“Sinvergüenza” y “muerte al dictador” son los cánticos que, en persa, trabajadores de las refinerías de Asaluyeh, próxima a Teherán, gritan dentro de las manifestaciones que ya casi cumplen un mes en Irán.
David A. Rosenthal
Muerte al perverso ayatolá Ali Jamenei, “líder supremo de Irán”, a quien se le conoce por su despotismo en el país persa y por ser un fehaciente enemigo de occidente, en principio de, Estados Unidos y de su vecino Israel, a los que desea su exterminio, en especial al segundo.
Tanto Raisi como Jamenei apoyan al régimen de Putin y están a favor de su participación en la guerra con Ucrania.
A pesar de la extensa autocracia que ha existido en Irán desde que los ayatolas se hicieron con el poder, luego de la expulsión y sucesivo exilio del último rey de Irán o “Sha”, Mohammad Reza Pahlavi, ahora podría haber una luz de libertad del pueblo iraní y por medio de una justa causa feminista.
Las protestas que se han desencadenado en una clase de revolución tienen como detonante dos hechos en específico, uno por el asesinato de Mahsa Amini y otro el asesinato Nika Shakarami. Estos feminicidios son absolutamente inaceptables y sus causas incomprensibles para la mentalidad occidental, aunque también para la mentalidad oriental.
El régimen del terror iraní, que, junto con Rusia, Corea del Norte, Turquía y China, conforman un nuevo “eje del mal”, posee una “policía de la moral” que se encarga de no solo reprimir sino de oprimir fuertemente a las mujeres en especial. El caso de la joven de tan solo 22 años, Mahsa Amini es escalofriante y gracias a que fue difundido por los medios, la sociedad iraní decidió salir a las calles a protestar sin importar lo que sucediera, pues ya están abrumados y cansados del terror que les impone su gobierno.
Amini fue asesinada bajo custodia policial por no llevar bien colocado el “hiyab” o velo islámico. Amini es una de las mártires de Irán, a las que ese país un día deberá rendir tributo, así como todo los que creen en la libertad y en la democracia. Amini era kurda, es decir miembro de una minoría religiosa que no es bien vista tanto en Irán como en la Turquía de Erdogan, ahora apoyándose en Putin para darle a los kurdos un destino parecido al de los ucranianos.
“Mujer, vida y libertad” es el lema que se alzó en la universidad de Teherán por parte de los manifestantes que hicieron un plantón exigiendo por justicia a un régimen que no conoce de ello.
En nuestras mujeres está la esperanza, esa es la frase que se debe escuchar a entre dientes en aquellas manifestaciones, pues en el funeral de Amini tuvo lugar un suceso inesperado para el régimen y a la vez muy valioso para los ciudadanos, pues decenas de mujeres se quitaron el velo y mostraron su cabello, lo que es considerado pena en Irán. Además, luego se viralizó a nivel mundial un acto simbólico que iniciaron las mujeres iranies, cortarse un mechón de su cabellera en alusión a Mahsa Amini, las mujeres iraníes, la vida y la libertad.
Human Rights Watch debidamente se pronunció sobre esto y bien ha dicho: “Que muera una mujer tras ser detenida por cómo iba vestida es una prueba de una depravación inaceptable”.
Asimismo, a causa de las manifestaciones que se desataron a causa de la muerte de Amini, una joven de tan solo 16 años que estaba marchando por la libertad, las mujeres y la vida fue asesinada por las fuerzas del orden. Nika Shakarami es la otra mártir que se convirtió en un rostro para los manifestantes y la causa en representación de todas las niñas, jóvenes y mujeres que han sido asesinadas a lo largo de la dictadura de los ayatolas.
Shakarami fue encontrada en una morgue con signos de tortura, al igual que Amini, aunque por supuesto el régimen lo niega y quieren hacer creer a las personas que ambas murieron casi que por causas naturales. Aunque en el caso de Shakarami, su cadáver fue “robado” y enterrado en secreto un día luego de lo que hubiera sido su cumpleaños número 17.
@rosenthaaldavid
Fuente Aurora