Por Pablo Sigal
Cifras de un documento oficial alertan sobre una aceleración asimétrica entre la Ciudad y el GBA. Qué dijo un referente científico del Gobierno para negarlo.
“Del último informe de Proyecto País no se puede concluir que haya diferencias entre CABA y GBA. Ambas jurisdicciones tienen una cantidad similar de contagios con la variante Delta. La nota refleja un análisis sin fundamento y tiene una clara intencionalidad política”.
El texto citado es un tuit del ex ministro de Ciencia y Tecnología de la Nación, Roberto Salvarezza, para responder a un artículo de Clarín -publicado el viernes- sobre el informe de vigilancia epidemiológica que periódicamente realizan investigadores dependientes de esa repartición ministerial.
El artículo dio cuenta, a partir de la información disponible, de cómo fue la progresión de la incidencia de la variante Delta de un lado y otro de la General Paz. Las cifras aparecen en tablas de datos de las páginas 15 y 17 del documento titulado “Vigilancia activa de variantes de SARS-CoV-2 en la CABA, provincias de Buenos Aires, Chaco, Neuquén, Santa Fe y Misiones”.
En esa progresión se ve la película, no sólo la foto. La foto es la que cuenta Salvarezza, reubicado por el Gobierno -tras las PASO- como titular de YPF Tecnología: en la semana epidemiológica 41, la prevalencia de la Delta en la Ciudad y el GBA es similar: 84,6 por ciento de los casos analizados en Capital y 83,3 por ciento, en el GBA. Sin embargo, el ritmo con el que la variante creció en las últimas cinco semanas -la película- fue mayor en territorio bonaerense.
En el informe de Proyecto País se puede apreciar que en la semana 37, es decir aproximadamente un mes antes, la cantidad de casos Delta era del 33,3 por ciento en el GBA y del 40,5 por ciento, en la Ciudad. Es decir, hubo más casos de esa variante antes en Capital que en el Conurbano. El piso desde el que partió uno y otro distrito fue diferente. Y en el mismo lapso llegaron al mismo lugar.
Ex ministro de Ciencia y actual titular de YPF Tecnología, Roberto Salvarezza. Foto: AFP
Mientras en la Ciudad los casos de la variante surgida en la India crecieron al doble, en el GBA lo hicieron una vez y media, lo que da cuenta de la diferencia en la velocidad con la que aumentó la incidencia del lado bonaerense y el porteño. El dato podría ser importante para analizar por qué ocurrió y tratar de corregirlo.
El mayor incremento de la Delta en el Conurbano se conjuga también con cómo crecieron los casos totales registrados. La media de siete días en el GBA era el 1° de octubre de 210 cada 24 horas, para pasar a ser de 359 el 26 del mismo mes, según las estadísticas del sitio Covid Stats. Un incremento del 70 por ciento.
En la Ciudad, la media de siete días a comienzos de octubre era de 148 y pasó a ser de 198 sobre el final del mes, lo que representa un incremento del 33 por ciento. Es probable que en los próximos días, ahora que el barbijo al aire libre también ha pasado a ser optativo en la Ciudad -desde el 20 de octubre-, esa curva se acelere.https://datawrapper.dwcdn.net/bXgos/1/
El artículo de Clarín del viernes hacía mención de que los bonaerenses, precisamente, habían empezado a abandonar el barbijo 20 días antes que los porteños. Y que lo habían hecho con un nivel más bajo de vacunados con ambas dosis. Ya nadie niega que el uso del barbijo es una herramienta fundamental para frenar la transmisión del virus.
Un contraste similar se ve, por ejemplo, entre dos países europeos vecinos: Inglaterra y Escocia. El primero abandonó el barbijo y los casos, a caballo de la Delta, se dispararon. El segundo sostiene el tapabocas y por ahora ha logrado un mayor control de la pandemia. La diferencia de las curvas en uno y otro país es notable. El ejemplo suele ser mencionado por Martha Cohen, patóloga argentina residente en el Reino Unido.
Las cifras históricas comparativas de Capital y el GBA no se destacan en el informe de Proyecto País. Aparecen en un cuadro “aburrido”, que en el resumen, el contexto y los resultados del documento oficial no son tomadas en cuenta. El foco oficial es la foto: un nivel de incidencia actual de la variante Delta muy similar en la Ciudad y el GBA. Salvarezza atribuye a una “intencionalidad política” el hecho de rescatar de la sombra el otro dato.
Nueva postal porteña sin barbijos, desde el 20 de octubre. Foto: Guillermo Rodriguez Adami
El rechazo de un científico a esta evidencia valiosa -Salvarezza es investigador superior del Conicet, doctor en bioquímica y, según él, su perfil es más técnico que político- resulta llamativo. Se presume que en la medida que las restricciones cedan en un marco todavía pandémico, y a pesar del avance de la vacunación, la variante Delta circulará rauda y los casos van a aumentar. Ya lo admitió sin vueltas la ministra de Salud, Carla Vizzotti.
Dejar de exigir el barbijo al aire libre significa mucho más que eso. Crece el riesgo de que aquel que elija no llevarlo puesto tampoco se lo coloque al ingresar en un lugar cerrado. Y es, a la vez, el mensaje implícito que recibe la población: la idea de que la pandemia ha terminado. La guardia tiende a bajar en todos los órdenes de la vida cotidiana.
Es evidente que cuando los casos descienden sin pausa, como ocurrió entre el 16 de mayo y el 9 de octubre, las autoridades deben relajar restricciones y proveer algo de normalidad. El tema es cuánto. Y en función de ese cuánto estimar el costo. No verlo sería repetir la historia de la cuarentena eterna de 2020, aunque en el polo opuesto. La constante es la subestimación de datos útiles para optimizar el manejo de una crisis de salud pública sin precedentes.
PS