelta, Andrei Verechtchak, fue inculpado a inicios de julio por “abusos de poder” relacionados con actividades económicas ilegales en la cárcel.
El 24 de septiembre, el Comité de investigación, principal organismo de investigación de Rusia, confirmó que se estudian las “torturas sistemáticas” ocurridas entre abril y diciembre de 2020 en las cárceles investigadas.
La administración carceral rusa no respondió a las preguntas de la AFP.
La ONG Gulagu.net reunió confesiones de tres detenidos que participaron en las torturas. Dicen haber actuado por orden de las autoridades que buscaban a culpables de la revuelta de Angarsk.
Uno de ellos, Denis Golikov, afirma que sacó las “confesiones necesarias” a unos 150 presos entre abril y julio de 2020.
En una declaración presentada el 14 de septiembre, consultada por la AFP, escribió que recibió órdenes de sus superiores: “Todo es permitido salvo los cadáveres”.
– “Fábrica de torturas” –
Para Vladimir Ossetchkine, director de la ONG Gulagu.net y refugiado político en Francia, los torturadores hablan pues no quieren ser los únicos en pagar por eso.
Las autoridades “procesan a los sádicos que torturan, pero no a quienes les dieron las órdenes”, dice.
Subraya que las organizaciones penitenciarias rusas utilizan “sistemáticamente” a detenidos para castigar a otros.
Estas recientes investigaciones son “históricas”, según Ossetchkine, pero solo representan una “parte muy baja” del número de víctimas.
Y los investigadores “no llegarán nunca a decir que la operación punitiva era planeada ni investigarán a quienes la ordenaron”, agrega el abogado Dmitri Dmitriev.
Los tormentos de los amotinados de Angarsk no son casos aislados.
Las cárceles rusas tienen fama por la violencia, ya sea mafiosa, organizada por las autoridades o una mezcla de ambas cosas.
El martes, un nuevo escándalo estalló. Gulagu.net reveló que recibió mil videos de un denunciante que prueba la magnitud de los malos tratos en las cárceles del país.
Las imágenes insoportables de un preso que es violado en una prisión-hospital de Saratov, obligaron a los poderes públicos a hacer una investigación.
Desde el miércoles, al menos cuatro responsables de los servicios carcerales de Saratov fueron destituidos.
“Las autoridades son hipócritas y harán todo lo posible para restarle importancia a su responsabilidad en esta fábrica de torturas”, dice Vladimir Ossetchkine.
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Fuente Infobae