Los planes públicos de pensiones perdieron de media un 7,9% en el año que terminó el pasado día 30 de junio, de acuerdo con la información de Wilshire Trust Universe Comparison Service. Se trata del peor rendimiento anual de estos fondos desde 2009, y evidencia el estrés financiero crónico al que se enfrentan los gobiernos y aquellos que ahorran para su jubilación.
Una buena parte del daño tuvo lugar en abril, mayo y junio, cuando los mercados globales se vieron sometidos a una presión intensa debido a las preocupaciones por la inflación, las altas valoraciones de las acciones y una amplia retirada de las inversiones especulativas, incluyendo las criptomonedas.
Los fondos que gestionan los ahorros para la jubilación de profesores, bomberos y oficiales de policía retrocedieron de media un 8,9% para ese trimestre, convirtiéndose en el peor período de tres meses en cuanto a rendimiento desde los comienzos de la pandemia.
“Fue un trimestre realmente malo para la inversión, no hay otro camino”, dijo Michael Rush, vicepresidente de Wilshire. Los resultados subrayan el dolor de muchos inversores, en un año caracterizado por una combinación inusual: acusadas y simultáneas caídas en los mercados de bonos (conocidas por ser arriesgadas), y unos bonos que no lo son y que por tanto las suelen adquirir gestores de inversiones como cobertura.
Ese doble golpe ha azotado a los inversores familiares e institucionales por igual, mientras la Fed ha aumentado los tipos a corto plazo para refrenar la inflación. Para los gobiernos locales y de los diferentes Estados de EEUU, las pérdidas significarán mayores contribuciones anuales a la jubilación en los próximos años, forzando a varios funcionarios para que eleven los impuestos u otros ingresos públicos, o inlcuso para que reduzcan los servicios.
Los fondos de pensiones públicas tienen cientos de miles de millones de dólares menos a mano de lo que necesitan para cubrir futuras promesas de beneficios. Una demanda récord en las acciones les había ofrecido una década de relativa tranquilidad. Pero incluso tras un rendimiento medio cercano al 27% el año pasado, muchos sistemas de jubilación permanecieron mal financiados con el aumento en los costes beneficios superando al crecimiento en activos.
Ese déficit ha llevado a los fondos de pensiones hacia el riesgo de la inversión, con una asignación media de las acciones del 57% el 30 de junio, de acuerdo con Wilshere. Una mayor distribución de este tipo aumenta la exposición de los fondos a los movimientos de los mercados de valores.
A los mayores fondos de pensiones públicas les fue mejor que a los más pequeños en el último año. Los primeros tienden a atraer profesionales de la inversión más experimentados y mantienen menos dinero en acciones. Sin embargo, probablemente la mayor razón por sus pérdidas compartivamente menores es que estos planes mantienen al menos una quinta parte de su dinero en los llamados activos alternativos, como las remuneraciones en acciones privadas de esos activos.
La Asociación Los Angeles County Employees Retirement informó de una devolución del 0,1% para el año finalizado el 30 de junio, mientras que el School Employees Retirement System de Ohio hablaba de un -0,5%.
Algunos fondos se beneficiaron de sus conglomerados de acciones, de los que se esperaba que fuesen bien pese a la inflación. Para el período anual finalizado en junio, el Fondo Los Angeles Cunty obtuvo un 3,8% en inversiones de infraestructuras públicamente negociadas, y un 3,2% en recursos naturales públicamente negociados y en inversiones de materias primas.
“Un año es como el ritmo de una milla en una maratón”, explicó en una reunión de la Junta directiva el mes pasado Chritopher Ailman, inversor jefe del Fondo de California. “El año pasado fue tan positivo que nos dio una gran ventaja, de manera que podíamos estar desinflados otro año y todavía tener una devolución del 7% a tres años.
Los planes públicos de pensiones perdieron de media un 7,9% en el año que terminó el pasado día 30 de junio, de acuerdo con la información de Wilshire Trust Universe Comparison Service. Se trata del peor rendimiento anual de estos fondos desde 2009, y evidencia el estrés financiero crónico al que se enfrentan los gobiernos y aquellos que ahorran para su jubilación.
Fuente El Confidencial