LA HABANA, Cuba.- La propaganda castrista enarbola con bombo y platillo el supuesto carácter democrático de la consulta popular del Código de las Familias que por estos días tiene lugar a lo largo y ancho de la isla. Según se ha informado, un total de 78 mil puntos de reunión están activados en el país para que los ciudadanos hagan sus propuestas, que pueden ser de eliminar, modificar, adicionar o simplemente plantear dudas acerca del referido documento.
Los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), ese apéndice preferido del gobernante Partido Comunista, son los encargados de citar a las personas para que participen en la consulta popular, momento en el cual se recogen los planeamientos que después se trasladan a las instancias superiores. A primera vista, nada habría que objetar.
Sin embargo, con tomar parte en alguna que otra consulta a nivel de base, y después confrontar lo que allí se dice con las opiniones que sobre el Código aparecen en la televisión y los medios nacionales de prensa, llegamos a la conclusión de que asistimos a un montaje sumamente antidemocrático, que nos lleva a seguir en el carro de la mentira.
Porque en las reuniones de base abundan los planteamientos que critican algunos de los aspectos contemplados en el anteproyecto del Código de las Familias. En cambio, la televisión solo muestra los criterios de Díaz-Canel, Miguel Barnet y otros jerarcas del régimen que, por supuesto, consideran el Código de las Familias como lo más completo y acabado para lograr la felicidad de todos los cubanos.
Si en realidad se quisiera instaurar un ambiente democrático en torno a la consulta popular del Código de las Familias, habría que llevar a la televisión y otros medios masivos de difusión los criterios que se oponen a ciertos aspectos del Código, y así la población tendría más elementos de juicio.
Todos sabemos -y por supuesto, los jerarcas del castrismo también- la gran influencia que los grandes medios, en particular la televisión, ejercen sobre la ciudadanía. No en balde en las sociedades democráticas, cada vez que los electores deben acudir a las urnas, con anterioridad los diversos candidatos u opciones a escoger se presentan en la pequeña pantalla para exponer sus puntos de vista.
Mas, no hay que olvidar que los gobernantes cubanos son unos maestros en eso de falsear la democracia. Ahora repiten lo que hicieron en el 2019 con el plebiscito que finalmente “aprobó” la Constitución de la República. En aquella ocasión, en pequeños estancos, la población podía plantear cualquier criterio acerca del anteproyecto de Constitución. Pero, a nivel nacional, en la televisión, la radio y la prensa escrita, toda la propaganda instaba a votar por el SÍ a ese proyecto de Constitución que, como sabemos, establecía la rectoría del Partido Comunista sobre la sociedad, así como la irreversibilidad del sistema comunista en Cuba. Incluso, cualquier sugerencia en torno a un voto por el NO a la Constitución era calificada por el régimen como “un boicot al plebiscito”.
Claro que el objetivo del actual bombardeo mediático unidireccional sobre la población cubana persigue un fin parecido al del plebiscito de 2019. El castrismo intenta manipular a los ciudadanos, y así conseguir que voten favorablemente, en el referéndum que será convocado con posterioridad, por la versión del Código de las Familias que finalmente apruebe la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Una versión que, como es lógico suponer, será la que convenga a la maquinaria del poder.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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Fuente Cubanet.org