PARÍS (AFP).- El reconocido diseñador de modaPierre Cardin murió hoy a los 98 años, por la mañana, en el hospital americano de Neuilly, al oeste de París. Fue su familia la que confirmó la noticia sobre el fallecimiento de este modisto, todo un ícono en Francia pero también en el mundo por vestir de traje negro a Los Beatles, realizar piezas memorables y dedicarse a renovar la alta costura en el período de posguerra.
“Es un día de gran tristeza para toda nuestra familia, Pierre Cardin ya no está. El gran diseñador de moda que fue atravesó el siglo, dejando a Francia y al mundo un legado artístico único en el mundo, pero no sólo”, escribieron sus seres queridos en un comunicado. “Estamos orgullosos de su tenaz ambición y de la audacia que demostró a lo largo de su vida. Hombre moderno con múltiples talentos y una energía inagotable, se involucró muy pronto en los flujos de la globalización de bienes y el comercio”, continúa el texto.
En varias oportunidades Cardin fue catalogado como un futurista. Por su moldería pero también por entender la libertad a la que aspiraba su silueta femenina. A lo largo de su carrera, Cardin colaboró con artistas como André Courrèges y Paco Rabanne. Junto a ellos trabajó para el resurgimiento de moda francesa, de acuerdo con lo publicado por el diario Le Monde.
“Siempre he tenido mi cabeza en el futuro; siempre he creado para los jóvenes”, decía cada vez que podía este hijo de inmigrantes italianos que nació en julio de 1922 en San Biagio di Callalta, Treviso, y que llegó la Academia de Bellas Artes de Francia tras escapar de Mussolini y para cumplir sus metas.
Era el menor de siete hermanos. Su carrera comenzó a los 14 años como ayudante de un sastre en Saint-Etienne antes de ingresar, en 1944, a la famosa casa Paquin, donde diseñó el vestuario y las máscaras para la película La bella y la bestia (1946), de Jean Cocteau. También aprendió junto a Elsa Schiaparelli. En 1947, se convirtió en el primer empleado de Christian Dior, que acababa de abrir su casa de moda en París.
Después fue en busca de su propia etiqueta. En 1950 fundó su casa de alta costura y luego abrió antes que muchos otros un “puesto” en un gran almacén e hizo desfilar a hombres. Otra de sus innovaciones fue su sistema de licencias a gran escala que le aseguraba una difusión en el mundo entero, estampando su nombre en productos tan variados como corbatas, cigarrillos, perfumes o agua mineral.
Siempre precursor, se dirigió a Asia donde gozaba de una gran reputación: viajó desde 1957 a Japón, entonces en plena reconstrucción, y organizó desfiles en China desde 1979.
“Italiano de nacimiento, Pierre Cardin nunca olvidó sus orígenes, al mismo tiempo que mostró un amor incondicional por Francia”, afirmó su familia. “Consagración suprema, fue el primer diseñador en entrar en la Academia de Bellas Artes, haciendo que la moda sea reconocida como un arte de pleno derecho. Prueba de esto es hoy su espada de académico que creó el mismo y en la que están grabados los símbolos de su éxito”, cierra el comunicado.