Una de las peores cosas que le puede pasar a una pareja es la infidelidad, con mayúsculas. Después de algo así, es muy difícil volver a un estadio anterior emocional y son muy pocas las parejas que lo superan. Yo aún tengo mis dudas de que la memoria y los afectos queden exentos de daños que no influyan de alguna manera, si no en la pareja, sí en uno mismo. Después de una infidelidad es muy difícil o imposible recuperar la confianza, y dependiendo de la buena o mala relación que se tenga previamente y de si hay implicación emocional y no solo sexual con esa otra personas, de si se repite… así será la dimensión del daño. No hay nada que justifique una infidelidad, nada, repito. Razones que nos damos a nosotros mismos y a los demás, sí, demasiadas. El daño que se produce en la seguridad y en la autoestima del otro es inimaginable, pero pocos piensan en el daño que va a producir la infidelidad en quien la lleva a cabo si es descubierto. Y los genes, ¿influyen? ¿qué hay de cierto en si ser infiel se puede heredar o no? Pues hay un estudio que revela que los genes, en concreto uno (numerado) y por una mutación genética, sí pueden tener que ver en aumentar la posibilidad de ser infiel. Bueno, en fin. En todo estamos mediatizados por la química y por las experiencias, y por supuesto por la razón y la emoción , que digo yo, en éstos (en los del estudio) a ver dónde se quedan. Nadie es infiel así porque sí en contra de su voluntad, aunque los genes «le empujen». Y curiosamente son más infieles los hombres que las mujeres, según estadísticas. Esto es equiparable a que normalmente ellos tienen, en general, también más necesidades y deseo sexual que nosotras por la testosterona. Al igual que en otras conductas adictivas como ocurre con el alcohol, el sexo… el cerebro tiene una predisposición familiar, Casi siempre que preguntamos por alguien de la familia con adicciones, sea la que sea, encontramos a alguna persona «adictiva», y en la infidelidad podría ocurrir algo parecido, pero yo tengo mis dudas, y creo más bien que habría un fondo de adicción al sexo que justificaría una necesidad de buscarlo y por ende se produciría una infidelidad en esa pareja. A parte de la química, como somos personas, prefiero apoyarme más en el poder de la psique para movernos por el mundo y por nuestras relaciones de pareja, sobre todo con alguien que nos quiere y hasta también a quien queremos (hablando de ser infiel), porque para ser infiel no hace falta no querer a tu pareja, a veces. ¿Qué «razones» esconde la infidelidad? Aburrimiento: no hace falta que haya aburrimiento solo en la pareja, sino aburrimiento en general. Ahora durante la pandemia han aumentado los casos de infidelidad y sobre todo con inicio a través de las redes sociales, como el whatsapp. Son una forma fácil de contacto con una o múltiples personas. De esta forma, aún sin contacto físico en principio. Sensación de que la vida se pasa: a partir de cierta edad, en torno a los 50 y ahora más en pandemia, está ocurriendo muchísimo. Se siente la necesidad de experimentar otras sensaciones y atreverse a ser infiel es algo que contemplan en algunos. Mala relación con la pareja o prácticamente nula relación, con lo que se comienzan historias paralelas con otras personas. Necesidades emocionales, necesidad de sentirse «presente», necesidad de coquetear y hasta diría que muchas personas basan su autoestima en saber que pueden gustar y, por tanto, se meten en el juego de la seducción, buscan a otros para mantener esa chispa de «seguridad en sí mismos», necesidad de afecto, de obtener atención que en casa no encuentran o que no les es suficiente, a ellos, aunque sí exista. Costumbre: quienes en algún momento se lanzaron a ser infieles y vieron que «no pasa nada», puede adquirirlo como rutina. Quienes están necesitados (pocas o nulas relaciones sexuales ) o «necesitados» de sexo (como adicción). Quienes son «adrenalínicos» como yo digo, y necesitan experimentar el chute de jugársela, y lo hacen además al límite de ser pillados por sus parejas. que es lo que más les excita y estimula, la emoción de lo prohibido. Y entran aquí los circuitos neuronales de la dopamina, sobre todo. El don juanismo, los «don juanes», con necesidades de seducir y enamorar, y cuando lo consiguen, abandonan. Así una y otra vez aunque en casa lo tengan todo cubierto con parejas excepcionales a todos los niveles. Y los que son infieles y quieren ser descubiertos para que se termine la relación, para que sea la pareja quien tome la decisión porque ellos no se atreven a hacerlo. ¿Qué consecuencias se producen en las personas infieles cuando son pilladas? No solamente lo pasa mal quien ha sido engañado. Se produce un antes y un después en la relación si sobre todo se mantiene la convivencia, porque si se decide una ruptura, ahí se suele terminar todo, pero no siempre. El daño psicológico, la rabia, la desconfianza y la humillación que siente quien que ha sufrido el engaño, es máxima, cuando además en esa relación paralela se han generado sentimientos, afectos, enamoramiento… Es la peor situación y en la que en mi experiencia no cabe marcha atrás. No se puede perdonar, por supuesto nunca se olvida y ésto es lo que hace que quien ha sufrido la infidelidad, viva mentalmente día tras día ese momento, y necesite preguntar, y saber detalles, ¿por qué?, ¿cuándo surgió?, ¿cómo lo hacíais?, ¿qué te gustaba de ella o de él?, y ¿cuándo me decías tal?… infinidad de preguntas a la pareja que, además, pueden traducirse en multitud de conductas hacia el otro como además de interrogarle, exigirle enseñar su móvil, saber qué hace en todo momento, prohibirle ir o hacer, castigarle sin relaciones sexuales que además no apetecen, sobre todo por miedo a pensar que la pareja va a imaginar sexo con esa otra persona con quien ha sido infiel, y simplemente también por castigo….«no te doy sexo, (faltaría más), por lo que me has hecho», reproches constante, discusiones conastante… un martirio para uno mismo y para el otro. Y es que en estas circunstancias sólo cabe la separación, porque incluso buscar ayuda psicológica no se contempla por parte de la persona engañada. Se tiende a pensar «no, no quiero que ningún psicólogo me haga ver o me convenza que no ha pasado nada para seguir con él». De todas formas hay muchas, muchísimas razones ajenas a lo que sería normal en estas circunstancias de infidelidad repetida y mantenida en el tiempo, me refiero, a que es muy dificil la normalidad en la pareja y puede que la convivencia se mantenga, a partir de entonces, por intereses económicos, sentimientos de culpa, hijos… un mix que os aseguro que no ayuda a nadie. La dependencia emocional y/o económica es una razón bastante común en parejas que aún después de sufrir una infidelidad, mantienen la convivencia siendo en la mayoría de casos, infernal, emocional o conductualmente. Los psicólogos, a raíz de lo que comentaba antes, no estamos para convencer a nadie de seguir o dejar a alguien. Estamos para ver la situación lo más objetivamente posible y cuando se nos pide ayuda, ayudar a seguir siendo pareja o ayudar a dar el paso para poder dejar al otro, sobre todo en casos de sentimiento de culpa y de dependencia emocional. Y esto es tanto para la persona engañada como para la persona que ha sido infiel y que ya no puede seguir en la relación. Se me olvidaba, la comunicación evitaría muchas situaciones de éstas. Expresar necesidades, preferencias, malestares con o sin razón, es imprescindible. Da la posibilidad de evitar esto, resolver, modelar y suavizar cualquier situación de desencuentro en la pareja. Después ya, casi siempre, suele ser tarde. Ana M Angel Esteban Psicóloga Clínica.Terapia de pareja. Máster en Terapia de Conducta 615224680
Fuente ABC