LA HABANA, Cuba. – El 30 de julio de 1981, el periódico Granma dio a conocer la existencia del “dengue hemorrágico” en Cuba. Lo primero que pensaron muchos fue que podía haber sido traído por las tropas de Angola. Sin embargo, el “Comandante en Jefe”, con la vehemencia que lo caracterizaba, de inmediato acusó a Estados Unidos de hacer una guerra bacteriológica contra el pueblo cubano.
Luego, en su discurso anual del 26 de julio, Castro ratificó su denuncia. Por su parte, el Departamento de Estado de EE. UU. negó la acusación y autorizó a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) a suministrar 300 toneladas de pesticidas en Cuba, con el fin de combatir el dengue.
A partir de ese momento, en todas las ciudades y poblados del país se realizó una amplia campaña de fumigación para detener el brote infeccioso y eliminar el mosquito. Sobre La Habana y otras ciudades volaron las avionetas de fumigación. La OPS declaró que el origen del dengue se encontraba en el sudeste asiático, según investigaciones del propio organismo.
Transcurridos tres meses de epidemia, el 24 de septiembre, el canciller cubano Isidoro Malmierca acusó nuevamente a EE. UU., esta vez ante en la Asamblea General de la ONU.
Por último y para sorpresa de todos, transcurridos menos de cinco meses, exactamente el 19 de noviembre, Fidel Castro declaró el fin de la epidemia, al haber podido erradicar el mosquito causante de la enfermedad.
Según informes del Comité Central del PCC, en pocos meses la epidemia de 1981 afectó a más de 344 000 personas, ocasionó 158 fallecimientos (de ellos 101 corresponden a niños).
Se creó una comisión de trabajo integrada por epidemiólogos, pediatras, clínicos y virólogos, para que investigara el brote epidémico y esta comisión llegó a las siguientes conclusiones:
Se trató en efecto del dengue. Los estudios de laboratorio realizados mediante muestras de suero tomados a los pacientes, así como la captura de mosquitos Aedes Aegypti en la zona, demostraron que había sido un dengue diferente al que provocó la epidemia de los años 1977 y 1978, y que esta forma severa de dengue se presentaba preferentemente en poblaciones que habían padecido otros tipos de enfermedad con pocos años de antelación, así como en niños.
Los primeros municipios donde surgió el brote fueron Boyeros, Santiago de Las Vegas y Guanabacoa. Por último, el dengue se extendió por la provincia de La Habana y el resto de la Isla.
En los últimos 30 años, las acciones de vigilancia, control e investigaciones realizadas han permitido que el país se mantenga libre de fuertes epidemias de dengue, aunque siempre han existido en menor escala.
La presencia endémica de esta enfermedad se ha remarcado por estos días con un incremento de los casos reportados en los policlínicos y hospitales de toda la Isla, con pacientes de todas las edades pero sobre todo de barrios marginalizados donde viven las personas de menos recursos.
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Fuente Cubanet.org