Las líneas rojas
En la reciente conferencia de seguridad en Munich, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski anunció la disposición al rearmado nuclear de su país, lo cual terminó de echar nafta al fuego que la OTAN venía avivando hace algunos años: la probable instalación de bases en Ucrania, a escasos kilómetros de la frontera rusa. Las permanentes violaciones a los acuerdos de Minsk le dieron a Rusia el argumento perfecto para movilizar tropas hacia las fronteras y preparar la actual operación.
La línea roja trazada por Moscú ya se había cruzado y Rusia tomó una medida temeraria: avance contra objetivos militares y estratégicos para reducir la capacidad militar de Kiev.
Durante la última década, Rusia afianzó su capacidad militar, no solo en armamentos sino también en actuación: la intervención en Siria puso de relieve que su búsqueda tiene que ver con recuperar un rol internacional de influencia fuertemente deteriorado luego del desmembramiento soviético. Además, afianzó su alianza estratégica con China, principal competidor a nivel mundial con Estados Unidos por la hegemonía económica y tecnológica.
El actual conflicto, en términos geopolíticos, es también una disputa abierta a Estados Unidos por la supremacía militar y territorial en Europa.
Por su parte, Ucrania, luego del golpe (fuertemente sospechado de ser apoyado y financiado por EE.UU. con Biden a la cabeza) profundizó su cercanía a Europa y comenzó a solicitar su ingreso a la UE y la OTAN, mientras comenzaba la guerra en el Donbass.
Los último meses previos al conflicto EE.UU y la OTAN decidieron no tener en cuenta los reclamos de Rusia por su seguridad:
- Atenerse al “Principio de indivisibilidad de la seguridad internacional”, según la cual ningún país puede reforzar su seguridad en detrimento de la otros.
- Retrotraer las fronteras de la OTAN a 1997
- Comprometerse a no incorporar a Ucrania a la alianza.
Con la opción militar en desarrollo y el llamamiento de Putin a los militares ucranianos en convertirse en sus próximos interlocutores es imposible aventurar qué salidas puede tener el conflicto, mientras tanto las sanciones económicas vuelan desde EE.UU y Gran Bretaña hacia bancos, políticos y empresas rusas, en estos días 18 países a cerraron su espacio áreo a Rusia; pero el pedido de sacar a ésta del sistema financiero SWIFT divide aguas en Europa: Francia y Alemania -entre otros- dependen de importaciones de gas ruso (si bien este último puso en stand by el gasoducto Nord Stream 2) y les resulta más costoso el gas licuado que llega desde Estados Unidos. ¿Hasta cuándo Europa va a seguir la agenda de EE.UU en política internacional?
¿Un nuevo mundo multipolar es posible?
El mundo camina hacia una inevitable multipolarización y alianzas regionales; y el centro de gravedad se mueve hacia Oriente: China continúa sumando países a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda y crece su influencia también en América Latina. Rusia es su aliado estratégico y conforman con otros países la Organización de la Cooperación de Shangai y también el BRICS y el Banco de Desarrollo. Rusia además conforma la Unión Económica Euroasiática.
¿Seguirá siendo la respuesta de Estados Unidos llevar a la OTAN como gendarme a toda frontera que le resulte incómoda?
*Geógrafo (UBA)
Fuente Ambito