
“Una gran reserva de combustible fue destruida por misiles de crucero ‘Kalibr’ disparados desde el mar Caspio, así como por misiles balísticos hipersónicos disparados por el sistema aeronáutico ‘Kinjal’ desde el espacio aéreo de Crimea”, aseguró el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado.
Este último ataque se produjo en la región de Mikolaiv, dijo el ministerio, sin especificar la fecha. El objetivo destruido, señaló, era “la principal fuente de suministro de combustible para los vehículos blindados ucranianos” desplegados en el sur del país.
Estos misiles pertenecen a una familia de nuevas armas desarrolladas por Rusia y que su presidente, Vladímir Putin, califica de “invencibles”.
En Mariúpol, ciudad estratégica del sureste de Ucrania bombardeada durante semanas y que sufre escasez de agua, gas y electricidad, las autoridades locales acusaron este domingo al ejército ruso de haber bombardeado la víspera una escuela de arte que servía de refugio a 400 personas, asegurando que los civiles quedaran atrapados bajo los escombros.
“El edificio ha sido destruido y la gente todavía está bajo los escombros. Aún se está aclarando el número de muertos”, dijo el gobierno local. Esta información aún no ha podido ser verificada.
La situación humanitaria en Mariúpol, como en otras ciudades sitiadas, es terrible.
Un grupo de 19 niños, la mayoría huérfanos, se encuentran “en gran peligro”, atrapados en un sanatorio porque sus tutores no pueden recogerlos debido a los combates, explicaron sus allegados y testigos el sábado a la AFP.
Hacer “algo así a una ciudad pacífica es un acto de terror que se recordará incluso en el próximo siglo”, afirmó el presidente ucraniano Volodomir Zelenski en un discurso el domingo. El asedio a Mariúpol “entrará en la historia para responder de crímenes de guerra”, declaró.
Ucrania también responsabilizó a Rusia de la muerte de 56 personas por el impacto de un proyectil contra una residencia de ancianos en la disputada región de Lugansk, en el sureste del país.
El incidente ha ocurrido en la ciudad de Kreminna, en el este del país, cuando un tanque ruso disparó “de manera cínica y deliberada” contra la residencia, según el jefe de la administración cívico-militar de Lugansk, Serhi Gaidai, en su página de Facebook.
Los bombardeos rusos también dañaron severamente la planta siderúrgica y metalúrgica de Azovstal de Mariúpol, cuyo puerto es crucial para la exportación del acero producido en el este del país.
En el norte de Ucrania, el alcalde de Chernígov, Vladislav Atroshenko, calificó de “catástrofe humanitaria absoluta” la situación en su ciudad.
“Continúa el fuego de artillería indiscriminado en zonas residenciales, mueren decenas de civiles, niños y mujeres”, dijo a la televisión. “No hay electricidad, calefacción ni agua, la infraestructura de la ciudad está completamente destruida”.
Los ataques no han cesado tampoco en Kiev, la capital de Ucrania, en Mikolaiv y en Járkov, la segunda ciudad del país, en el noroeste, donde al menos 500 personas han muerto desde el inicio de la guerra, según cifras oficiales ucranianas.
Según el Ministerio de Defensa de Ucrania, las tropas rusas, cuyo avance sobre el terreno ha sido mucho más difícil de lo esperado ante la feroz resistencia ucraniana, han llevado a cabo 291 ataques con misiles y 1.403 ataques aéreos desde el inicio de la invasión el pasado 24 de febrero.
Australia amplió el domingo sus sanciones contra Rusia, prohibiendo de inmediato las exportaciones de alúmina y bauxita, y prometió más armas y asistencia humanitaria para Kiev.
El primer ministro británico, Boris Johnson, pidió este domingo a China tomar posición y condenar la invasión rusa de Ucrania, uniendo su voz a la de Zelenski, que el sábado pidió a Pekín “condenar la barbarie” cometida por Moscú.
Unas 180.000 personas lograron escapar de las zonas de combate a través de corredores humanitarios, y 6.623 lo hicieron el sábado (de las cuales, 4.128 desde Mariúpol y 1.820, desde Kiev), según las autoridades ucranianas.
Desde el 24 de febrero, diez millones de personas dejaron de sus hogares en Ucrania debido a la “devastadora” guerra de Rusia, afirmó este domingo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi.
“La guerra en Ucrania es tan devastadora que 10 millones de personas han huido, ya sea como desplazados dentro del país o como refugiados en el extranjero”, dijo el jefe de ACNUR en su cuenta de Twitter.
Según ACNUR, 3.389.044 ucranianos abandonaron el país desde que comenzó la invasión rusa el 24 de febrero y otros 60.352 se unieron al éxodo, según la actualización de las cifras el sábado.
Fuente Ambito