“Es la primera vez que se le da la oportunidad (de manejar la cartera) a un docente de aula porque generalmente estuvo un economista, un sociólogo, un psicólogo”, agregó el funcionario, tras prometer “transparencia, honestidad y justicia”.
No obstante, su antecesor también es profesor de carrera.
Después de una semana en la que la oposición criticó al presidente Pedro Castillo por no designar ministro, la elección recayó en Serna, hasta ahora director de Educación del departamento andino de Huánuco y quien en el pasado fue funcionario técnico del ministerio.
Serna es militante de la coalición de izquierda Juntos por Perú (JP) aliada del Gobierno-, y fue uno de sus candidato al Congreso en las últimas elecciones. Pero ya anunció que renunciará a esa filiación para que no se le perciban intereses partidistas.
La educación peruana, que muchos esperaban tuviera un impulso especial con Castillo -un maestro rural forjado en las luchas sindicales del magisterio-, atraviesa por una situación crítica, derivada entre otros factores por la pandemia de coronavirus y la ofensiva contra la elogiada reforma universitaria.
“No hay duda de que es la peor crisis en la educación de los últimos 100 años en Perú. Es clarísimo. La pregunta es si es más grave que en otros países. De hecho, en Asia del Sur y América Latina es más grave que en el resto de regiones”, dijo el jefe de Educación del Banco Mundial, Jaime Saavedra, en entrevista con el diario limeño La República.
“Lamentablemente, no tenemos datos (para comparar). Estamos navegando a ciegas. Tenemos que tener esos datos rápido para poder implementar políticas”, agregó Saavedra, que fue ministro de Educación de Pedro Pablo Kuczynski hasta que fue censurado en 2016 por la oposición de derecha que controlaba el Congreso.
Perú es uno de los países que más ha tardado en retomar las clases presenciales tras la interrupción obligada por la pandemia en marzo de 2020. Al terminar este año, solo un 11 % de alumnos habían retornado físicamente a las aulas, porcentaje muy inferior al de todos los países vecinos.
Analistas y portavoces de la oposición de derecha culpan a Gallardo, de quien dicen que descuidó el tema por estar ocupado en los conflictos internos en el sindicalismo del magisterio, como dirigente que es de uno de los sectores enfrentados.
“Los chicos están perdiendo años de educación y eso les va a implicar un impacto muy grande en su bienestar futuro. Si te pones economicista, va a ser un impacto muy grande, no ahora, sino dentro de 10, 20 años. Esos chicos van a ser 10 o 15% menos productivos que sus pares de la generación que sigue y de la anterior”, señaló Saavedra.
Para el exministro, considerado uno los mayores expertos del tema en el mundo, el asunto es aún peor porque ni el Gobierno de Castillo ni en los previos de Martín Vizcarra y Francisco Sagasti aprovecharon la ausencia de estudiantes para mejorar la estructura en los colegios.
Si el panorama es sombrío en los colegios, no lo es menos en la educación universitaria, en donde, según continuas denuncias, hay una ofensiva política y empresarial para derribar una reforma que ha significado desde 2014 una evidente mejora en la oferta.
En el Congreso, una alianza virtual de legisladores de diversas corrientes tiene en la mira a la Superintendencia Nacional de Educación Universitaria (Sunedu), una de las instituciones de mayor prestigio en el país, sin que, supuestamente, el Gobierno sea enérgico en enfrentarla.
Así, han avanzado proyectos para intervenir el directorio de la Sunedu, para dar más plazos para que las universidades se adecúen a los estándares de calidad exigidos e incluso para “darles otra oportunidad” a instituciones a las que se les negó la licencia por el mal servicio que ofrecían.
“Son intentos de contrarreforma, con distintos matices y fuerza, y eso va a continuar”, afirmó Saavedra, quien en la entrevista con La República recordó que en torno a las universidades cerradas hay grandes intereses económicos.
“Las rentas que generaban las universidades, los espacios de negocio, de evasión tributaria, eran extremadamente grandes. No estamos hablando de pequeños negocios”, agregó el exministro, para quien lo que ocurre es “gravísimo”.
El nuevo ministro tendrá que capear además un tema coyuntural: la anulación de un concurso para llenar de plazas de profesores en colegios públicos, dispuesta después de que se confirmara que los cuestionarios fueron comercializados entre los postulantes.
“La filtración tiene que investigarse y llegar hasta las últimas consecuencias. La gente tiene que aprender que las cosas sean transparentes”, dijo Serna en su primera referencia al asunto.
La jefa del gabinete ministerial, Mirtha Vásquez, afirmó, en medio de esas incertidumbres, que Serna “apuesta por la calidad educativa y cumplirá la importantísima tarea de liderar desde el Gobierno un retorno seguro y equitativo a clases”.
La oposición, en tanto, aún no ha hecho mayores comentarios sobre la designación, aunque ya cuestiona que el nuevo ministro sea de JP, grupo liderado por el ministro de Comercio, Roberto Sánchez, y al que son próximos los titulares de Economía, Pedro Francke, y Mujer, Anahí Durand.
Gallardo, profesor de carrera que, como Castillo, proviene de una disidencia “radical” del sindicalismo del magisterio, fue el primer ministro censurado por un Congreso que, bajo el liderazgo de fuerzas de derecha “dura”, tiene contra las cuerdas al Gobierno de izquierda y ya forzó directa o indirectamente la salida de otros 11 miembros del gabinete.
Fuente Ambito