HARRISONBURG, Estados Unidos. ─ Las recientes declaraciones del escritor y guionista Eduardo del Llano al programa “La familia Pérez”, reproducidas parcialmente por CubaNet este 30 de diciembre, me han dejado estupefacto.
Me cuento entre quienes han disfrutado las historias de Nicanor, ese personaje tan bien interpretado por Luis Alberto García y creado por el propio del Llano. También he disfrutado su literatura ─ aunque no tanto como sus cortometrajes─ , por eso me resulta desconcertante que alguien tan agudo haya ofrecido declaraciones tan deleznables. ¿Será que se ha aficionado al consumo de drogas como Kcho, otro defensor de la dictadura?
Hablo de personas que forman la llamada “oposición fiel” ─creo que así fue bautizada y defendida por dos intelectuales de una conocida revista católica habanera─ formada por figuras de renombre a las que se les permiten, de vez en cuando, algunos comentarios apartados del guión oficialista. La lista es numerosa y resulta muy útil a la dictadura, porque la usa como ejemplo para tratar de demostrar que su intolerancia es “otro invento del enemigo”.
Al comparar lo dicho por del Llano con la situación de nuestra Patria he sentido vergüenza ajena porque en Cuba ─contrariamente a lo que este afirma─ no hay decenas sino cientos de presos políticos, entre ellos varios menores de edad.
Quien se mantenga al tanto de las noticias de Cuba quizás haya visto la foto de Armando Trujillo González al salir de prisión y compararla con la que se le tomó antes de entrar en ella. Quizás también habrá leído su testimonio sobre los abusos que cometen los esbirros de la dictadura en contra de los encarcelados y conozca que la Dama de Blanco Sissi Abascal ha sido condenada a seis años de prisión y que Luis Wilber Aguilar Rivera, joven de 21 años con problemas mentales, según ha denunciado su padre Luis Wilber Aguilar, fue sancionado a 23 años de cárcel. Los tres fueron encarcelados por haber protestado contra la dictadura.
Juan Enrique Pérez Sánchez salió también ese día a protestar con una bandera cubana sobre los hombros en el poblado de Vegas, provincia de Mayabeque. Pérez Sánchez fue detenido violentamente por los esbirros de la dictadura y en la unidad de la policía fue golpeado. Al caer al piso continuó recibiendo bastonazos y patadas mientras le decían que no podía portar la bandera diciendo “Patria y Vida”, que tenía que decir “Patria o Muerte”. Como el joven no obedeció, continuaron dándole golpes hasta que lo desmayaron, lo cual ocurrió frente a su esposa.
Pérez Sánchez fue juzgado este mes y la sentencia se dará a conocer el 4 de enero próximo. A quienes lo golpearon no les ha pasado nada, el mismo proceder de siempre del “Estado de derecho cubano”.
En estos momentos, una madre cubana, como cientos de otras, sufre al ver la injusticia cometida contra su hijo menor de edad. Me refiero al caso de Bárbara Farrat Guillén, quien tiene preso a su hijo de 17 años nombrado Jonathan Torres Farrat, en la Cárcel de Menores de Occidente, conocida como Manto Negro. Vecinos de su zona de residencia firmaron una carta dirigida al presidente Díaz-Canel pidiéndole que libere a ese muchacho y a todos los menores de edad detenidos o presos. Por este reclamo Bárbara ha sido amenazada por la Seguridad del Estado.
A veinte años de privación de libertad fueron condenados Freddy y Katia Beirut, padre e hija, ambos del barrio de La Güinera, La Habana. Y en prisión permanecen Virgilio Mantilla Arango, el periodista Lázaro Yuri Valle Roca y el youtuber Yoandi Montiel Hernández, más conocido como “El Gato de Cuba”. También se encuentra preso Demis Valdés Sarduy, sancionado a seis años de cárcel por protestar ese día.
Los familiares de Andy García Lorenzo, principalmente su hermana Roxana García Lorenzo, han sido amenazados por la Seguridad del Estado con ir a prisión si continúan denunciando las condiciones en que lo mantienen detenido, mientras la Fiscalía ha solicitado para él siete años de privación de libertad por haberse manifestado públicamente en contra de la dictadura.
Una situación semejante vive la madre camagüeyana Ailex Marcano Fabelo por reclamar la libertad de su hijo Ángel Jesús Marcano.
A la lista se suman los casos del joven que rompió en la calle una foto de Fidel Castro y el de Luis Robles, preso desde hace más de un año por protestar pacíficamente en el bulevar de La Habana con un cartel pidiendo libertad para nuestro pueblo. Todos los mencionados son presos políticos junto con muchos otros que no menciono y que ahora mismo padecen hambre, falta de atención médica, restricciones ilegales y otros abusos.
Acosados en sus casas hay varios periodistas independientes, amenazados con ir a prisión si salen a la calle, entre ellos Camila Acosta y Luz Escobar.
A esta cruel represión, que cuenta con la complicidad de Naciones Unidas y numerosos gobiernos democráticos, se une la incontenible estampida de miles de cubanos por cualquier vía con el objetivo de escapar de una dictadura que solo ha sido eficaz en destruir al país.
Siendo cubano, ¿quién no puede estar preocupado con lo que ocurre en Cuba? Pues Eduardo del Llano, quien ha dicho sin pudor ─lo que manifiesta la pequeñez de su alma─ que en todas partes hay presos políticos y hay represión de la policía”, lo cual es cierto, aunque olvida que los intelectuales son los primeros que deben luchar contra las injusticias por muy extendidas que estén.
No contento con ese desliz y sumado a expresiones propias del coloquialismo vulgar español, del Llano asegura que la situación de los presos políticos cubanos “le chupa un huevo”, frase que mezcló con la muy criolla “me importa un carajo”, para rematar con esta otra perlita: “Yo me limpio el c… con la opinión de los cubanos y de los presos políticos”.
Como demuestra la historia de Cuba y del mundo, hay múltiples ejemplos de intelectuales que han vendido su alma al diablo. Eduardo del Llano es otro ejemplo.
El escritor noruego Knut Hamsun, autor de la inolvidable novela Hambre, de notoria influencia dostoievskiana y Premio Nobel de 1920, apoyó abiertamente a Hitler, la ideología nazi y la ocupación alemana de su país. Después de la guerra fue acusado de traición y sus compatriotas quemaron públicamente sus libros, una reacción que no comparto, pero que resulta comprensible.
En esa misma cuerda que toca del Llano están Silvio Rodríguez, Miguel Barnet y muchos otros, porque en el mundo, a la par que quienes buscan la luz están los que defienden las tinieblas.
A mí si me importa ─y mucho─ todo ese dolor. Estoy absolutamente convencido de que lo mismo piensan millones de cubanos.
Es una pena, pero con esas declaraciones Eduardo del Llano ha demostrado que además de intelectual es otro miserable.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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Fuente Cubanet.org