Los bombardeos en Siria atribuidos a Israel se han convertido en una especie de rutina, pero los ataques estadounidenses desde territorio sirio son más inusuales.
Por el Dr. Carmit Valensi
¿Qué condujo a los eventos de la semana pasada y qué se puede aprender de ellos?
El miércoles por la mañana (24 de agosto de 2022), el Mando Central del Ejército de EE. UU. (CENTCOM) informó de un ataque contra objetivos iraníes en Deir ez-Zor, en el noreste de Siria, cerca de la ciudad de Ayyash, un conocido bastión chií en Deir ez-Zor, que es utilizado como sitio estratégico para almacenar lanzadores y misiles y como base de entrenamiento para las milicias y Hezbollah.
El bombardeo estadounidense se produjo en respuesta a un ataque del 15 de agosto por parte de drones iraníes que despegaron de Irak hacia la base estadounidense en al-Tanf en Siria (en la frontera con Jordania e Irak).
Las milicias proiraníes no se quedaron de brazos cruzados y respondieron disparando cohetes contra dos bases estadounidenses en Deir ez-Zor, que provocaron heridas a tres soldados.
A su vez, los estadounidenses respondieron con fuego y, un día después, volvieron a disparar desde helicópteros contra varios objetivos de las milicias en la ciudad de al-Mayadin, matando a varios operativos.
Significado:
Este fue el tercer ataque estadounidense en 36 horas y el más extenso en Siria desde 2018.
Hay alrededor de 900 soldados estadounidenses en Siria, la mayoría de los cuales están en el este (el resto en al-Tanf) y su presencia, en contraste con la presencia iraní y rusa – no es legítima a los ojos del régimen.
La presencia estadounidense tiene una importancia simbólica y operativa, en términos de alejar a los iraníes de su objetivo de tomar el control del este de Siria y la frontera con Irak.
Los ataques estadounidenses tuvieron lugar con las conversaciones sobre el acuerdo nuclear como telón de fondo, y reflejan la voluntad estadounidense de separar el tema nuclear de la agresión iraní en la región, al tiempo que transmiten el mensaje de que EE. UU. no ignorará un ataque contra sus fuerzas como lo hizo en el pasado.
Washington tuvo cuidado de dejar en claro que no buscaba una escalada militar.
A diferencia de la campaña de entreguerras de Israel, la política estadounidense es reactiva, y es probable que Washington no hubiera aprobado atacar objetivos iraníes si aquello no hubiera sido precedido por un ataque contra sus fuerzas.
Muchos de los ataques lanzados en los últimos años contra bases estadounidenses por parte de las milicias chiís en Irak y Siria, incluido el incidente actual, se llevaron a cabo en respuesta a ataques atribuidos a Israel en Siria.
De esto se pueden extraer tres ideas:
A. Si bien existe cierto grado de disuasión con respecto a Israel y falta de voluntad para conducir a un deterioro; con respecto a los estadounidenses, la mano iraní es más rápida de reflejos y probablemente recibe el respaldo de Rusia. La renuencia de los iraníes a reaccionar contra Israel también se debe a las limitaciones que les impone Assad, debido al temor de que una reacción desde su territorio lleve a una guerra total y a la desestabilización.
B. Los ataques y las reacciones en ambos escenarios reflejan la lógica iraní para atrincherarse en la región, es decir, una conexión entre escenarios y amenazas (ataque en Siria – respuesta desde Irak).
C. Es posible que la agresión iraní hacia los estadounidenses también tenga la intención de presionarlos para que impidan que Israel realice más ataques en Siria y, en el espíritu de la época, tal vez incluso para señalar a EE. UU. que habrá consecuencias en caso de un ataque israelí contra los sitios nucleares en Irán.
Fuente: INSS The Institute for National Security Studies
Fuente Aurora