
Periodista: ¿Cómo pasó de las charlas informales en bares al teatro?
Cecilia Ce: A partir del intercambio con oyentes y seguidores que me pedían cierta información. Yo empecé en 2018 en despedidas de soltera, también llegaron los bares con charlas de intercambio de dos o tres horas, y de ahí surgió lo del teatro. No tiene un guión escrito, repito más o menos lo mismo pero también cambio porque me aburro. Surge por ciertos temas que quería hablar, información que también se plasmó en mis libros y el formato teatral hizo que se ajustara por cuestiones de tiempo. Tiene humor para responder a la premisa de que sea un entretenimiento, un plan de fin de semana, interactivo, pero el contenido y la información siguen siendo los objetivos primordiales.
P.: ¿Qué diferencia nota entre las nuevas generaciones y las precedentes en relación a la sexología?
C.C.: Cambió mucho la agenda mediática y me impresiona cómo la sexualidad tiene espacio, es algo que antes no pasaba. También hay más lugares para formarse en sexología, cuando antes no se abrían cursos por falta de inscriptos. Si bien hoy hay más información eso también genera dudas, hay falta de confianza, capacidad crítica y análisis de la propia sexualidad. Uno piensa que todo le tiene que suceder y hay que entender lo propio. A veces no quiero repetir un tema pero me siguen llegando las mismas consultas.
P.: ¿Cuáles son esas consultas?
C.C.: La ansiedad y su consecuencia en el desempeño, la perdida de erección, la dificultad de llegar al orgasmo, dudas de anticoncepción que como no soy médica la derivo a médicos, y mucha inseguridad, la falta de deseo, las problemáticas asociadas al dolor. Faltan espacios de consulta aunque sean más que en el pasado. Hay que entender que no todo es para todos, que la sexualidad es diversa, que cada uno debe sentirse seguro dentro de su propio esquema sexual, el desafío de comunicarse para conocerse.
P.: ¿Cómo influyen las redes y la tecnología en lo erótico y sexual?
C.C.: El teléfono, el ritmo de vida es inhumano, y eso viene de mano de la hiperproductividad, hay que estar disponible produciendo, compartiendo, hay que estar activos y eso atenta con las condiciones de pausa y conexión con el cuerpo necesarias para lo sexual. La tecnología desconecta al cuerpo, se almuerza frente a la pantalla y nos cuesta mucho bajar y entrar en un modo erótico. Se sabe que los niños criados con pantallas se comunican menos porque están ensimismados, y los adolescentes tan expuestos todo el tiempo temen el fracaso o el escrache y por eso evitan las citas. No mantienen encuentros por miedo a no hacerlo bien, es algo que otras generaciones no vivieron.
P.: ¿Cómo surgió la iniciativa de tener una intérprete de lenguaje de señas en el escenario?
C.C.: Surgió de las redes, y eso demuestra que también tienen algo bueno que es el feedback. Una chica sorda me preguntó si podía venir con su intérprete y ahí me apareció la idea.