
El ministro de Gobierno (Interior), Eduardo del Castillo, indicó que abrió una investigación porque encontraron “mensajes que hablaban de quitar la vida a efectivos policiales” en los celulares requisados a 24 detenidos, quienes tenían en su poder 70 dispositivos de dinamita de baja potencia.
El martes estallaron fuertes enfrentamientos entre policías y manifestantes cocaleros en La Paz, capital de Bolivia, durante una protesta por el control de la comercialización de la planta.
Del Castillo afirmó que “la gran mayoría” de quienes acudieron a las últimas protestas no pertenece al sector de productores de la hoja de coca, el cual estaría siendo “estigmatizando” por culpa de esos “malos dirigentes que están contratando gente de otros lugares” para generar “terror y zozobra”.
El ministro de Gobierno denunció que “una persona casi fue decapitada por un alambre de púas colocado por sectores radicalizados y en horas de la noche se secuestró a una mujer policía y se la golpeó”.
Más de una semana de protestas
Un cocalero que el lunes quedó herido de gravedad cuando manipulaba dinamita permanece en terapia intensiva en un hospital de La Paz. La policía informó el pasado lunes de tres agentes heridos durante la jornada.
Los choques comenzaron el 1 de agosto cuando una asociación de cocaleros vinculados a la oposición al presidente Luis Arce comenzaron a protestar contra el funcionamiento de un mercado de esta planta.
Los manifestantes consideran que este puesto de venta es ilegal y que funciona gracias al apoyo del gobierno.
Grupos de cocaleros han intentado cerrar por la fuerza este mercado de coca en La Paz, fuertemente protegido por policías antimotines.
En su intento, los manifestantes han atacado a los uniformados con petardos, hondas, resorteras, palos y explosivos de dinamita de baja potencia, mientras que la policía ha respondido con el uso de gases lacrimógenos.
Los dirigentes de los cocaleros opositores anunciaron que no cesarán sus protestas mientras siga funcionando el mercado de venta de coca. Entre tanto, el gobierno ha reiterado, sin éxito, sus llamados al diálogo.
Fuente Ambito