
Las cifras comparan el nivel de actividad de un trimestre con el anterior y luego la proyectan al resto del año, tal la metodología prevaleciente en el país.
La caída del producto refleja la baja de las inversiones de las empresas y la de las compras de viviendas por parte de las familias, según el Departamento de Comercio. Asimismo, el Gobierno federal, los estaduales y las administraciones locales contuvieron sus gastos.
La economía estadounidense se contrajo un 3,4% en 2020 como consecuencia de la crisis por el covid-19 y repuntó 5,7% en 2021.
Controversia
El ciclo económico se ve severamente alterado por el aumento de la inflación, que alcanzó a 9,1% interanual en junio y se mantiene en máximos de 40 años. La Reserva Federal está subiendo rápidamente las tasas de interés para controlarla, en reacción al brusco incremento del costo de la energía provocado por la invasión rusa a Ucrania y las sanciones económicas impuestas por Occidente a Moscú. Esto hace que la caída del país en recesión tenga esta vez un componente político especial, dada la política de extrema dureza aplicada en la materia por la Casa Blanca.
La definición aceptada de recesión corresponde a dos trimestres consecutivos de disminución del PBI, pero muchos economistas, y también la administración Biden, afirman que la economía no está necesariamente en recesión pues muestra otros indicadores favorables, como los datos del mercado laboral.
Solo un organismo en Estados Unidos tiene autoridad para determinar oficialmente los periodos de recesión, la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER), pero lo hace con un retraso de varios meses.
Defensa
Biden había afirmado el lunes que su país no caería en recesión y que su Gobierno está tratando de apagar el incendio de la inflación. La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, expresó una idea similar.
La oposición denuncia una manipulación de los datos. “Primicia para Joe Biden: no se puede cambiar la realidad discutiendo las definiciones”, reaccionó el Partido Republicano.
Con todo, la Casa Blanca recuerda que el desempleo cayó a 3,6%, cerca del nivel previo a la pandemia, que era el más bajo de los últimos 50 años, y que los empresarios siguen teniendo dificultades para contratar. No obstante “los recientes indicadores de gastos y producción se moderaron”, explicó el miércoles la Fed.
El consumo, motor de la economía estadounidense, siguió siendo sorprendentemente fuerte en junio, pero el volumen del gasto creció por la inflación y los consumidores salen de las tiendas con compras menores en volumen por la misma cantidad de dinero.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó considerablemente a la baja su expectativa de crecimiento de Estados Unidos para este año y ahora espera 2,3% cuando en abril proyectaba 3,7%. El organismo tomó en cuenta los efectos de la inflación y “un crecimiento más débil a comienzos de año”.
Para controlar la inflación, la Reserva Federal anunció el miércoles la cuarta suba consecutiva de su tasa de interés de referencia en 75 puntos básicos. Así la ubicó en un rango de 2,25% a 2,50%.
Otro aumento “inusualmente grande” podría surgir de la reunión de septiembre del Comité de Política Monetaria de la Fed, dijo el titular del organismo, Jerome Powell, pero la decisión estará determinada por la evolución de la inflación.
Fuente Ambito