
Sus síntomas más comunes son una tos perruna y dificultad respiratoria, a la cual se llega luego de una infección viral que provoca inflamación en la garganta alrededor de las cuerdas vocales y la trachea.
Todos estas sensaciones empeoran por la noche y pueden llegar a durar hasta una semana.
En el informe se precisó que 75 chicos fueron atendidos de emergencias con la patología y tuvieron que recibir una mayor cantidad de medicamentos y hasta fueron internados para su seguimiento, algo que generó alerta entre los médicos estadounidense.
El estudio fue publicado recientemente en la revista científica ‘Pediatrics’ y tiene como autor al doctor Ryan Brewster, quien aseguró que “hubo una delimitación muy clara desde el momento en que ómicron se convirtió en la variante dominante hasta el momento en que empezamos a ver un aumento en el número de pacientes con laringotraqueobronquitis”.
“La mayoría de los casos de laringotraqueobronquitis pueden tratarse en el ámbito ambulatorio con dexametasona y cuidados de apoyo”, señaló Brewster.
Asimismo, al referirse a las hospitalizaciones, indicó que la tasa es “relativamente alta y el gran número de dosis de medicación que necesitaron los pacientes con laringotraqueobronquitis por COVID-19 sugieren que este virus podría causar un laringotraqueobronquitis más grave en comparación con otros virus”.
Cómo se trata el crup
Esta patología mejora, generalmente sin ayuda médica, por lo que solamente se indica reposo, por eso mismo generó alerta en la comunidad científica de Estados Unidos, ya que los niños necesitaron ser internados y medicados.
De acuerdo a varios sitios especializados, los pacientes con esta enfermedad deben recibir para su tratamiento vapor de la ducha o de una pava durante unos 10 minutos.
También, en época invernal, se recomienda sacar a los niños fuera de la casa unos minutos.
Fuente Ambito