El investigador español José Luis Jiménez aseguró que la causa de que una persona con coronavirus contagie a la mayoría de los contactos estrechos, llamados “supercontagios” o “supercontagiadores”, y que las infecciones en lugares cerrados son más propensas, tiene que ver con los aerosoles que se emiten al hablar. Por eso, manifestó que “en una habitación cerrada, aunque estemos lejos, uno termina inhalando el virus“.
“En una habitación cerrada, aunque estemos lejos, la concentración de aire exhalado se va acumulando y entonces uno termina inhalando el virus“, señaló el profesor de la Universidad de Colorado, Estados Unidos, en una conferencia virtual para Argentina organizada por el Instituto de Ciencias de la Computación y el Instituto de Cálculo (ambos FCEN-UBA/Conicet).
Según consignó la agencia Télam, el especialista recordó: “Sabemos que la enfermedad se puede transmitir por tocar una superficie y llevarnos la mano al ojo; sin embargo, hay acuerdo de que esto representa un porcentaje muy bajo de los contagios y que la mayoría se dan de una o dos maneras”.
Fernán Quirós alertó sobre los “supercontagiadores” ante la posibilidad de nuevas aperturas
Asimismo, comentó: “Una de esas formas es por las ‘gotas balísticas’ que se expulsan al hablar, toser o estornudar, que salen de una persona y le tienen que llegar a la otra al ojo, nariz o boca; la otra manera son los aerosoles que emitimos al hablar, que son más pequeños y por eso permanecen en el aire y que infectan al ser inspirados por inhalación, aunque también se depositan en el ojo, pero esto en menor medida”.
Según un estudio de Jiménez junto a su equipo de investigación, “sobre toda la bibliografía científica que existe, aunque la OMS indique que las gotas son las que prevalecen como causa de contagio, los aerosoles tienen más evidencia“.
En ese sentido, el experto recordó un caso de “superpropagación” o “supercontagio“. “El más famoso fue el coro de Estados Unidos, Skagit, que se reunió respetando la distancia por dos horas y media a cantar; una persona estaba infectada y de los 60 participantes se infectaron 52, incluyendo quienes estaban 13 metros por detrás de la persona infectada”, contó.
“La persona infectada no había tocado ninguna superficie, había ido al baño pero sólo fueron otras tres a ese baño; tampoco había hablado con nadie durante esas horas”, agregó.
El mundo se pregunta por qué el coronavirus no fue una tragedia en África
En esa línea, añadió: “Otra prueba fuerte es que uno se contagia más en interiores que en exteriores; si la mayoría del contagio fuera por las gotas, no importaría si estás adentro o afuera a menos que haya mucho viento”.
En ese contexto, sostuvo: “Lo que nosotros pensamos es que la distancia social efectivamente disminuye el riesgo de contagio porque la persona va a respirar menos del aire exhalado por la persona infectada; pero en una habitación cerrada, aunque estemos lejos, la concentración de aire exhalado se va acumulando y entonces uno termina inhalando el virus“.
Por último, Jiménez apuntó contra la OMS porque “al principio dijeron que el virus no se transmite por el aire“, aunque luego “ha suavizado ese mensaje diciendo que ‘tal vez’ puede transmitirse por esta vía”. Para el especialista, eso se debe al desconocimiento sobre aerosoles y a una tradición errónea de pensamiento acerca de que las enfermedades respiratorias se contagian por gota.
“En efecto se estima que por cada mil aerosoles hay una gota, que esa gota tiene una sola oportunidad de llegar al ojo, nariz o boca; sin embargo, los aerosoles salen y se quedan flotando, y las oportunidades de respirarlo son muchísimos más grandes”, concluyó.
EuDr/MC