
Ana Moglia: El tornado que acaeció en San Justo, Santa Fe, el 10 de enero de 1973, está catalogado el más feroz en América, fuera de uno que se produjo en Estados Unidos. Un especialista japonés lo considera el peor del mundo en esa época. Vinieron estudiosos japoneses para estudiar el fenómeno porque fue muy violento. Dos mil personas quedaron sin casa y hubo unos ochenta muertos.
P.: ¿Por qué ciertas escritoras, sobre todo cordobesas, parten de un hecho histórico para una novela romántica?
A.M.: Córdoba es mi provincia por adopción, vivo en Rio Cuarto pero soy entrerriana de nacimiento. Córdoba es una usina de escritores, acaso porque es una provincia muy lectora. Hará unos diez se produjo aquí el boom de la novela romántica. En mi caso necesito de la historia para anclar el relato en un hecho real.
P.: ¿Su caso es el de una novelista regional que por su éxito en las provincias es convocada por una gran editorial?
A.M.: Estaba publicando en El Emporio, una editorial de Córdoba, y en 2020 se dio el sueño cumplido y pasé a Planeta, y en 2021 se reeditó “La ruta de los sueños” en Emecé, del mismo grupo editorial, que es la única novela sobre la vida de los yerbateros que hay en el mundo. Ahora acaba de salir su desprendimiento, “Después de la tormenta”.
P.: ¿Cómo llegó a una trilogía yerbatera?
A.M.: A un mes de publicar “Al otro lado del océano”, mi primer libro, en un viaje me pasaron una revista de temas del campo que en la tapa tenía una foto de yerbateros trabajando. Fue un flechazo, me dije: tengo que investigar la vida de esta gente. Fue fascinante. Escribí “La ruta de los sueños” sin conocer Misiones. Recién fui cuando el libro fue declarado de interés provincial. Gracias a la investigación supe que la mayor inmigración fue de polacos, ucranianos y alemanes, que trajeron los modelos de cooperativas. El ucraniano que inicia la historia descubre que el mayor tesoro de esa tierra es la yerba mate, así comienza “La ruta de los sueños”, que es una bilogía que se cierra en “Después de la tormenta”. El conjunto es, de algún modo, una saga familiar.
P.: ¿Cómo surgió su primera novela?
A.M.: Un día, charlando con la abuela de mi esposo, le pregunté a qué edad había venido a la Argentina su madre. Vino en septiembre de 1925, me dijo, y luego de una pausa agregó, y allá dejó un amor. Llegué a casa, me senté y puse capítulo uno, puerto de Nápoles, setiembre de 1925, y fui siguiendo hasta llegar al final de “Al otro lado del océano”, que se publicó en noviembre de 2012, y a partir de ahí no paré como escritora de novelas románticas.
P.: ¿La protagonista de sus novelas es siempre una mujer?
A.M.: No, en “Promesa bajo la luna”, la tercera, es un hombre, Zahir “el señor de las naranjas rojas”. Diría que fue un pedido de los lectores de “El jardín de los naranjos” que querían saber qué había pasado con la vida de ese personaje. Y en “La ruta de los sueños” el protagonista es Pedro.
P.: Después de esta historia yerbatera, ¿que está escribiendo?
A.M.: Tengo muy avanzada una novela que solo tiene en común con las otras lo que yo llamo un suspenso delicado, que es un trabajo sobre la forma de ser, sobre cómo el relato lleva a pensar que una persona es de un modo y de pronto resulta que es de uno muy diferente. Quizá eso hace que no tenga problemas si debo ponerme en el lugar de un varón o una mujer.