El gobierno argentino de la mano de Martín Guzmán está enfrascado en conseguir al menos alguna señal del FMI que puedan vender hacia su propia tropa de que en caso de un acuerdo «no se va a hacer a costa del hambre del pueblo». De alguna manera, Alberto tienen que hacer digerir un entendimiento con el organismo de crédito a una militancia juvenil exacerbada con míticas ideas de rupturas.
El detalle que necesita el ministro de Economía es que en la reunión de Roma del Grupo de los 20 se incluya un renglón donde los países recomienden al organismo reducir los sobrecargos para países como Argentina que tienen un 187% de créditos de más respecto de su cuota societaria.
Pero eso no sería un reclamo ni descabellado ni fuera de contexto. Desde hace varios años se está produciendo una discusión fuerte entre los accionistas mayoritarios respecto de las cuotas societarias. El sentido de ese debate es adecuar las participaciones a los valores de los PBI relativos de cada país. Pero si bien es una discusión valedera, como podría ser un debate sobre desarme nuclear, las menciones a ello son mas formales que concretas.
Si hubiera que recalcular los PBI de los socios del FMI posiblemente Estados Unidos y Japón pierdan algo de influencia en el manejo del directorio. Y es por ello que la discusión siempre queda abierta para otro momento.
Una reforma de ese tipo es previa a la revisión sobre la políticas de sobrecargos, porque estos están relacionados a las cuotas de cada miembro.
Pero por otro lado, dado el actual contexto político en el FMI, luego de que Kirstalina Georgieva fuera confirmada en el cargo, la posibilidad de cambios «progresistas» quedaron en vía muerta. Georgieva, que salió airosa de acusaciones de haber ayudado a China en algunos indicadores económicos mientras era funcionaria del Banco Mundial, se quedó sin peso. Janete Yellen, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, es quien mantiene un control mas firme ahora y con ello, impulsa el mantenimiento de las recetas tradicionales.
La última carta que se puede jugar Alberto es en un mano a mano con Joe Biden negociar la mejora de condiciones para un acuerdo para Argentina a cambio de compromisos en la agenda del calentamiento global, que para la administración demócrata reviste importancia.
Periodico Tribuna