“Recuerdo un caso específico de Wilfrido Quintero Chona, lo retuvimos en un bar, estaba en la lista que hice con María Eugenia en El Carmen, lo encerramos y los sacamos con mentiras, le dije que íbamos a la estación de Policía de Guamalito”, confesó Gutiérrez Salazar.
“Llegamos a Guamalito volteo y le disparo, lo asesiné, los soldados disparaban hacia el monte y dijimos que había un supuesto combate; le coloqué un arma que me habían enviado los paramilitares, cuando yo le pongo el arma en las manos, veo una mano llena de callos de un campesino trabajador, no pensábamos en el daño que estábamos haciendo”, detalló.
Asimismo, el militar ha dicho: “estoy aquí para reconocer los crímenes de guerra que cometí, delitos de lesa humanidad, yo sé que ustedes no nos van a perdonar, pero espero que esto se acabe definitivamente y que el Ejército llegue a cuidar el campesino”.
Así, recalcó que quiere que sepan “sus familiares, eran campesinos y como miembro de la fuerza pública los asesiné cobardemente, les arrebaté la ilusión a sus hijos; les desgarré el corazón a las madres, por una presión, por unos resultados para tener contento a un Gobierno“.
En 2016 se firmaron los acuerdos de paz en Colombia entre la ya desaparecida guerrilla de las FARC y el gobierno por entonces presidido por Juan Manuel Santos, desde entonces ha supuesto la desmovilización de unos 13.000 combatientes, aunque unos 300 han sido asesinados por miembros de otros grupos armados, víctimas de las guerras que estos mantienen por hacerse con el control de las rutas del narcotráfico.
Fuente Ambito