Por Federico Mayol
Fue el único orador en el acto de Morón con toda la cúpula oficialista, con excepción de Cristina Kirchner.
Parado justo detrás, en primera fila, Máximo Kirchner miraba con la vista perdida, pensativo. La tribuna frente al escenario, copada por el grueso de la militancia más ruidosa de La Cámpora, ni siquiera esperó que Alberto Fernández terminara su discurso: en los minutos finales, explotó en cánticos que taparon el último tramo del monólogo presidencial, deslucido sobre el final y sin la atención de buena parte de la cancha de Deportivo Morón, repleta de simpatizantes K.
Tras las críticas feroces de los sectores más duros del kirchnerismo, y después de la plaza del 17 que se movilizó bajo el lema del “no pago al FMI”, el Presidente aprovechó el aniversario de la muerte de Néstor Kirchner de este miércoles para enviarle un mensaje al interior del Frente de Todos al plantear que no se va a “arrodillar” ante el organismo en plena negociación por la deuda.
“Si todavía no cerramos un acuerdo es porque no nos vamos a arrodillar. Vamos a negociar hasta que nuestro pueblo no vea en riesgo su futuro por pagar una deuda”, resaltó Fernández que, como de costumbre, vistió saco y corbata bien apretada al cuello, que se rodeó de la cúpula de la coalición en pleno -la ausencia de Cristina Kirchner estaba prevista- y de unos 30 mil militantes que le hicieron frente a un calor insoportable.
A esa altura de la tarde, mientras el jefe de Estado promediaba el cierre de su discurso -fue el único orador-, casi nadie lo escuchaba.
De hecho, Fernández tuvo que pausar su discurso una media docena de veces: por las altas temperaturas, varios militantes al borde del desmayo eran sacados en camilla por un costado del escenario. Muchos no esperaron al cierre para empezar a desconcentrar.
El mensaje presidencial tuvo lugar nada menos que a 24 horas de embarcarse rumbo a Roma, donde participará a partir del viernes de la cumbre del G20: lo espera Kristalina Georgieva para un encuentro mano a mano que fue confirmado por la Casa Rosada en la tarde del martes.
Flanqueado por el jefe de La Cámpora, Sergio Massa y Axel Kicillof -el locutor los presentó en ese orden-; casi todo el gabinete, sindicalistas como Hugo Moyano y Sergio Palazzo, y referentes de los movimientos sociales como Emilio Pérsico, Juan Grabois y Fernando Navarro, el jefe de Estado optó por recordar al ex Presidente con repasos de la primera gestión K, críticas a los medios de comunicación y a la oposición, y un mensaje a doble banda, al Fondo Monetario y al interior del Frente de Todos, en momentos en que la discusión por el pago de la deuda eclipsa buena parte del debate interno.
“A veces quisiera pedirle a los diarios que en lugar de pedirme a mi que apure un acuerdo con el Fondo de cualquier modo, le pidan al Fondo que se haga responsable de haberle dado a la Argentina una deuda que no se podía pagar. Nosotros no vamos a hacer un acuerdo que postergue más a los argentinos que hoy han quedado postergados”, abundó el mandatario en un acto cuyo lema principal estampado en el escenario fue “Primero se crece, después se paga”.
Como adelantó este diario, Fernández le había anticipado semanas atrás a algunos de los principales empresarios argentinos que el acuerdo con el FMI estaba encaminado, pero que recién se cerraría a principios del año próximo.
Días después, la militancia más dura del kirchnerismo se congregó en la Plaza de Mayo para el Día de la Lealtad con críticas feroces a las negociaciones del Gobierno con el Fondo Monetario, que este fin de semana van a sumar un nuevo capítulo en la capital italiana. Martín Guzmán ya viajaba este miércoles a Roma.
“Voy a pelear todo lo que sea necesario y voy a cerrar con el Fondo el día que sepa que eso no condiciona el futuro de la Argentina”, advirtió el jefe de Estado.
“¿Retrocedió el Presidente en su discurso con la negociación con el Fondo?”, preguntó Clarín en la entrada de la platea principal del estadio de Morón, que Cristina Kirchner inauguró en el 2013, a un importante dirigente de La Cámpora que apuraba el paso tras el acto. “¡Bien!”, contestó el camporista con los ojos bien abiertos y una sonrisa cómplice.
El evento, que estaba pautado para las 17 pero que se atrasó más de la cuenta, se inició con con el himno cantado por todo el estadio -“nuestro himno, la marcha peronista”, avisó el locutor-, y un video de poco más de dos minutos con fragmentos de discursos de Kirchner que tuvo que ser pasado dos veces por problemas de sonido y que a la tarde había subido a sus redes la ex Presidenta.
La puesta en escena con la que otra vez el Frente de Todos buscó exhibir una postal de unidad le sirvió además al Presidente para blanquear las tensiones puertas adentro, y tratar de desdramatizarlas. “No todos pensamos igual y tenemos matices. Vivan los matices. Vivan las diferencias. Vivan los debates. Nadie nos enseñó más que Néstor que nadie es dueño de la verdad. ¡Cómo me va a molestar el debate!”, remarcó.
Aprovechó también para referirse a la escalada de precios: llegó a Morón después de reunirse con los gobernadores por los controles de precios. “Me preocupa tanto o más que a ustedes”, deslizó. Paula Español, la ex secretaria de Comercio que fue reemplaza semanas atrás por Roberto Feletti, fue una de las primeras en llegar al lugar. Desconcertada, fue y vino entre el escenario, la platea principal y la entrada de los funcionarios: no se definía por cuál acceso era mejor para entrar.
Fuente Clarin