Como precedente, el 21 de julio de 1983 se registró allí la temperatura más baja del planeta, -89.2°C según la base rusa de Vostok, ubicada en el continente blanco.
Tras ello, el 10 de agosto de 2010, el continente presenció una temperatura aún más baja, de -93,2°C, récord que fue superado en 2018, con los -98.6°C.
Los científicos resaltan que en ese lugar hay un ambiente seco, ya que carece de grandes niveles de precipitación: el promedio es de 166mm al año mientras que en la Argentina, la cifra se encuentra dentro de los 2100 mm.
En sus costas, consideradas las partes más cálidas del continente, posee una temperatura de –10°C, pero en el interior de la Antártida se encuentra elevado, por lo que esta cifra desciende a unos -55°C.
En 2013, un grupo de profesionales en meteorología y científicos del Centro de Nieve Nacional e Información del Hielo en Colorado, Estados Unidos, decidió investigar la temperatura global de los últimos 32 años, a través de información obtenida por el satélite Landsat.
Con este trabajo, liderado por el director de este establecimiento, Ted Scambos, se pudo detectar un gran descenso de la temperatura en la posición -81.8, 63.5; es decir, en las cercanías de lo que se conoce como el domo A y el domo F de la Antártida.
Allí observaron una concentración de aire con temperaturas de -93,2°C tanto en zonas montañosas como en llanuras, lo que llamó la atención de los investigadores.
Tal como publicó la National Geographic, en el invierno de 2018 se batió el récord nuevamente, ya que según datos satelitales en unos 100 sitios ubicados en la capa de hielo de la Antártida Oriental, se dio cuenta de -98 ºC.
Este suceso sin precedentes, por el que casi se alcanzaron los 100°C bajo cero, es la temperatura más baja registrada en la historia.
Fuente Ambito