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El triángulo de amor/odio entre Argelia, España y Marruecos amenaza con acabar mal. Primero fue la advertencia desde Argel de subir los precios tras el giro español con el Sáhara. Ahora ya estamos en la fase de amenazas de corte de suministro si Madrid utiliza el tubo que conecta con Marruecos para enviar a Rabat gas argelino. Los que defienden el movimiento del Gobierno dicen que no quedaba otra, que necesitamos a Marruecos para evitar la crisis migratoria que se viene tras el encarecimiento de los alimentos y que el Sáhara es el precio que pedía Rabat. Aun comprando esa tesis, la gestión con Argel ha sido horrible. A la vista está. La única baza negociadora que tiene el gobierno es la reputación de Argelia como país suministrador, que puede quedar tocada si abre o cierra el grifo por motivos que hagan recelar a sus clientes. Pero de momento, Italia ya ha incrementado los pedidos por el mismo volumen de gas argelino que ahora recibe España. Vaya pan nos está quedando, señor Albares.
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Fuente El Confidencial