El exministro de Economía responsabilizó a la Vicepresidente por oponerse a su programa y a una posición racional con el Fondo Monetario. También apuntó contra Máximo Kirchner y lo describió como un “chico caprichoso”.
Por primera vez desde su repentina renuncia, el exministro de Economía Martín Guzmán decidió romper el silencio, y acercó precisiones acerca de su renuncia y las discusiones internas que se vivían en aquel momento dentro de la coalición oficialista.
Guzmán responsabilizó directamente a la vicepresidente Cristina Kirchner por su renuncia. El economista explicó que su rol como líder de la coalición fue trascendental para el apoyo en la renegociación de la deuda con acreedores privados, pero a la hora de negociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) decidió boicotear su programa económico y oponerse sistemáticamente.
La negativa de la Vicepresidente a apoyar el rumbo de su propio Gobierno limó considerablemente la credibilidad de Guzmán, que ya no era capaz de garantizar la continuidad de un programa frente a tamaña inestabilidad política.
“El punto de quiebre llegó antes de cerrar con FMI. Cuatro días antes de firmar el acuerdo se cortaron todas las líneas de comunicación con la vicepresidenta. Dejaron de atenderme y no pude comunicarme ni siquiera con su entorno”, explicó.
Como explica el exministro, los sectores más allegados a La Cámpora y el núcleo de la izquierda extremista dentro del Gobierno (entre ellos Cristina y Máximo Kirchner) llegaron a pedir públicamente la renuncia de Guzmán ante el inminente acuerdo con el FMI para refinanciar la deuda externa.
El economista debió enfrentar reclamos abiertamente ridículos por parte de Máximo Kirchner y los sectores que responden a él, como una renegociación con un plazo de hasta 40 años para la deuda con el FMI, o continuar indefinidamente con el congelamiento de tarifas, medidas completamente estrafalarias e irrealizables que no resistieron el menor sustento técnico.
Apuntó contra Máximo Kirchner y lo describió como un “chico caprichoso” incapaz de entender lo irrealizable de sus reclamos, y con una tamaña irresponsabilidad a la hora de administrar el poder político que le fue otorgado.
“Máximo actuó como un chico caprichoso, que pide algo que es imposible. Pedía un acuerdo de 40 años de plazo con el FMI, que no había ninguna posibilidad de llevarlo adelante”, dijo Guzmán.
Explicó que los sucesivos “planteos” le quitaban el poder real para manejar los instrumentos de los que cualquier ministro de Economía debería disponer para la toma de decisiones, y en este esquema aseguró que su renuncia fue un acto de responsabilidad en respuesta a la inestabilidad política.
“La vicepresidenta de la Nación, que es su madre, le otorgó un poder a alguien que no está suficientemente capacitado para ejercerlo de forma responsable. Esa fue la dinámica de ese momento”, sentenció Guzmán.
La falta de instrumentos en poder del exministro generó un costo relevante en materia de confianza, un hecho que se vio reflejado en la corrida contra los títulos argentinos, el alza del Riesgo País y la corrida contra el peso en todos los mercados de divisas alternativos.
“Le dije al Presidente que sin instrumentos íbamos hacia una crisis económica y social. Él tomó las decisiones políticas. Siempre mantuve la palabra, le mandé la renuncia por Whatsapp antes de hacerla pública. No había más tiempo porque nueve días después había una licitación de deuda. Si no era ese sábado, ya no podía renunciar por bastante tiempo”, admitió el exministro.
Fuente Derecha a Diario