Al menos 54 de ellos habían pedido un voto de confianza interno, que no se activó hasta ayer, una vez finalizado el “jubileo de platino”, los cuatro días de grandes celebraciones por los 70 años de reinado de Isabel II. Pero solo 148 de los 359 diputados conservadores votaron contra el primer ministro, que obtuvo 211 apoyos.
Es un “resultado convincente, un resultado decisivo” que nos “permite como gobierno pasar a otra cosa y centrarnos en lo que realmente importa”, reaccionó el primer ministro, de 57 años, sonriente ante una cámara de televisión. “Por supuesto, entiendo que lo que tenemos que hacer ahora es unirnos como gobierno, como partido. Y eso es exactamente lo que podemos hacer ahora”, dijo a los periodistas.
Debido a que salió triunfante, el partido no podrá intentar otro voto de confianza contra él durante un año. Sin embargo, el alto número de diputados que se expresaron en su contra lo deja muy debilitado.
“La historia nos dice que esto es el principio del fin”, afirmó el líder de la oposición laborista, Keir Starmer, a la radio LBC. “Si se observan los ejemplos anteriores de votos de confianza, incluso cuando los primeros ministros conservadores sobrevivieron, el daño ya está hecho y normalmente caen razonablemente rápido”, subrayó recordando los casos de Margaret Thatcher y Theresa May.
Próximamente una comisión parlamentaria debe investigar si Johnson mintió a sabiendas a la Cámara de los Comunes cuando en diciembre aseguró que no hubo fiestas en sus oficinas y que no se infringieron las normas anticovid.
Según el código de conducta oficial, engañar al parlamento es motivo de dimisión y si se demuestra que lo hizo le costaría resistir a la presión de la oposición y de sus propias filas.
El Partido Conservador se ha mostrado históricamente implacable con sus líderes que dejaron de tener atractivo electoral -incluida Thatcher- y Johnson que llegó al poder en 2019 cuando la muy debilitada Theresa May se vio empujada a renunciar pese a haber ganado un voto de confianza, lo sabe.
La promesa de realizar un brexit que parecía imposible aupó triunfalmente a Johnson en 2019 al puesto que toda su vida había codiciado, pero ahora, considerado un “mentiroso” por una mayoría de británicos, ve caer su popularidad y la semana pasada fue abucheado por la multitud durante un acto del jubileo de la reina.
La falta de un sucesor evidente juega a su favor.
Pero un informe interno sobre el “partygate”, publicado el 25 de mayo, responsabilizó de las múltiples infracciones a las reglas anticovid a los “altos cargos implicados”. Y volvió a encender la ira de los rebeldes conservadores contra su líder.
Fuente Ambito