Los soldados ucranianos sitiados en Mariúpol (sudeste) parecían al cierre de esta edición ignorar el ultimátum de Rusia. Quedarse con esa localidad sería clave para el Kremlin, ya que le cerraría a Ucrania la salida al mar de Azov, consolidaría un puente terrestre entre sus conquistas en el este separatista y el sur y apuraría el cierre del resto de la costa sobre el Mar Negro. La localidad contaba con 440.000 habitantes antes de la guerra, pero gran parte de ellos ha salido en condición de refugiados.
Moscú necesita desesperadamente un triunfo tras haber sufrido el severo golpe del hundimiento del crucero Moskva, nave insignia de su flota del mar Negro (ver nota aparte).
Disputa
El primer ministro ucraniano también rechazó las afirmaciones recientes de Vladímir Putin de que las tropas rusas están ganando la guerra.
“Ni una sola gran ciudad ha caído. Solo Jersón está bajo el control de las fuerzas rusas, pero todas las demás ciudades están bajo el control de Ucrania”, insistió Shmygal, especificando que más de 900 municipios, incluida la capital, Kiev, se mantenían libres.
“Actualmente estamos luchando en la región del Donbás y no tenemos la intención de rendirnos”, agregó el jerarca, hablando en inglés, en referencia a la región rusoparlante el este, donde el Ejército combate a milicias separatistas.
En una entrevista emitida también ayer por otra cadena de televisión estadounidense, la CNN, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, descartó la idea de dejar que Moscú se apodere del Donbás y parte del este de Ucrania para detener el baño de sangre.
“Ucrania y su gente lo tienen claro. No tenemos derecho a los territorios de nadie más, pero no vamos a renunciar a los nuestros”, sentenció.
La situación en Mariúpol es “inhumana”, declaró Zelenski. “Es tan grave como podría serlo. Simplemente inhumana”, insistió el mandatario en un video, en el que acusó a Rusia de “destruir deliberadamente a cualquiera que esté” en esa ciudad.
El presidente señaló que solo había “dos opciones”: el suministro desde los países occidentales de “todas las armas necesarias” para romper el largo asedio de Mariúpol o “la vía de la negociación” en la que “el rol de los aliados debe ser igualmente decisivo”.
Sus declaraciones coincidieron con el comunicado del Ministerio de Defensa de Rusia que exigió a los últimos soldados ucranianos atrincherados en un enorme complejo metalúrgico de Mariúpol a abandonar la lucha.
Antes de ese mensaje, Zelenski había advertido que “la eliminación” de los militares atrincherados en Mariúpol “pondría fin a cualquier negociación de paz” en este conflicto que ya ha provocado cinco millones de exiliados y siete de desplazados.
Después de más de 40 días de asedio y bajo bombardeos constantes, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU calcula que más de 100.000 civiles están al borde de la hambruna en Mariúpol, donde tampoco hay agua ni calefacción.
“No hay ni alimentos, ni agua, ni medicinas”, dijo Zelenski en una entrevista. En cuestión de muertos, “Mariúpol puede ser diez veces Borodianka”, una pequeña ciudad cercana a Kiev destruida completamente arrasada por la invasión rusa, denunció.
Fuente Ambito