LA HABANA, Cuba.- Más de quince días han transcurrido desde que las autoridades cubanas prohibieran la salida del país a José Ramón Viñas Alonso, Soberano Gran Comendador (SGC) del Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Cuba, líder de uno de los dos altos cuerpos masónicos cubanos. Viñas Alonso se disponía a tomar un vuelo a Florida para participar en un evento masónico. Al menos una quincena de Grandes Logias de México, Estados Unidos y Bulgaria, e instituciones como el Centro de Estudios Masónicos Internacionales (CEMI), han manifestado su rechazo a la medida y su respaldo al SGC, sin embargo, la Gran Logia de Cuba (GLC) se ha mantenido en silencio.
El malestar de los masones cubanos e Hijas de la Acacia (rama femenina de la masonería cubana), dentro y fuera de la Isla, es generalizado ante una actitud que consideran cobarde e irrespetuosa.
“Inadmisible, es una violación a los derechos y a la libertad, esa misma por la que la propia Masonería luchó significativamente. No se puede tolerar, menos hacia un hombre de semejante calibre intelectual, moral y espiritual, ejemplo a seguir en todo, como lo es el IPH José Ramón Viñas Alonso. La Masonería toda deberá exigir justicia y respuestas. Cuando se trata de algo tan pleno y sagrado como la libertad, no pueden temblar los hombres”, dijo la Hija de Acacia Patricia Mónica Revuelta Mujica.
Por su parte, en condición de anonimato -pues sus críticas pudieran llevarlo a la Corte Masónica-, un masón cubano declaró a CubaNet que estamos frente a “una situación sin igual, un ataque frontal a la Institución. Y los funcionarios de la Gran Logia de Cuba no han tenido el temple de enfrentarlo. Es irrespetuoso con los más de tres mil masones escocistas (afiliados al Supremo Consejo de Cuba) que no haya habido una proyección oficial en menos de 24 horas, porque por la Masonería en pleno solo puede hablar él, el Gran Maestro, más nadie, y eso condiciona al resto”.
El Gran Maestro de la GLC, Francisco Javier Alfonso Vidal, a quien las autoridades permitieron viajar al exterior el mismo día, lejos de un pronunciamiento oficial solo ha emitido una breve nota en su perfil de Facebook en la que asegura que “cuando estemos de regreso -o sea, luego de más de un mes de lo sucedido- contactaremos con las autoridades pertinentes y exigiremos una explicación sobre este lamentable hecho”.
“Pero ya entonces sería demasiado tarde -considera la fuente consultada por CubaNet-, el momento de escoger entre la vergüenza y el riesgo, entre la ética y el oportunismo, ya pasó. Para empezar, no debía haber aceptado salir del país si se lo impedían al Soberano, y con ello hubiera mandado un mensaje de unidad. Es una burla decir que a su regreso exigirá respuestas cuando ni siquiera al Soberano se las han dado”.
Efectivamente, al SGC Viñas Alonso no le han dado respuesta respecto a su regulación de salida del país. En la oficina de la Dirección de Emigración y Extranjería, ubicada en el municipio de Playa, en La Habana, no aparece como regulado en el sistema, y cuando eso sucede tiene que ver con el “órgano de operaciones”, o sea, la Seguridad del Estado cubana, según le explicaron las funcionarias en el lugar. Tampoco en la Oficina de Atención a Asuntos Fraternales y Religiosos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (CC-PCC), dirigido por Caridad Diego, han sido capaces de emitirle respuesta.
Una forma de castigo
Todo parece indicar que José Ramón Viñas Alonso está bajo un proceso investigativo por parte de la Seguridad del Estado y que su regulación de salida del país sea, además, una forma de castigo por sus afrentas al poder imperante en Cuba.
Por ejemplo, cinco días después de las masivas protestas del 11 de julio (11J) del pasado año, a nombre del Supremo Consejo, el SGC dirigió una carta al mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel en la que “se proyectó como exigía la historia” y los preceptos masónicos, rechazando la represión desatada durante y después del estallido social. Ese mismo día fue citado a la estación policial de Zapata y C, en La Habana, en donde tres agentes de la policía política lo interrogaron e “incitaron” a cambiar sus criterios, algo que el SGC denunció y rechazó.
Poco más de un mes después, fue excluido de las organizaciones religiosas y fraternales invitadas a reunirse con el gobernante cubano. El hecho de que sí fuera invitado el entonces Gran Maestro de la GLC, Ernesto Zamora Fernández, fue considerado una falta de respeto del régimen hacia el Supremo Consejo. Ambos cuerpos, la GL y el Supremo Consejo, representan a la masonería cubana; el primero dirige los grados del 1 al 3 (grados simbólicos), y el segundo, los grados del 4 al 33 (grados filosóficos); entre ambas instituciones existe un tratado de reconocimiento mutuo y paz.
En respuesta a esta exclusión del SGC y por las presiones de la comunidad masónica cubana, Zamora Fernández, “en aras de preservar la unidad masónica”, llegó a rechazar reunirse con Díaz-Canel. No obstante, esta decisión se debió, además, a que Zamora “sabía que le costaría muy caro en la Institución”, asegura la fuente consultada por CubaNet.
En cambio, el nuevo Gran Maestro y funcionarios de la GLC -elegidos en las elecciones desarrolladas en el mes de marzo último- parecen poco preocupados por el costo político. Eso, o existen manejos que escapan al entendimiento del resto de los masones y profanos.
“No sorprende para nada”
“No se han pronunciado por miedo, del más claro y duro”, sostiene la misma fuente, perteneciente a la Orden masónica dentro de la Isla. “Que un masón a lo individual tenga miedo es comprensible. Pero él -el Gan Maestro- representa a más de 26 mil hombres. Tiene voz en foros internacionales de Masonería como la CMI (Confederación Masónica Interamericana) y la Conferencia Mundial de Grandes Logias Regulares; o sea, que el impacto se minimiza y el eco se amplia. Los masones, a lo individual, lo más que hemos hecho ha sido apoyar, gestionar apoyos, escribir en nuestros muros de redes sociales. Pero el alcance nuestro es limitado”, agregó.
Ni siquiera en la conmemoración del 120 aniversario de la República, desarrollada el 20 de mayo en la GLC -la primera ocasión en que se conmemora oficialmente por la Institución en más de 60 años- se hizo mención del asunto. Terminada la velada, tuvo lugar una reunión a puertas cerradas entre el SGC, el Gran Secretario de la GLC, Carlos Pires, y otros funcionarios, pero sin que trascendiera nada.
Por su parte, la Gran Logia Unida de las Antillas de A.L. y A.M. y el Supremo Consejo del Grado 33 de la Lengua Española para el Sur de los Estados Unidos de Norteamérica -integrados por masones cubanos exiliados-, en mensaje oficial emitido este 21 de mayo señalaron que el silencio de la GLC “no sorprende para nada” pues consideran que, “desde hace mucho tiempo, los grandes funcionarios que rigen los destinos de la Gran Logia de Cuba (con unas pocas excepciones), han actuado más para satisfacer los designios del aparato gubernamental que los controla, y no así para construir sólidos templos morales que rescaten los valores de una sociedad que se descompone cada día más, y requiere formar una Patria libre y soberana”.
En el documento, firmado por el Gran Maestro Carlos Goicolea y el SGC Gabriel Vieira Barceló, sentenciaron igualmente: “Que el Gran Maestro de Cuba no desee acercarse a nosotros los masones exiliados cubanos, no nos preocupa, pues sabemos del oportunismo, doble moral y miedo que han vivido la mayoría de los Grandes Maestros. Nos preocupa, eso sí, el daño a la masonería y a la sociedad, pues la hipocrecía, la doble moral y la cobardía no son valores masónicos, por el contrario, son enemigos de ella”.
Se pronuncie la GLC o no en los próximos días ya no es la cuestión. Definitivamente, el silencio -o la tardanza en pronunciarse- expone a quienes dirigirán la Institución en los próximos tres años, las divisiones internas, el miedo, y los turbios manejos que, desde hace décadas, implementa la Oficina de Atención a Asuntos Fraternales y Religiosos del CC-PCC. Una pena, viniendo de una Institución que tanto se ufana de su aporte a la libertad e independencia de Cuba.
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Fuente Cubanet.org