
A Hill se le atribuye el mérito de haber contribuido a revivir el género del western durante su larga carrera, con películas como la mencionada “Cabalgata infernal” y “Gerónimo”. Reconoció que se había inspirado en grandes del género, especialmente -como le recordó un periodista italiano- en Sergio Leone, el padre del spaghetti western. “Sus películas son terriblemente importantes, no sólo en la historia del western, sino en la historia del cine. Leone es un ejemplo clásico de que lo que dio hizo escuela y fue utilizado por muchos. Todos le debemos algo a nuestros predecesores, todos estamos conectados. No puedes separar totalmente tu trabajo del que vino antes”.
Con respecto a su último film señaló que las limitaciones de dinero le ataron las manos durante el rodaje, que se restringió a 25 días y los medios de producción fueron limitados.
Cuando se le preguntó por qué le atraía el western respondió: “Estoy tentado de decir que no lo sé. Me gusta la época, me gusta hacer las películas, me gusta salir con el elenco y los caballos”. También se trata de “la nostalgia por un determinado periodo de la historia norteamericana que todos compartimos, el mundo comparte, hay una idea mitopoética sobre el western”.
Era inevitable, desde ya, que la conversación se inclinara hacia el western en la cultura “woke” contemporánea. Hill dijo: “Está claro que las actitudes sobre la posición femenina en la sociedad y las actitudes raciales son muy diferentes hoy de los estándares tradicionales del western. Esos cambios fueron contemplados por el guión, peri a la vez la película trata de valorizar la tradición del western. No quise hacer una película congelada en los años cincuenta o treinta. Pensé que debía tener cierta relevancia moderna, por lo que el libro sigue una especie de bifurcación o autocontradicción, si se quiere”. ¿Es el enfrentamiento entre los buenos y los malos siempre un elemento necesario en un western? Respondió Hill: “Una de las cosas que tienen los westerns es que los finales están anunciados. Tratan de la inevitabilidad dramática, por lo que el drama exige un enfrentamiento final entre estas dos personas… Toda buena historia termina con una lágrima, incluso una comedia, y me gustaría pensar que ésta es una historia positiva, pero tiene un final melancólico”.
Los principales miembros del reparto también estuvieron presentes y elogiaron a Hill por su método de trabajo. Dijo Waltz: “Estoy convencido de que la disciplina es el punto de partida de todo, en el pensamiento y en la acción. Dafoe contó una divertida anécdota sobre Leone, diciendo que cuando “La última tentación de Cristo” se estrenó en Venecia, el director “salió en la prensa y dijo: ‘Este no es el rostro de nuestro Señor (Dafoe interpretaba a Cristo), este es el rostro de Satán’. Me gustaban sus películas, pero después de eso no sé”, se rió.