El director ejecutivo de la Fundación Libertad y Progreso, y también profesor e investigador de ESEADE, analizó el momento actual, el golpe que genera un cada vez más apretado cepo cambiario y cuáles son las alternativas para desarmar los controles al mercado.
-El dólar informal llegó hace unos días a $195 y luego bajó de golpe, ¿considera que el Gobierno controló la situación?
-Sí se pretende mantener el rumbo actual, lamentablemente se puede conseguir calmar los mercados cambiarios muy coyunturalmente, tal como se hizo hace días con las medidas cambiarias y monetarias. Pero ellas no resuelven los problemas de fondo. Claramente, lo que hay que apuntar es a salirse del cepo y, para ello, lo ideal es encarar un programa de reformas estructurales. Mientras el Gobierno mantenga este rumbo e intente sostener el cepo, lo que va a ver es que los dólares paralelos tiendan a subir. Tiene un error de interpretación. El dólar lo maneja la Reserva Federal de Estados Unidos del lado de la oferta, y el mundo lo hace del lado de la demanda. Y en el mundo, la verdad es que nosotros compramos muchos dólares, pero no se lo piensa tanto como para determinar cuánto vale un dólar.
-¿A qué se refiere?
-Es decir, lo que está pasando es que el Banco Central, para poder financiar al Estado, emitió un montón de pesos (mucho más de lo que la gente quiere), y eso hace que el peso baje de precio. Tal como baja de precio cualquier cosa. Lo que está pasando es que el peso se está depreciando, por eso sube el dólar. Y, por otro lado, cuando esto pasa sistemáticamente, la gente deja de demandar pesos. Si se deja de demandar algo, tiene que bajar el precio. Además de que cae la demanda de pesos, el Banco Central aumenta la oferta, por eso se está destruyendo el valor del peso. Y eso lo ha reflejado un tipo de cambio paralelo, que subió muchos días atrás.
-¿Cómo impacta esta emisión monetaria en la inflación?
-Bueno, si está cayendo el poder adquisitivo del peso, como con cualquier moneda se ve primero en los mercados cambiarios libre, no en el cepo. Es que en el cepo se observa un dólar que está artificialmente fijado a un precio bajo, a costa de sacar a todo el mundo de la demanda de ese mercado. Entonces, no refleja la realidad del valor del peso, pero los tipos de cambios libres reflejan una pérdida de poder adquisitivo.
El problema es que cuando se quiera comprar bienes y servicios, dependiendo del mercado, se va a trasladar más o menos la pérdida del poder adquisitivo del peso. Entonces, al momento de vender algo, la persona que lo ofrezca dirá: “Mi bien o servicio vale lo mismo que antes. Usted me quiere dar pesos que valen menos que antes, por lo tanto necesito más pesos“. Y eso, reflejado en el tiempo, es lo que la gente conoce como inflación. No es aumento de precio, si no pérdida del poder adquisitivo, y se verá en el empobrecimiento de los argentinos. Así que la inflación va a ser más alta hacia adelante, por supuesto.
El economista Aldo Abram realiza un análisis completo del panorama económico argentino.
-En este escenario parece volátil, ¿cómo ve a la economía?
-En el corto o, como mucho, antes de principios de 2022, nuestro país va a entrar en una fuerte crisissi no se resuelven los problemas de fondo. Básicamente, al no hacer las reformas estructurales pendientes es imposible que alguien pueda venir a invertir a la Argentina. Sobre todo cuando estamos en el puesto 21, entre los primeros 190 países que más exprimen con impuestos a sus empresas. Es decir, que hay 178 países en el mundo que ofrecen a argentinos y extranjeros mejor trato impositivo que el nuestro.
Además de exprimir con impuestos como una naranja al sector privado productivo, a los gobiernos de turno no les alcanza para solventar el gasto público, con lo cual tienen que tomar deuda. Así, nos quitan crédito; llevan al país de crisis en crisis; terminan en cesación de pagos o se financian saqueando el BCRA, lo que nos lleva a una crisis cambiaria y monetaria. Nadie va a invertir en un lugar con una legislación laboral que destruye empleo productivo. Si uno mide los últimos 20 años, en cualquiera de ellos, más del 50% de los argentinos estaban o desempleados, o en la informalidad, o cobraron un seguro de desocupación disfrazado de empleo público o plan asistencial.
-¿Qué opinión tiene de las medidas cada vez más restrictivas del Gobierno?
-El “súper cepo”, lamentablemente, fue una mala noticia para los argentinos, porque desde que se inició esta gestión hay un grupo de economistas (entre los que me encuentro) que estuvimos discutiendo con el Banco Central y el Gobierno al respecto de la insostenibilidad del cepo. Avisamos que también llevaba a la pérdida de reservas porque estaban manteniendo artificialmente bajo el valor del dólar que cobran los exportadores, con respecto lo que verdaderamente el Gobierno y el Banco Central vienen depreciando al peso y sacarle poder adquisitivo. Por lo tanto, exportar se vuelve menos rentable: se exporta menos cantidad y, por otro lado, los importadores importan más. Es decir, se “producen” menos dólares y se gastan más. Eso también tiene su equivalente en el mercado financiero.
En conclusión, eso lleva a restricciones que pueden tener coyunturalmente algún impacto moderador positivo, pero en un muy corto plazo se vuelven a perder reservas. Así es un círculo vicioso cada vez con más restricciones distorsivas para la economía. Por lo visto, más allá de la renegociación de la deuda externa, y de la promesa que un acuerdo con los acreedores iba a flexibilizar el acceso a la demanda de dólares oficiales, terminamos en un “súper cepo”. En definitiva, el cepo acabó con la poca credibilidad que habíamos ganado con una reestructuración exitosa de la deuda. Es más, hoy estamos peor que antes de esa negociación. Claramente, si se mantiene el cepo y el rumbo económico, vamos a ir una crisis. No es raro que hoy el dólar valga lo que vale, porque está reflejando la realidadde un gobierno que se empeña en gastar de más y hacia delante también. O sea, a no bajar los impuestos y a financiarse con el Banco Central por no tener acceso al crédito. Ya en el pasado lo hemos visto y eso terminó en el episodio más reciente en una hiperinflación, en 1989.El cepo cambiario es puesto en la lupa por Abram, como así también su posible salida.
-¿Qué solución de corto plazo se debería tomar para salir del cepo y enderezar el rumbo del país?
-No hay forma de sostener el cepo en el tiempo, y eso indefectiblemente lleva una crisis. Y para eso lo que tenemos que ver es la historia argentina, ya que antes del cepo de Cristina Fernández de Kirchner hubo veintitrés cepos en el país, y la mayor parte del tiempo tuvimos tipos de cambio no libres, sino controlados. Justamente, los cepos se hacen para moderar la salida de capitales que se producen porque la gente no cree en el futuro del país. Entonces, compra dólares con sus ahorros, los pone en el fondo del ropero, en una caja de seguridad o los manda afuera. Lo que tiene que entender el Gobierno, en base a la experiencia del pasado, es que hay que salir cuanto antes del cepo, porque sino vamos a ir a una crisis peor de que cualquiera que hayamos vivido. Peor de que la del 2002.
-¿Y cómo podría hacerlo ahora?
-Como lo hizo Cambiemos, anunciando un plan de reformas estructurales pero además diciendo cómo lo va a hacer. Paso a paso, presentando un programa detallado que genere mucha credibilidad y confianza sobre el futuro de la Argentina, porque se estaría empezando a resolver los problemas de fondo. No solamente hacer reformas estructurales evita los enormes sacrificios que implica una crisis, sino que además tiene un premio fenomenal hacia adelante brindando que haya un proyecto y confianza de la gente.-
Fuente Iprofesional