Del teatro y otros males…que acechan a los corrales es un espectáculo completamente «morbórico», en el que se resume un estilo, una estética, un modo de interpretar, de decir, de moverse y de escenificar muy propio de este grupo que ya atesora treinta y cinco años de experiencia sobre las tablas. Tanto desde el texto de Fernando Aguado como desde la dirección de Ana del Palacio se pretende articular una historia que mire en los fondos y en las formas al teatro lopesco y su escuela, incluido el empleo del verso, con innumerables guiños y paráfrasis de conocidos textos del Siglo de Oro. Pero este trabajo, que quiere ser un homenaje al mundo del teatro, en especial a la vida de los artistas, a veces se queda demasiado con esa idea dramática del «viaje a ninguna parte» que tan bien nos relatase Fernán Gómez. Ese canto a la profesión que se ancla en la irracionalidad del veneno del teatro es el motivo central recurrente de la propuesta dramatúrgica. Sin embargo, no hay que dejar el entendimiento solo en ese hilo emocional y en el sentido del humor con el que se desgrana, sino que hay que ver los postulados del teatro clásico integrados en la realidad actual. Por supuesto se hace constante referencia, quizá demasiada a los contravalores de la precariedad e inseguridad del sector, la dificultad del sostenimiento de las compañías y la lucha que hay que llevar a cabo, sacando leche de una alcuza, para poner en pie las producciones. Y no es menos importante el aguijonazo, justo, a quienes contra viento y marea siguen gravando con el veintiuno por ciento esta actividad cultural tan necesaria para favorecer la educación y el sentido crítico de una sociedad que progresa. Si tuviera que resumir conceptualmente el contenido del espectáculo diría que estamos ante la teatralización de las gracias y las desgracias de la profesión de comediante. Pero ese acercamiento a la pasión escénica se realiza con mucho humor, tanto en lo textual como en lo dramatúrgico, y se logra que el público ría y ría, aunque en el fondo la realidad que se pinta sea una realidad bastante cruda. Es evidente que la obra, planteada como una comedia burlesca y de enredo al estilo de las del teatro clásico español, no pierde nunca de vista lo trágico de la vida del cómico y la reflexión al final nos deja ese sabor agridulce que transmite el mensaje de cómo viven la mayoría de los cómicos y cómo siempre están al albur de la voluntad y el dinero de los poderes de turno. Es muy interesante y populista el mundo picaresco, descarado y deslenguado que se muestra en la obra, tiene gracia y produce una empatía evidente que logra la complicidad de los espectadores. Una parte capital del espectáculo es la música en directo, muy bien elegida, interpretada y acordada con las diferentes escenas y también cuando toma protagonismo al margen de la propia representación, como ocurre en el introito y en algunos momentos en los que incluso baja el telón y los músicos tocan solos como si fuera un concierto. Magnífica esa pieza a telón bajado (hecho que posibilitaba una transición escenográfica). El autor, Fernando Aguado, y la directora, Eva del Palacio, también protagonistas en la interpretación son los pesos pesados o maestros de ceremonias que con su veteranía llevan la batuta de la representación. Excelente su trabajo. Y excelente el de todo el grupo, tanto en el movimiento y el gesto, como en la muy plausible manera de decir los textos para que se entiendan bien. Muy versátil Virginia Sánchez en su papel de Inés. Alejandra Lorente ha dibujado una Marilina muy pinturera y ha perfilado excelentemente el contraste entre lo que ella representa (una no profesional del teatro) frente a todos los demás (miembros de una compañía), quizá no se debiera exagerar el tópico de componerla como la imagen de una Marilin Monroe un tanto zonza (algo que, por cierto, la realidad de la mítica actriz americana demuestra que de zonza, nada). El público, que acudió al Teatro de Rojas hasta casi llenarlo, se lo pasó estupendamente y tuvo ocasión de sonreír largamente con el espectáculo de Morboria, lo que es de agradecer en estos tiempos de miedos pandémicos, inflación creciente y futuro incierto. Ahora a esperar que la programación de primavera vuelva abrir el teatro todas las semanas y que no se pase meses cerrado en una de las pocas programaciones culturales sostenidas de la ciudad. Título: Del teatro y otros males…que acechan a los corrales. Autor: Fernando Aguado. Dirección: Eva del Palacio. Intérpretes: Fernando Aguado, Eva del Palacio, Alejandra Lorente, Virginia Sánchez, Ana Belén Serrano, Jorge Corrales, Eduardo Tovar, Vicente Aguado, Trajano del Palacio y los músicos Miguel Barón, Javier Monteagudo y Milena Fuentes. Espacio escénico: Eva del Palacio y Fernando Aguado. Vestuario: Eva del Palacio, Ana del Palacio y Fernando Aguado. Músicas: Miguel Barón, Javier Monteagudo y Milena Fuentes. Diseño de iluminación, luz y sonido: Guillermo Erice. Escenario: Teatro de Rojas.
Fuente ABC