Mientras tanto, lo que se recomendaría, es un aval a la secuencia del Facilidades Extendidas y un “siga siga” al menos momentáneo. Sin embargo, a esa posición de Washington habrá que ayudarla con números y porcentajes adecuados a lo pactado para los primeros seis meses del año. Esta será la tarea de Rubinstein para esta semana. El secretario de Planificación que completará hoy sus primeros siete días de gestión, negociará así cara a cara con el Goldfajn; con quién hacia delante tendrá una relación directa. Casi personal. Tendrá que trabajar mucho Rubinstein sus artes diplomáticas. Se sabe que el funcionario del organismo internacional no está de muy buen humor con la Argentina. Y que esto se reflejará en su visión sobre los contenidos de la negociación con el país.
Más teniendo en cuenta que desde hace ya casi dos meses Julie Kozack, la persona con visión más permeable y flexible del FMI sobre las cuentas argentinas, por diferencias irreconciliables de criterio con Goldfajn, ya no trabaja sobre el caso criollo y ahora atiende cuestiones de países europeos. Lo que surgió desde esta salida, es poco humor y ganas de comprender las vicisitudes siempre complejas de la política y el manejo económico local. De hecho, y según lo explicó públicamente el mismo Goldfajn, su intención no es puntualmente la de ser lo más empático posible con el país, sino cumplir el mandato que le dio en marzo el board del Fondo de ser un fiscalizador implacable del Facilidades Extendidas y su cumplimiento estricto.
El board del Fondo Monetario Internacional le dio esta orden el 25 de marzo, en la complicada sesión en la cual el máximo nivel del organismo que maneja Kristalina Georgieva aprobó por unanimidad el acuerdo con Argentina. Pero donde dos países puntuales, Alemania y Japón, fueron muy duros en sus referencias sobre la realidad de la economía local, y les exigieron a los técnicos del FMI máxima tensión y análisis para el cumplimiento de las metas fijadas en el acuerdo. Fue el board el que dictaminó, además, que haya un adelantamiento de las misiones fiscalizadoras, comenzando en mayo y sumando un viaje más a los 10 programados originalmente.
Ese día el Fondo habló de “riesgos excepcionalmente altos”, un eufemismo para decir que se lo considera de muy difícil cumplimiento por parte del país.Ante el panorama, el organismo financiero le dictó al director gerente la misión puntual de ejecutar la aplicación del “Artículo IV” del organismo ante Argentina, lo que implica ser el principal responsable de controlar que las metas del acuerdo de Facilidades Extendidas se cumplan.
Ahora, ya sin Kozack, será él personalmente el encargado de organizar las misiones a Buenos Aires. Y si bien no está escrito, el brasileño-israelí tendrá que mostrar mano dura, siguiendo el mandato del board, donde los ánimos con la Argentina no están en su mejor momento. El directorio tomó como un avance directo sobre el FMI, las críticas que en marzo se hicieron desde Buenos Aires hacia el organismo, al que se lo relacionó con la última dictadura militar.
Fuente Ambito