El turismo espacial factura cero euros en Europa, aunque avisan: “En cinco años llegaremos a 1.000 millones, si hacemos las cosas bien”, precisa José Mariano López-Urdiales, CEO y fundador de Zero 2 Infinity, una de las empresas punteras españolas en este segmento turístico. Está a la espera de recibir más inversores para expandir su negocio. CaixaBank ya tiene parte de su capital.
Esos cero euros pueden sorprender a cualquier no iniciado, pero en todo el planeta Tierra tampoco alcanza una cantidad estratosférica: apenas 200 millones de euros anuales. “Aunque el primer turista espacial ya es una realidad desde hace más de 20 años, aún está todo muy incipiente“, admite López-Urdiales en conversación telefónica con El Confidencial.
Habría que precisar qué significa lo de “si hacemos las cosas bien” que plantea el CEO de Zero 2 Infinity. Hay algo evidente: contaminar nunca puede ser el camino. “Hay que hacerlo con cero emisiones de CO₂”. Para ello, se hace necesario utilizar el gas helio, “un gas noble que no reacciona químicamente con nada y es totalmente limpio”.
Sevilla es la favorita
Otra opción es la planteada por Blue Origin, la empresa de Jeff Bezos, el fundador de Amazon, que utiliza combustión de hidrógeno y oxígeno que solo genera vapor de agua y también tiene cero emisiones y no produce otros gases nocivos. “Estas soluciones son sostenibles y escalables y pueden llegar a facturaciones muy altas. Otras opciones que lanzan muchas toneladas de CO₂ por minuto quizá lo van a tener más difícil”.
El congreso Sutus by Les Roches, la cumbre mundial del turismo espacial y submarino organizada esta semana en Marbella, ha coincidido con la creación de la Agencia Espacial Española (AEE). Miguel Belló, comisionado para el Perte Aeroespacial, ha anunciado que la sede se conocerá a finales de noviembre. Sevilla es una de las favoritas, al contar ya con una potente industria aeronáutica. Huelva, Teruel, Tres Cantos y Canarias son las otras candidatas. La AEE contará con un presupuesto de 500 millones de euros.
“El interés humano en el espacio siempre ha existido. La diferencia es que antes no se podía ir y ahora sí es posible; tenemos los medios. El turismo espacial ya está desde 2001; lo que pasa es que va poco a poco, pero el crecimiento será muy grande no solo en el mundo, sino en España”, resalta López-Urdiales. Su empresa ahora “sube cosas” (satélites, sensores, cámaras, paneles solares) y el próximo salto sería “subir a personas”. Por ahora, sus clientes son agencias aeroespaciales y universidades. En la siguiente fase, llevarán a astronautas y a turistas.
El congreso ya va por su tercera edición y reúne en la ciudad de la Costa del Sol a 50 ponentes, de 12 países de cuatro continentes
Y España puede jugar un papel muy relevante. Se trata de un destino en el que muestra interés el visitante del espacio. Marbella es un ejemplo. “En Sutus hemos tenido 2.000 potenciales clientes y eso no ocurre en otras partes del mundo. Es verdad que Suiza puede atraer a mucha gente con dinero, pero su meteorología no lo permite. Tampoco la de Francia”. El congreso ya va por su tercera edición y reúne en la ciudad de la Costa del Sol a 50 ponentes, de 12 países de cuatro continentes.
La oportunidad china
¿Y el perfil de turista espacial? “Por ahora, son personas hechas a sí mismas, que les ha ido bien económicamente, de nacionalidades muy diversas. En Europa hay una oportunidad muy grande, porque en China hay personas con gran poder adquisitivo, pero que no pueden volar en los sistemas de Estados Unidos. Los europeos sí pueden ofrecer a los chinos esos viajes espaciales”, explica López-Urdiales.
Según un informe publicado por UBS en 2020, la industria del turismo espacial podría generar alrededor de 3.000 millones de dólares (más de 2.500 millones de euros) al año a partir de 2030. Los viajes espaciales están en pleno desarrollo y, por ende, su precio es muy elevado incluso para los millonarios que se lo plantean: oscilan entre los 20 y 80 millones por pasaje. Todo indica que bajarán de forma pronunciada, pero antes hará falta una coordinación de los sistemas en línea para reducir el coste.
Y con esos 20-80 millones ni siquiera se paga el coste de la inversión. “Ha sido muchísimo más, pero por algún sitio habrá que empezar. Cualquier cosa que valga menos de 20 millones tendrá demanda, pero hay que financiarla”, sostiene el CEO. Lo que hacen las empresas de turismo espacial es subastar los asientos para conseguir el precio más alto posible.
Esta modalidad turística no se plantea ahora un viaje a la Luna, sino viajar con globos al borde del espacio, donde ya se ve la curvatura de la Tierra y el cielo negro. También el turismo en órbita, con un salto grande en coste. Luego están las expediciones lunares, que en el plano privado ahora mismo resultan inviables, porque lo primero que hace falta es que haya sistemas lunares públicos con astronautas. “Ojalá pase, pero ahora mismo no hay ninguna garantía de que en algún momento haya turismo lunar, porque falta un desarrollo real“, suscribe López-Urdiales.
Todo llegará. También la Luna. Incluso Marte.
El turismo espacial factura cero euros en Europa, aunque avisan: “En cinco años llegaremos a 1.000 millones, si hacemos las cosas bien”, precisa José Mariano López-Urdiales, CEO y fundador de Zero 2 Infinity, una de las empresas punteras españolas en este segmento turístico. Está a la espera de recibir más inversores para expandir su negocio. CaixaBank ya tiene parte de su capital.
Fuente El Confidencial