Elio López, veterinario, proviene de una familia de ganaderos de toda la vida. Con decenas de vacas es muy difícil tener control sobre el rebaño vacuno, pues estas pueden acabar desperdigándose por los montes mientras pastan. Es un problema que sufren, desde siempre, todos los ganaderos, sobre todo los que «se dedican a ganadería extensiva», cuenta López. Pero como «de cada problema surge una oportunidad», hace dos años este joven comenzó una aventura que ahora, por fin, es una realidad: fundó Innogando para crear el primer collar inteligente con el que poder ‘comunicarse’ con las vacas al respecto de sus necesidades. Gracias a este dispositivo, una suerte de «smartwatch», cuenta el emprendedor, se puede saber todo lo que está haciendo cada uno de los animales en todo momento: los datos de «la localización exacta, las actividades que hace, cuánto tiempo juega, cuándo come, cuánto descansa» aparecen en el teléfono móvil de los ganaderos en tiempo real. Y, muy importante, «sin necesidad de cobertura», porque en el rural gallego es algo que brilla por su ausencia. Tampoco es necesario cambiarles la batería, porque estos collares, según cuenta su ideólogo, se recargan con la luz del sol a través de unas placas. Elio, junto con otro compañero informático, comenzó «planteándose cómo se podría mejorar la vida de los ganaderos» que él tan bien conocía. La respuesta era encontrando la «tranquilidad». De hecho, atiende a la llamada de ABC desde Tarragona, y aunque sus vacas estén en Galicia, dice no estar preocupado por su estado. Desde la aplicación «sé dónde está cada una», y puede controlar su estado de salud de manera individual. Esta nueva herramienta responde a «una necesidad que el resto de compañeros nos trasladaban, y yo, como hijo de ganaderos, también lo notaba», cuenta el veterinario. Incluso ha invertido en este producto la farmacéutica Zendal de Porriño: «Nos ayuda no solo económicamente, sino también por su red de distribución». Mejorar la productividad
«Empezamos de cero, en nuestra propia granja», relata López. Ahora los collares están en explotaciones de media España, y en breve cruzarán el océano para exportarlos a Sudamérica. Además de saber en todo momento el lugar en el que se encuentra cada cabeza de res y su estado de salud, este collar también puede ser una herramienta que el ganadero use para aumentar la productividad, pues el aparato también controla y monitoriza los momentos de celo de cada animal, y en función de eso programar cruces y alimentación especial. Con todos los datos que el collar va recabando, se genera una base de datos y, si alguno de los parámetros no se cumple, saltarán alarmas al teléfono móvil. Por ejemplo, cuenta Elio, los partos son momentos en los que es clave reaccionar con rapidez. Si alguna vaca está teniendo problemas para dar a luz a su ternero, llegará un mensaje alertando de la emergencia para que sea atendida con la máxima celeridad y salvar a la cría.
Fuente ABC