
El hogar del líder de la mayoría en el Senado y el republicano con más poder en el Congreso, Mitch McConnell, también fue vandalizada en las últimas horas, un ataque similar al que había sufrido apenas horas antes la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi.
“Dónde está mi dinero” y “Mitch mata a los pobres” fueron las dos frases escritas sobre la puerta principal y una ventana de la casa de McConnell en Louisville, en el estado de Kentucky, según publicaron los principales medios estadounidenses.
Horas antes, personas no identificadas habían colocado una cabeza de cerdo y habían rociado con sangre falsa parte de la casa familiar de Pelosi en San Francisco, en el estado de California.
También había escrito “2K” (lo que significa 2.000) y luego lo habían tachado, junto a las frases: “Cancelen los alquileres” y “Queremos todo”.
Todas las pintadas parecen hacer referencia a la infructuosa negociación en el Congreso para ampliar la ayuda directa aprobada en la última ley de rescate por la pandemia de 600 a 2.000 dólares y de incluir otros reclamos sociales, como una suspensión de los alquileres o, al menos, de los desalojos por falta de pago.
McConnell calificó las pintadas en su casa como “un berrinche radical”.
“El vandalismo y la política del miedo no tienen lugar en nuestra sociedad”, aseguró, según reprodujo el canal de noticias ABC.
A principio de esta semana, McConnell recibió muchas criticas por su decisión de rechazar una iniciativa demócrata para aprobar de manera exprés la ampliación de los cheques de ayuda directa a trabajadores y familias de 600 a 2.000 dólares.
Este incremento apoyado por los demócratas no es aceptado por el presidente saliente Donald Trump y, por eso, no había sido incluido en el segundo paquete de rescate por la pandemia que el Congreso finalmente logró aprobar en diciembre, después de meses de congelamiento de las negociaciones.
“El Senado no va a ser intimidado para sacar precipitadamente más préstamos, que irán a las manos de los amigos ricos de los demócratas que no necesitan esa ayuda”, había argumentado Mitch McConnell ante la prensa frente a las presiones públicas que recibió.
Los demócratas decidieron presionarlo públicamente con el pedido de aprobación exprés de un tema que había quedado fuera de la ley recientemente promulgada ante la evidente debilidad de Trump -los republicanos en el Senado rechazaron por primera vez uno de sus vetos en estos días- y los inminentes balotajes en el estado de Georgia para las dos bancas que definirán la mayoría del próximo Senado, que debe asumir en los próximos días.
Si los demócratas ganan las dos elecciones -lo que aún parece difícil-, el Senado quedaría empatado y el próximo vicepresidente y titular de la cámara alta, Kamala Harris, tendrá el voto definitorio.