El empleo sigue aguantando en España mientras suenan los tambores de una recesión técnica. El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ha adelantado este jueves que, de seguir el ritmo de la primera quincena, nuestro país acabará noviembre con 80.000 afiliados más en términos desestacionalizados. Se trata de un dato inferior al del año pasado (109.000), pero que supera con creces la media histórica para noviembre, un mes en que se suelen destruir puestos de trabajo.
Si se suman los datos a los 17.000 afiliados desestacionalizados de octubre, la fotografía es de casi 100.000 nuevos trabajadores en los dos primeros meses del último trimestre. Una cifra muy positiva en un momento del año habitualmente negativo para el empleo, y que arroja dudas sobre si la economía está realmente entrando en una recesión técnica, como prevén muchos organismos. Esta debería producirse como consecuencia de un cuarto trimestre de 2022 y un primer trimestre de 2023 con caídas en el PIB.
Una posible explicación de que el empleo mantenga su vitalidad pese al parón económico es que el ajuste se esté produciendo, en este caso, por el número de horas trabajadas, como sugería la Encuesta de Población Activa (EPA) o la propia Contabilidad Nacional del tercer trimestre, ambas elaboradas por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, Escrivá ha restado validez a estas estadísticas, y ha destacado que el año acabará con un aumento de las cotizaciones sociales del 8%, frente al incremento de en torno al 4% que se prevé para las afiliaciones. El total de ingresos de las cotizaciones sociales está condicionado, precisamente, por el número de horas trabajadas.
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Pese a las incertidumbres que todavía pesan sobre los datos del mercado de trabajo, que no dejan de sorprender en positivo tras la aprobación de la reforma laboral, lo cierto es que España cerrará este año con medio millón de afiliados más. Una de las críticas que se hacen al ministerio —además de la contabilización de los fijos discontinuos— es que su desestacionalización resulta demasiado generosa en comparación con la de otros organismos. De hecho, Escrivá ha reconocido que el dato de afiliados en noviembre sin descontar los efectos del calendario se aproximará a cero.
“Será un mes básicamente plano. Es muy bueno para noviembre, que es muy bajo estacionalmente, con años de fuerte caída”, ha explicado el ministro. Desde 2008, el mercado laboral solo cerró el penúltimo mes del año con un incremento de afiliados en cuatro ocasiones, frente a 10 bajadas. La media del periodo de 2017-2019, que el Ejecutivo suele tomar como referencia para valorar los datos, fue de una caída de 38.000.
Escrivá ha argumentado que, a pesar del “entorno complejo internacional”, no existe “ninguna indicación” para pensar que el mercado de trabajo se está enfriando. “En toda la serie histórica, solo hay un año con más crecimiento [de la afiliación en términos desestacionalizados], que se da con la exuberancia de la burbuja, en 2006. La composición del empleo es totalmente distinta. En 2006, era crecimiento en la construcción, no sostenible; ahora es de máxima calidad“, ha concluido el ministro.
El empleo sigue aguantando en España mientras suenan los tambores de una recesión técnica. El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ha adelantado este jueves que, de seguir el ritmo de la primera quincena, nuestro país acabará noviembre con 80.000 afiliados más en términos desestacionalizados. Se trata de un dato inferior al del año pasado (109.000), pero que supera con creces la media histórica para noviembre, un mes en que se suelen destruir puestos de trabajo.
Fuente El Confidencial